Puesto que me lo dijo el sabio Jesús González Mateos, director de Aquí Europa, yo no tengo ninguna duda de que el acuerdo para la recuperación alcanzado en la interminable cumbre de Bruselas es una gran noticia. Lo aplaudo, por tanto, aunque a renglón seguido no puedo evitar que me entre la risa tonta al ver otras ruidosas celebraciones. Sin ir más lejos, la del presidente del gobierno español y, con doble subrayado, la de su segundo de a bordo en el ejecutivo bicolor, el doctor Iglesias Turrión. Por más aleluyas que lacen, ambos, y especialmente el residente en Galapagar, deben saber que lo firmado implica que muchas de sus pomposas promesas quedan en papel mojado.
La primera, la tantísimas veces anunciada derogación de la Reforma laboral de Rajoy. Como se les ocurra tocarle un pelo a la norma que sigue rigiendo las cosas del currele, los supertacañones europeos —ahora llamados frugales— accionarán el freno de emergencia, y campana y se acabó la pasta fresca. Cabe aquí un guiño doble con codazo a la formación política de este terruño que hace unas semanas compró la torre Eiffel, digo la fumigación de la malhadada ley, a cambio de ya no me acuerdo qué prórroga del estado de alarma.
Lo siguiente será que los presupuestos no contendrán ni media alegría demagógica. Va a estar entretenido el asunto.
Pues me parece la mar de lógico que nos pongan condiciones y deberes. Y nos viene de perlas, además.
Estamos pidiendo un pastón. Pidiendo. Y encima nos ponemos flamencos con los que nos lo van a dar porque nos dicen «a ver en qué te lo gastas».
Es una gran oportunidad si no va a expos, a campos de fútbol o de golf, a subvenciones y chiringuitos varios, a miles de «asesores» nombrados a dedos y afines a los partidos…
Y hemos demostrado durante décadas que NO somos fiables. O tenemos encima a los «tacañones» o esto volverá a ser una verbena.
Lo dice el refran: «no es lo mismo predicar que dar trigo». Y quienes confunden lo uno con lo otro, lo que hacen, con mejor o peor intención, es engañar a la ciudadanía. Pero parece que no consiguen sus objetivos, si tenemos en cuenta, en el caso de PODEMOS, los redultados de las pasadas elecciones en Galicia y en Euskadi.
Vendieron la piel del oso antes de matarlo sin existir siquiera el plantígrado.
Muy propio de Iglesias arreglar asuntos con puño en alto bien apretado pero vacío.
En Europa ya nos conocen y por mucho que algún contertulio de tú programa matinal acuse a Holanda de paraíso fiscal e insolidaria, cabría preguntar si él de su bolsillo ayudase a quien lo malgasta donde no debe, como llevamos haciendo desde nuestra triunfal entrada en U.E.
Las «palmas» en la política es la argucia que se emplea cuando algo no va bien, aplauden hasta a los ladrones, que sigan aplaudiendo, pero 174 mil millones no van a dar mucho de sí y menos a quienes los van a «gestionar»
¡Ojala me equivoque!
Pues sí; la típica postura del hidalgo pobretón español, que parece que regala cuando pide. Y encima mira por encima del hombro al que le mantiene. En cuanto al paraíso fiscal holandés, nadie le impide a España, o a Euskadi, imitarlo. Ah! Que ellos son “frugales” y no despilfarran el dinero de los contribuyentes? Pues podríamos imitarlos. Por cierto, en el “paraíso fiscal “ holandés, se recauda el equivalente a más del 43% del PIB, en España no llega al 40%. El gasto público en Holanda supone el 41,9% del PIB, lo mismo que en España. Ahí está la diferencia.
Me gustaría escuchar la opinión de Izakun Bilbao sobre esta historia y en qué va a afectar a la CAV.
Más que nada porque Bilbao tiene una enorme experiencia en las cosas de la UE, es de aquí y verá la cosa con otra perspectiva diferente a la española. O no.
Ya lo comentaba en otro blog de Deia. Ya sé que hay que engrasar la economía con pasta , mucha pasta , pero como decía no se quién » una cosa alimentarnos para crecer y otra muy distinta para engordar «.
Y me da que aquí algunos ya están pensando en gastárselo en montar empresas para montar tablaos , otra para desmontar los mismos tablaos , otras para iluminar los tablaos , etc ,etc . Eso sí el tablao será para educarnos en ecología , en igualdad , etc.
Y es que esto ya estaba recogido en la lege zaharra que dice que » hay que ahorrar en cerillas para poder gastar en …. «
La verdad, en lugar de estupideces sobre si regular o no el mercado de trabajo (es como la austeridad, una idea zombie que sigue moviéndose a pesar de que los economistas la mataron hace rato), lo que necesitamos es evitar que ese dinero fluya hacia el ladrillo y el turismo. Ninguna de esas dos cosas es una condena que viene de fuera, sino una elección propia. Que no digo yo que no tengan que existir, sino que tienen que atenerse a lo que realmente son, actividades básicamente estériles cuyo verdadero margen de beneficios está en el 5%, en un buen año, convertidos en pelotazos a fuerza de inversión pública y endeudamiento del currito medio.