Me pregunta una querida compañera si creo que lo de Evaristo cediendo el escenario del Buesa Arena a los magufos antivacunas es para tanto. Le contesto que ni para tanto ni para tan poco, e inmediatamente después le confieso que ya me rondaba en la cabeza una columna al respecto. De hecho, el día anterior había tenido bastante repercusión un tuit mío en el que decía que parece ser que también teníamos un Bosé autóctono. Nuestros viñetistas Asier y Javier lo clavaron en su dibujo en el que el líder de La Polla entonaba el “Amante bandido” del antiguo ídolo del pop hispano devenido en anunciador del apocalipsis.
Lo cierto es que, más allá de los estilos musicales diametralmente opuestos, el paralelismo es inevitable. El blandito intérprete de canciones chicle tiene en común con el agreste trovador contestatario el zumbe visionario y conspiranoico. Más allá de la tontuna del Buesa con el logo invertido de la Organización Mundial de la Salud, el de Agurain tiene una amplia bibliografia presentada denunciando el control social y delatando su ignorancia enciclopédica sobre absolutamente todo. Servidor, que de adolescente se gastó unas pesetas en sus discos y en sus conciertos, no puede ni siquiera hacerse el sorprendido. Muy pronto quedó claro que el sistema tenía un cómodo hueco para los antisistema que en lo musical se mueven en los mismos circuitos que las más alienadas de las bandas de los 40 principales. Como él mismo cantaba, “Moda punk en Galerías”. Por lo demás, lo más gracioso del episodio es que solo gracias a que el 90 por ciento de la población se ha vacunado pudo celebrarse ese concierto.
Porbtodas partes se está comprobando la interacción entre neonazis y negacionistas. Desde USA a la Europa del Este. La maldad brutal de unos y el fanatismo penoso de los ignorantes se complementan.
Pues si, otro más de los que despotrican del sistema porque son muy listos y clarividentes pero que, como comentaba ayer una neumóloga, si tienen la desgracia de ingresar con una insuficiencia respiratoria grave no preguntarán ni se harán los dignos ante el tratamiento que les ofrezca el sistema, ya sea mierda o un chip lo que les vayan a meter o alguna sustancia que les vuelva imbéciles a la larga, aunque en este sentido tienen suerte porque a mucho más imbéciles no pueden ir.
Muchos años de drogas y alcohol han determinado el estado mental de Evaristo, si Javier hace años fuimos rebeldes, ahora me pongo mascarilla hasta para entrar en la Web de Deia.
El que cae en el rollo de los anti-vacunas es igual que el que cae en una secta o al que le hacen el timo de la estampita: tienen como una especie de síndrome del que le han engañado por creerse el más listo. Por eso, son pocos los que salen de una secta, pocos los que reconocen que les han hecho el timo de la estampita y pocos, también, los antivacunas que admiten haber estado equivocados cuando las aplastantes evidencias les dicen lo tontos que son.