Creía uno que con Iván Redondo expulsado de la casa del Gran Hermano, se reduciría la producción de palabros de a duro en Moncloa/Ferraz, pero se ve que se ha quedado un retén de creativos timadores dialécticos. Su última parida se enuncia como “Nación multinivel”, que es nada entre los platos, igual que las chorradas anteriores de la “España plurinacional”, la “nación de naciones” o el “federalismo asimétrico” de Pasqual Maragall. Hay mucha manía en el PSOE de juguetear con el lenguaje para ocultar la realidad impepinable: en materia de centralismo jacobino no hay quien les gane. Se lo dirá cualquier político abertzale que haya negociado con gobiernos centrales materias de verdadera sustancia y no este o aquel caramelito precedido de una foto pisando moqueta con sonrisa de Paco Martínez Soria junto a unas vicetiples para presumir en el pueblo.
Pero, a lo que vamos: ¿qué carajo es una nación multinivel? Pues todo y nada. Lo que cada cual quiera interpretar. De alguna manera, el constructo sigue la filosofía de otras leyes. La realidad importa una higa. Puedes ser Murcia o La Rioja y si alcanzas el nivel adecuado de empoderamiento, nadie te va a convencer de que no estás a diez minutos de asaltar el G-7. El truco está en que se da por hecho que te conformarás con el café para todos que se inventó el reciente difunto Clavero Arévalo. Con las migajas que sobren, se intentará engañuflar a las comunidades que tienen auténticas razones históricas para reclamar más. De eso va este birlobirloque. Se trata de contentar las aspiraciones de Catalunya —Euskal Herria está de espectadora— con dos fruslerías que el resto no tiene. Espero que no cuele.
Yo mas que España multinivel diría….España bajonivel. Bajonivel en la judicatura, en los políticos ( con excepciones ) y en cultura democrática. Maxinivel en pillería, engaño, corrupción y ya que el Pisuerga pasa por Valladolid… pues…. en la factura de la luz .
Hay palabras, términos, conceptos, que no tienen sinónimos. Usar otras palabras que no sean las que corresponden en todo su significado a lo que se quiere decir, es malavarismo lingüístico, cuando no un fraude en toda regla.
Mira que es «facil» decir condeno, condenamos, el terrorismo de ETA, la Guerra y/ o la dictadura franquista.
Pero algunos tienen necesidad de buscar palabras y más palabras, para que parezca que lo dicen y también todo lo contrario. El caso es complacer o no molestar a la clientela.
Por todo lo anterior, comparto con Javier la condena de tanta terminología absurda para no reconocer los derechos históricos de ciertas Comunidades autonómicas, y en cambio parece ser que si y dar gustó a todas.
Señores del PSOE, que ya somos mayorcitos y no es tan fácil engañarnos y no nos tragamos esos trucos.
No inventen cosas raras, de momento cumplan el Estatuto de Autonomía, y luego ya veremos si hace falta «inventar» alguna otra cosa.
Y para el resto de Comunidades, ahí quedó para la historia la conocida Cláusula Camps, según la cual las competencias propias de la Comunidad Valenciana se podrían equiparar automáticamente con las de otros Estatutos si estos son aprobados con mayor nivel competencias que el valenciano.
Pues ya está, ahí tienen la solución el resto de Comunidades. En Euskadi nos conformamos con lo que está en nuestro Estatuto.
Los veteranos en esta convivencia con Hispanistan también nos acordamos de eslóganes de otras épocas como el de democracia orgánica, España es diferente, 25 años de paz, la ley es igual para todos, todos los españoles son iguales ante la ley y de los mucho más recientes de Madrid es libertad y el mejor de todos el de Casado y del ex ministro borrachuzo Camuñas, ése del triunfo de la ley sin libertad sobre la libertad sin ley.
España multinivel parece el anuncio de un gimnasio para fachas petados de esteroides.
¡Jesús qué pais!