Las inútiles comisiones de investigación

Las comisiones de investigación del Senado de Estados Unidos tienen un pase. No sé realmente si sirven para desentrañar los marrones que las ocupan, pero quedan de lo más resultonas en el cine y la televisión. Con las del Parlamento vasco, me temo, malamente se podría apañar un sketch de Vaya Semanita y dudo que los espectadores le encontraran la gracia. Eso sin contar con las dificultades que tendrían los guionistas para conseguir a base de ficción algo que superase la esperpéntica realidad que las caracteriza. Son, con todo el respeto a quienes las integran y hasta se toman en serio su trabajo en ellas, pura parodia. Esperar que arrojen luz sobre los asuntos que las hacen nacer es de un optimismo digno de mejor causa. Si para algo sirven es para enmarañar más las madejas y, especialmente, para verter ponzoña a discreción sobre las siglas políticas de enfrente.

En la que está ahora en marcha le ha tocado al PNV, pero en otra el ventilador puede apuntar hacia cualquier lado. Todos los actores de la cosa partidista lo saben de sobra y, sin embargo, se arriesgan a la lotería siniestra. ¿Por qué? Seguro que hay algún motivo, pero confieso que se me escapa. Supongo que los partidos se hacen sus cálculos y con espíritu ludópata confían en que la suerte les ponga en la esquina de dar y no en la de recibir. Y si se cae en el lado incómodo, siempre están las cortinas de humo, el “y tú más” o las mil artimañas que dominan los que saben manejarse en el barro político.

Secretos a voces

Hace unos días Aralar quiso romper esta inercia comúnmente aceptada y decidió abandonar la comisión del Caso Miñano. Argumentaba su representante en ella, Mikel Basabe, que no tenía ningún sentido que sus actuaciones fuesen secretísimas y que al día siguiente estuvieran con todo lujo de detalles en los periódicos. En determinados periódicos, le faltó añadir para ser más certero en la crítica. Milagro o similar, el golpe encima de la mesa ha provocado una reflexión de todo el arco parlamentario, que ahora parece haber caído en la cuenta de lo obvio: si las filtraciones son inevitables, lo mejor es que la labor de las comisiones sea pública de saque. En las próximas habrá luz y taquígrafos desde el principio.

Esa es la noticia buena, que por lo menos ha sido asunto de debate y se ha percibido un cierto espíritu de contrición. La mala es que seguirá habiendo comisiones de investigación integradas por quienes, por muy buena voluntad que le pongan, no tienen la capacitación para hacer un trabajo que no es el suyo.

López y la comunicación

La llantina oficial en Nueva Lakua y territorios asimilados defiende que el PNV practica una oposición de fauces atornilladas a la pantorrilla. No se dirá, imagino, por la benevolencia de dominico beatífico que gastó el viernes Andoni Ortuzar para contestar al fantasioso discurso autoglorificador que se largó su Excelencia López en la conmemoración de su Segundo Año Triunfal… para el que aún quedan unos meses, por cierto. El inventario de ensoñaciones que espolvoreó el de Coscojales (“Hemos demostrado que gestionamos mejor con menos” y demasías similares) daba pie para una réplica demoledora e inmisericorde. Sin embargo, el jelzale, que tal vez no se ha desprendido totalmente del espíritu navideño, se conformó con recordar al inquilino de Ajuria Enea que su gobierno necesita “un arreón que no va a conseguir con una foto”, pues lo único que tiene es “un pacto y una política de comunicación”.

Lo primero, lo de la Santa Alianza con la cofradía de la gaviota, salta a la vista y este país lo padece cada minuto de cada hora de cada día. Lo segundo va más allá del precio de amigo por parte de Ortuzar. Reconocer que los jinetes del cambio tienen una política de comunicación es como observar un cierto aire entre el autor de estas líneas y George Clooney. Las carencias de este ejecutivo dan para un volumen más grueso que la guía telefónica de Tokyo, pero ninguna de ellas es tan flagrante como la nulidad comunicativa acreditada desde el mismo día de la toma de posesión.

Los forofos no ayudan

No será por falta de asesores, me dirán ustedes, que están al cabo de la calle de la inédita cantidad de aprendices de brujo, palmeros, consejeros aúlicos y lectores de la buena ventura con cargo al presupuesto público de que se ha hecho rodear López. Pues miren, sí, en buena parte es justamente por eso. Una claque de forofos -no pocos de ellos, lamealfombras del gobierno anterior realquilados a cambio de un bonobús o un bonoego- es la peor ayuda cuando se necesita transmitir un mensaje a una sociedad como la vasca, que hace tiempo rebasó la mayoría de edad. Sin autocrítica, sin Pepitos Grillo que lo bajen de la nube, un gobernante pensará siempre que lo está haciendo de cine. Y así le va a ir.

Tal vez a alguien le de una apoplejía por lo que voy a escribir, pero sostengo que si atendemos a su composición, este gobierno no es ninguna panda de ineptos. Celáa, Zabaleta, Aguirre… tienen cualificación de sobra para desempeñar su tarea. Lo que les hace parecer malos es la comunicación. Junto a otras cosas, claro.

Anatomía de una gran pifia

La antología de la humillación política tiene desde anteayer un hito -iba a escribir “mojón”, pero la polisemia de tal palabra me frena- difícilmente superable. Relatarían los cronistas deportivos que ni los más viejos del lugar recordaban que un partido de la oposición se permitiera la demasía de hacerle los deberes al Gobierno, dejárselos sobre la mesa y apartarse con gesto torero para que los flashes -”lo importante es la foto”, ya saben- inmortalicen al alumno tardo recogiendo el “cum laude” de mérito ajeno.

Nos dirá el PNV, y le creeremos, que su abnegado empecinamiento negociador a beneficio de terceros prueba que en su escala de valores está primero el interés general y luego los votos. Pero como la miel y las hojuelas a veces son compatibles, no hay que ser Maquiavelo para comprender que además de los 472 millones de euros rascados junto a una transferencia que es prácticamente un incunable legislativo, en la misma jugada ha conseguido hacer que su adversario quede como Cagancho en Almagro. Mérito de los jeltzales, no vamos a decir que no, pero como casi todo gol en propia puerta, producto de una gloriosa cantada de la defensa lopecista.

La moviola

Como la actualidad va a trompicones y la algarabía informativa hace que nos perdamos detalles decisivos, es necesario rebobinar y congelar la imagen, como en la entrañable moviola de Ortiz de Mendívil. El momento crucial, los polvos que trajeron estos barros, la visa para un desastre adquirida por el actual inquilino de Ajuria Enea, se produjo hace aproximadamente un mes. Ante el anuncio de la negociación presupuestaria y el aviso de que los cromos en almoneda eran las dichosas políticas activas, el PSE optó por el pretendido ataque de cuernos. Al quite, la prensa cizañera se comportó como hacen los amigos que convierten en innecesarios a los enemigos: venga y dale con la monserga de la ofensa de Ferraz/Moncloa a su sucursal vasca, raca que raca con la inminente ruptura del gobierno que había devuelto la alegría de vivir a este pedazo de Vardulia.

Cualquier asesor de imagen que hubiera leído las andanzas de Pío Cabanillas, aquel de “no sé quiénes, pero hemos ganado”, habría recomendado ponerse a la cabeza de la manifestación. Si, además, conociera las obras de la moralista Isabel Pantoja, habría aconsejado, de propina, “sacad dientes, que les jode”. Después de eso, cuando el pescado estaba bajo el brazo de Urkullu y Erkoreka, el lehendakari sale con el sello y dice que lo acordado lleva su visto bueno. ¿A que no cuela?