Después de lo de echarse a cara o cruz la segunda dosis de AstraZeneca, parecía difícil batir el récord de esperpentos vacunatorios, pero en eso llegaron las autoridades sanitarias del Estado francés y pulverizaron la marca. Para que luego digan de las chapuzas y la improvisación celtibéricas, a alguien de las altas instancias médicas galas se le ocurrió que podía ser una buena idea convertirse en la gran meca de la inmunización de toda la Unión Europea. Desconozco si fue una cuestión de chauvinismo o, simplemente, el enésimo infierno alicatado hasta el techo de buenas intenciones. La cosa es que, sin encomendarse ni a Dios, ni al diablo, ni a los responsable de la salud pública de los países vecinos, en el Hexágono se puso en marcha un sistema de reservas de vacunación abierto literalmente a todo quisque. Bastaba apuntarse y presentarse con el carné de identidad en el punto más cercano, que en nuestro caso era el vacunódromo de Biarritz. Y ahí que se fueron nutridos grupos de gipuzkoanos y navarros, principalmente adolescentes y jóvenes, de procesión inmunizatoria. No es difícil imaginarse la sorpresa y el cabreo de las autoridades sanitarias locales ante el inmenso desvarío de repartir viales de suero como si fueran botellines de agua. Gracias a los medios de comunicación, que hemos dado cuenta de la noticia con gran escándalo, se ha cerrado el grifo al otro lado de la muga. Y no deja de llamar la atención que haya sido con el mayúsculo enfado de quienes sienten que se les birla un derecho inalienable porque consideran que una vacuna es un bien de consumo exactamente igual que unas zapatillas deportivas o un frasco de colonia.
La chapuza de las autoridades del otro lado de la muga es de órdago a la grande, pero el cabreo de los jóvenes listillos de éste otro lado es el de no entender nada de nada. Creo que alguna parte de los «enterados» que fueron, oyendo algunas declaraciones que hicieron, vive en un mundo paralelo.
Un bien de consumo…y gratis, encima.
Por una vez no estoy demasiado de acuerdo. Hasta donde yo sé, en algunos puntos de vacunación de Iparralde (Hendaia, Baiona) sí pedían la residencia francesa mientras que en otros como Biarritz no. No sé si legalmente eso depende del municipio o es que hacían la vista gorda. Pero la cuestión es que allí «sobran» vacunas porque hay como un 30% de gente que no quiere vacunarse, mientras que en este lado de la muga no llega al 5%. Por eso no tenían problema en vacunar a unos pocos de este lado, que tampoco serían demasiados, guipuzcoanos la mayoría. Lo que era bueno para todo el mundo a mi entender. Más vacunados aquí sin que allí les afectara en lo más mínimo. Cuando se ha desmadrado la cosa ha sido cuando cierto periódico lo ha publicado y se han empezado a montar viajes organizados. A saber las intenciones de ese periódico, pero esa es otra historia.
Si no fuera porque el tema es serio, sería para echarse a reír y no parar hasta mearse de risa. Y es que, cuando hemos visto cesar a directores de Centros Hospitalarios por vacunarse sin respetar el turno de vacunación y dimitir a cargos públicos o cuando menos criticarles duramente su vacunación, resulta que ahora se ha podido ir de potes a Francia y de paso, entre trago y trago un «pintxo» de vacuna.
No sé a quien hay que pedir responsabilidsdes por esto, pero es que no sólo es mala gestión, sino también muy mala pedagogía para la ciudadanía que no puede entender estas cosas, y que le predispone a repetir aquello que dijo Aznar: «A mi me van a decir si puedo o no puedo tomar unas copas». Y luego decimos que nosotros no somos serio, pues anda que nuestros vecinos «del otro lado de la muga», también tienen lo suyo.
Pues no entiendo ese gran bien que han hecho los medios de comunicación «para cerrar el grifo». Y cuál era el mal que se hacía a nuestros jóvenes que se vacunaban en Francia? El problema será de los franceses si el compartir vacunas les resta las suyas. No el nuestro. Para los vascos del sur lejos de ser un problema era una solución a tener que esperar el turno en nuestra CAV/Estado. No entiendo la labor «humanitaria» de los medios. En Galicia le llamarían xoder por xoder…