¡Cómo andan de revueltas las placas tectónicas al fondo a la derecha! Y lo bien que lo estamos pasando, oigan, asistiendo al intercambio de guantadas y zancadillas desde el palco y como a quien no le va nada en el envite. ¿En qué acabará la tormenta en el paraíso diestro? Se me ocurren dos opciones. O el PP suelta lastre por estribor para convertirse de una vez en un partido de derecha civilizada como hay en otros lugares del mundo… o involuciona (todavía más) para competir en extremismo con las hijuelas ultramontanas que se le han desgajado. Anotación mental: manda huevos la brasa que da con que no se le rompa España una formación a la que le salen secesiones internas como champiñones tras el aguacero. Lo malo es que a los disidentes en fuga no les pueden mandar los tanques. Les queda rezar para que a Aznar no se le crucen los cables y se vaya a liderar Vox. No caerá esa breva, pero imaginarlo resulta orgásmico.
De todos los focos del incendio en el nido de la gaviota, el que más me entretiene —diría incluso que me interesa— es el que nos toca más de cerca. Ya es mala leche que el mejor diagnóstico de la situación por la que atraviesa la sucursal local de Génova se lo tengamos que tomar prestado a un pedazo de rojo como Gramsci: hay un PP vasco viejo que no acaba de morir y un PP vasco nuevo que no acaba de nacer. Si las tensiones eran hasta ahora latentes y disimuladas, parece haber llegado el momento de escupirse las verdades a la jeta. No era ni medio normal que los actuales dirigentes, los llamados Pop, encajaran sin rechistar las collejas atizadas por los del búnker.
Me resultó muy estimulante la alusión de Arantza Quiroga a “los que vienen de Madrid con billete de vuelta”. Y más, si cabe, lo que afirmó Borja Sémper en Onda Vasca: “Acabarán diciendo que somos los que apretamos el gatillo”. Cómo nos suena lo uno y lo otro, ¿eh? Nunca es tarde para caerse del guindo. Que cunda.
El PP era un partido residual hasta el asesinato de Ordoñez. Aquello fue un revulsivo que llevó a muchos a afiliarse solo por reacción, pero ahora las aguas vuelven a su cauce y esas personas ya no encuentran su sitio. Por otra parte, algunos de ellos, miembros de familias nacionalistas y hoy dirigentes del PP, quizás tampoco son los mejores representantes de un partido tan español.
Quienes de los dirigentes del PP vasco son de «familias nacionalistas»?.Simple curiosidad.
Pues Arantza Quiroga es de familia nacionalista, y según comentaron el otro día en algún debate, parece que Borja Semper y Gomez Ugalde.
«Arantza Quiroga Cía (Irún, 1973), de padre vallisoletano y madre vasca, representa un activo joven en las filas del PP.En una entrevista a El Mundo Quiroga contó cómo fue la primera vez que acudió a un colegio electoral: “Mis padres votaban al PNV porque era algo que había que hacer para integrarse. Pero cuando yo fui y mi madre me dio la papeleta del partido, yo tenía muy claro que quería votar a Aznar, que éramos vascos y españoles”.»
A esto le llaman proceder de «familia nacionalista» vasca?.Pues vale…….
De Semper y Ugalde,ni idea….pero si lo han dicho en un debate y visto el criterio que han aplicado a las raices nacionalistas vascas de Quiroga,yo me lo creo sin pestañear……..
Hola
Con relación a la vasqueidad o no de algunos de los peperos que cobran de la Administración Vasca, voy a contaros una historia que oí la semana pasada en un bar pintoresco de Bilbao de boca de uno de los prohombres de la Villa.
No estábamos solos el prohombre y yo en la taberna, no: había dos o tres más, de su onda, de su condición, que asentían con la cabeza a cada frase del ilustre, por lo que cuando hubo concluido el relato no me quedaban dudas de que lo dicho era cierto. Y si me hubiera quedado alguna, la habría podido disipar sin más que una simple gestión, pues los datos de la historia son prolijos, y el tiempo en el que discurre es más o menos reciente.
Corto ya mismo la introducción, y me meto de lleno con el curioso tema, advirtiendo a los lectores que lo concluiré con una especie de acertijo.
Hace cerca de cien años, vivía en Gordejuela (Gordexola) la plana mayor de la familia Aretxabala, financieros que habían hecho fortuna en Cuba, básicamente con la melaza y el ron (Ron Arechavala, Habana Club… Para más datos, picotear en las páginas http://www.delafe.com/cardenas/arechabs.htm http://casonasdeindianos2.blogspot.com.es/2010/10/7-villa-carmen-gordexola.html)
Uno de los retoños del industrial respondía al nombre de “Cocó”, Cocó Aretxabala, el rey de mambo, y el emperador del dormitorio ajeno.
Forrado de pasta, joven y crapuloso, el Cocó de marras se distinguía por sus juergas y cuchufletas veraniegas a las que solía invitar a varios de sus amigotes, parecidos a él en atuendo (chaqueta de marinero, pantalones blancos, bigote de mariscal, sombrero de jipijapa, pajarita) pero distintos en lo crematístico, porque, perdón por repetir, el pollo nadaba en dinero.
La familia tenía contratada a una institutriz vascofrancesa para que diera clases de francés a los retoños del clan, pero Cocó, talludito ya, y torpe para los idiomas, tenía previsto otro tipo de ocupación para la señorita, una señorita que, a tenor de las crónicas de época, era de belleza excepcional. Y no pasó mucho tiempo para que a consecuencia de este otro tipo de ocupación, la vascofrancesa quedase preñada.
Al enterarse del asunto el patriarca montó en cólera. Y descartado por completo que el libertino y la vascofrancesa contrajeran matrimonio, se lanzó a buscar una alternativa que solucionase la papeleta.
Pronto la encontró.
La finca de los Aretxabala era cuidada por una especie de mayoral gallego, al que “invitaron” a casarse con la moza, llevársela a Galicia hasta que hubiera parido, y regresar luego a Gordejuela, con el nene y un puesto laboral de por vida para ambos.
El gallego y la vascofrancesa aceptaron la componenda, y al cabo de unos meses nació en una aldea de Galicia el hijo bastardo de Cocó, que con el tiempo llegaría a ser una figura excesiva de esa birria en descomposición llamada coloquialmente Hispanistán.
Y hasta aquí la historia que oí el otro día en el bar de labios de uno de los ilustres de la Villa de Bilbao. Y ahora la pregunta: ¿Quién era el hijo del crapuloso Cocó?
(Pistas para la respuesta: la vascofrancesa se apellidaba Iribarne, y al enano le pusieron de nombre Manuel)
Te felicito J.Palmer, que bien contado chico, estupendo!.
Los del PP son nacionalistas españoles, creo que socio economicamente hablando muchos de ellos no se diferenciarían mucho de gentes del PNV, pero chico les tira la roja y gualda, el salto del Tajo, y el brazo incorrupto.