Enorme contrariedad, resulta que el Cupo vasco no es constitucional. Lo dice nada menos que en el periódico global en español, me cachis en la mar, una eminencia del Derecho, a ver quién es el cuñao que le replica a su ilustrísima. Qué más querían, ¿verdad?, tiñosillos, bronquistas y, en general, pescadores de río territorial revuelto, que desde la mismísima privilegiada e insolidaria Vasconia apareciera un cátedro con quinquenios a darles la razón en sus ataques furibundos a la peculiaridad fiscal. Hasta a algunos de los partidarios les he visto hiperventilando ante el mensaje del erudito. Fuera de concurso, los entreverados que, haciéndose los perspicaces, señalan: “Ojo, que no dice Concierto, sino Cupo”.
La cosa es que puede decir misa. Conocemos lo suficiente el paño como para no morder semejante anzuelo. Para empezar, ustedes y yo sabemos que hay, como poco, seis docenas de juristas tan expertos o más que el que nos ocupa, que les dirían justo lo contrario y se lo argumentarían con idéntica contundencia. Nada es constitucional o inconstitucional, todo es según el color del cristal de la lupa ideológica con que se escudriña lo que sea. Hasta en el Tribunal encargado específicamente de la cosa encontrarán magistrados que emiten conclusiones como la noche y el día respecto al mismo hecho.
Así que menos hacer como que nos caemos del guindo. ¿Que la negociación del Cupo es pelín abstrusa? Nadie lo niega. ¿Que lo político se impone a lo técnico? ¡Toma, claro! Exactamente igual que ocurre con la exposición de la luminaria en cuestión, que es puramente política aunque se embadurne de barniz jurídico.
El cátedro en cuestión tiene de luminaria lo que servidor de miembro del Sacro Colegio Cardenalicio. O sea, entre cero y nada. Otra cosa es que el susodicho se encuentre (a) encantado de haberse conocido, y (b) enrolado en una muy determinada trinchera. Cuando escribe, no sé si a tanto el kilo, la cantidad de argumentos jurídicos sobre los que edifica sus quejumbras jeremíadas tiende a cero. O a menos aún.
El rigor doctrinal y académico que alumbra al docto cátedro queda reflejado en las siguientes argumentaciones entre otras:
«las Leyes Quinquenales de Metodología para la determinación del cupo contienen, en forma de anexo, una grosera cifra global del importe de las competencias asumidas por el País Vasco y de las compensaciones a aplicar por otros conceptos, de las cuales resulta el cupo líquido a abonar. Pues bien, nadie ha sido nunca capaz de explicar de dónde salen esas cifras, es decir, cómo y por qué se han valorado así las competencias (no se dice ni cuáles son) y no en otra cifra diversa… que sólo los Gobiernos de Vitoria y Madrid saben de dónde han salido». Pues pregúnteseles. El problema es la valoración de las competencias asumidas, que, parece, no ha podido hacerlo «nadie». Pues aclararlo, e incluso corregirlo, no creo que sea difícil. Lo de la opacidad, por tanto opinable, y a modo de tinta del calamar para condicionar así todo lo que sigue. Así claro, para ver si resulta correcto el cupo se debe ir a los resultados (?), asumiendo que, como la financiación por persona es un éxito para Euskadi, es injusto. Opinable nuevamente, tirando a sofisma.
…»las instituciones vascas disfrutan hoy de más del doble de financiación pública por habitante que la media de las comunidades de régimen común. Y que además el importe de esa sobrefinanciación no cesa de crecer: 165% (2002), 177% (2007), 235% (2009). Y crecerá más con el nuevo minicupo (sic)».
Eso es una trilería con los datos. Que la financiación pública por persona sea un 65 %, un 77% u 135% superiores a la media de las demás comunidades no dice nada más que el estado dedica menos financiación pública a las necesidades de esas comunidades de las que tendría que destinar. Entre otras cosas por la aplastante deuda que mantiene, y la desastrosa gestión de los asuntos sociales.
..»Carece igualmente de cualquier fundamento empírico contrastado, igual que de cualquier cálculo ajustado, el argumento de que la ventaja vasca se debe en realidad a una mayor eficacia de su gestión de los tributos, a una Hacienda foral de rigor superior a la española que sacaría dinero donde otros no lo encuentran. Un argumento de corte supremacista» Valoración subjetiva, y errónea. No es supremacista porque no se arguye que los vascos seamos mejores, sino que lo hacemos mejor, y no por ser vascos (que es lo que sería el supremacismo), sino que el sistema es mejor, menos abusivo dentro del estado centralizado, y permite dedicar más recursos a lo necesario.
