Como ocurre tras cada cita con las urnas, no hay piedra real o metafórica bajo la que no aparezcan racimos de artículos de opinión con el originalísimo titulo “Por qué han fallado las encuestas”. Los hay, no lo negaré, que resultan de notable interés o, como poco, lo suficientemente amenos como para invertir en ellos unos minutos de vellón. Echen un ojo, por ejemplo, a los que firma Jon Urresti, y verán cómo asienten cuatro o cinco veces antes del punto final. Sin embargo, la mayoría tienden a derrotar por el carril del topicazo y se basan en el ventajismo de quien, una vez vistos los pelendengues de la res, dictamina que es toro.
En mi condición de escéptico tirando a agnóstico de la demoscopia, comienzo negando la mayor. O por lo menos, dudando. Tengo para mi —cómo mola emplear expresiones de columnero pata negra— que una buena parte de los sondeos aparentemente más disparatados no solo no han fallado sino que han acertado de pleno. No hablo del pronóstico de los datos sino de la finalidad con la que se divulgaron. Aquellos que pretendían infundir el miedo a Podemos para provocar el voto al PP han hecho bingo. Ídem de lienzo los que engordaban a los morados con el propósito de evitar el traído y llevado sorpaso al PSOE.
Por la misma lógica pero a la inversa, se han estrellado las encuestas que llevaban a la estratosfera a las huestes de Iglesias con el objetivo de que la profecía se cumpliera a sí misma. Y luego había otras que presentaban unas siglas (¡o unas frutas!) seguidas de unas cifras al buen, mal o regular tuntún. Estas ni han fallado ni han acertado. Simplemente no eran encuestas.
Pues de nuevo de acuerdo.
Porque una encuesta que apuntara a un gran resultado de Podemos con incluso la opción de sobrepasar al PP o de quedarse muy cerquita podía efectivamente activar el voto del miedo…pero…también podía animar a votantes perezosos de izquierda, envalentonarlos ante la posibilidad real de victoria.
De hecho…el discurso de Podemos en campaña iba por ahí, no? Un discurso que trataba de transmitir que sí se podía, que estaban lanzados, que era posible la victoria. Pues digo yo que les encuestas que les auguraban un buen resultado..reforzaban ese discurso y ánimo. A la gente le gusta apostar a caballo ganador.
Una vez visto el resultado…pues, claro, el análisis…cambia.
Quizás el tema del Brexit dos días antes….
Y, luego, que en un país tan sectario…el personal miente u oculta su voto. Y así…si la encuesta acierta…pues es que a lo mejor está mal hecha y no ha reflejado lo que le han dicho.
Viendo las redes sociales estos días es normal que la gente mienta. Sólo los más «echaus palante» e incluso provocadores admiten a pecho descubierto haber votado al PP.
Hola
Al director, afin al PSOE de una empresa de demoscopia que aquí se le da mucha importancia, Euskadi se le quedo pequeño. Se fue a EEUU y duro pocos meses. Por allí deben emplear otros métodos. ¡ah y el director! por aquí sigue como si tal.