Hasta hace nada, cuando hablábamos sobre algo relacionado con el comisario Villarejo, a los medios de comunicación no nos quedaba más remedio que ilustrar la pieza con las sobadas imágenes en que el príncipe de las tinieblas sépticas aparecía cubriéndose la jeta con una carpeta. En lo sucesivo no vamos a tener ese problema. Todo apunta a que dispondremos de toneladas de material gráfico del individuo que después de tres años años y pico de trullo sin que la Audiencia Nacional haya encontrado por dónde hincarle el diente, ha decidido que si tiene que morir lo hará matando.
Impagables, ese chándal medio de Torrente medio de Chávez, la mascarilla con la rojigualda, la gorra de carlista de opereta y, cómo no, el parche en el ojo izquierdo que lució a la salida de Estremera. Por no hablar de la corbata morada del día siguiente, cuando empezó a largar por esa bocaza en sede judicial. Todo a juego con su verborrea mafiosa, deslizando la putada (literal) que es su libertad para unas decenas de personas. Y como guinda insuperable, su gran frase: “Las cloacas no generan mierda; la limpian”. Solo un tipo absolutamente miserable y amoral puede soltar algo así. Pero no pierdan de vista a los gobernantes de distinto signo y poderosos empresarios, financieros o directores de medios que han contratado sus servicios.
Entre otros contratistas del Señor de la Mierda se habló del marido de Ana Rosa Quintana, la periodista favorita de Aznar y viceversa.
Da la casualidad, aunque el tipo quedó libre de polvo y paja por la peculiar justicia española, que el matrimonio cedía para sus vacaciones su casoplon de Sotogrande al tal Villarejo porque compartían intereses.
Las cloacas del estado tienen su propia prensa.
Y su propio sistema judicialorque a pesar de tener montón de causas pendientes, le han soltado. Según dicen porque ningún togado había pedido prisión preventiva por ellas.
Ya, ya. Pura MarcaEspaña.
Espionaje y contraespionaje; es lo que hay y, obviamente, a estas tareas no se suelen dedicar espíritus elevados y entes de luz. Es más, a veces existen idealistas que entran en estas lides con sentimientos nobles y “la vida” y “la realidad” les lleva a ensuciarse hasta el alma. En cuanto a nosotros, que no tenemos que preocuparnos por limpiar, o emponzoñar, los pozos sépticos de este perro mundo, pues eso, nos podemos permitir el lujo de exhibir nuestra “superioridad moral”, llevándonos los dedos a la nariz con un gesto de repulsión al destaparse algunas de estas alcantarillas. El caso de Maurice Audin, torturado y asesinado en 1957 por paracaidistas franceses en Argel, por el que el presidente de la republica francesa Emmanuel Macron ha pedido perdón recientemente es ilustrativo; hace muchos años que se conocía la verdad, a mí me impactó, no tanto por el hecho en sí, obviamente deleznable, como por la personalidad de sus protagonistas. Me alegro que a lo largo de mi vida no haya tenido que “limpiar” determinadas cloacas.
Al ex-comisario Villarejo, se le puede decir todo lo que apunta Javier… y mucho más. De eso ya no hay duda. Y además sin tener que decir eso de «presunto».
Pero sin olvidar de que Villarejo ha sido un instrumento, un medio para hacer todo lo que se le imputa, al servicio y por encargo, bien pagado, de «otros».
Por eso es bueno que suelte todo lo que sabe de esos «otros», y sepamos quienes utilizaron las «cloacas» de Villarejo, para echar sus ropias miradas, tal y como apunta el propio ex-comisario.
Quiénes son algunos de esos «otros» lo sabemos, pero seguro que también nos podemos llevar alguna sorpresa.