…»no es cierto que los vascos paguen más impuestos y por eso tengan más recursos (Montoro dixit). Lo cierto es que todos los impuestos concertados son más bajos en el País Vasco que en el territorio común, lo que sucede es que debido a su mayor riqueza y a la progresividad del sistema tributario la presión fiscal media es un 3% superior». Pues eso. Lo que importa no es la tasa del impuesto, que puede ser inferior, superior o mediopensionista, sino la presión fiscal efectiva: Efectivamente, los vascos pagan más impuestos. ¿O pagan menos? No.
…»la ventaja vasca en financiación se prueba también en el hecho de que esta comunidad no contribuye al esfuerzo de igualación entre comunidades mediante la redistribución a través de los fondos de suficiencia» Yo hasta ahora pensaba que sí. O mucho nos mienten, o alguien se equivoca ¿ No esta incluido en el cupo la contribución al fondo de Compensación Interterritorial, y también a los intereses y atención a la deuda generada -no por Euskadi-? El cupo se calcula con el presupuesto total de gastos del Estado, restadas las competencias transferidas. Luego, a no ser que se haya transferido dicho fondo, se está pagando dentro del cupo nuestra solidaridad, exactamente en lo que debemos aportar. En cualquier caso está en manos del Gobierno y Congreso Español aplicar un fondo de solidaridad mayor, o nuevo.. Eso no es culpa del sistema.
También se carga el argumento del riesgo y responsabilidad fiscal, (..»El argumento no se tiene de pie, puesto que se trataría de un riesgo inexistente: Euskadi siempre ha sido más rica que la media, y precisamente su ventaja vía Cupo hace que se vuelva más y más rica comparativamente con las demás regiones»…), asumiendo el auto proclamado papel de oráculo y dando por supuesto el regalo de los dioses al que hemos tenido acceso: Euskadi siempre será más rica que las demás autonomías. ¿Quien es el supremacista?¿O estará dando por supuesto que en las demás autonomías van a seguir fumándose los fondos para formación de los parados, la construcción de aulas de cultura vacías, aeropuertos sin aviones, escuelas sin calefacción, visitas del Papa enriquecedoras para el «espíritu», facturas engordadas para financiar sedes con «B», gastarse millones de euros en alimentación de Centros de Detención de Extranjeros también vacíos, etc.. y que por tanto deben ser las comunidades más ricas por su industria o por su sistema más eficiente de recaudación el que sufrague todo esto, y en qué volumen,? porque la voracidad del monstruo es infinita. ¿Es que nadie va a tomar ejemplo de nada?
Acaba con el articulo 138 de la Constitución española, que efectivamente dice «2. Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales.»
Lo de privilegio hay que demostrarlo, y si fuera sí, iguálese hacia arriba, no hacia abajo: Los demás estatutos deben tener un modelo de financiación que iguale al vasco. Porque la igualdad la podemos reclamar también en Euskadi para tener autopistas gratis, el Ave a su hora, igual tasa de policía por habitante, o que las demás Autonomías tengan el mismo nivel de deuda Pública que tiene Euskadi: el 15 % de su PIB.
En resumen, el artículo es una ensalada de opiniones muy legitimas, pero poco doctrinales y sí muy políticas, ámbito del cual abomina por cierto (..» la penosa fraseología huera de precisión de los políticos de turno..»).
Javier, perdona la largura de mi escrito, pero me ha indignado de tal manera el artículo por la pretenciosidad doctrinal inexistente, que le he dedicado un tiempo a replicarlo. Me parece muy peligroso lo que viene, y no desde el plano nacionalista, sino desde el democrático, que también reside en la gestión adecuada de los fondos públicos.
Y en cuanto al solicitado recalculo del Cupo que el citado figuron y otras tantas personalidades del ambito politico (y a quienes, sin menoscabo personal alguno, se podria calificar de muy cercanos a la indigencia inteelctual), tan solo responderles que a ver para cuando preparan el mismo ruido sobre la «infrafinanciacion» que sufren sus respectivas regiones por corruptelas, sobrecostes, desvios de fondos, ERES ficticios, peonadas, aeropuertos fantasmas, circuitos de formula 1 de interes general, sobrecillos varios y, finalmente, lo de la financiacion B de los partidos.