El mejor tuit de Rufián

Cuando Gabriel Rufián tuiteó esto: “El que crea que le humillan por no tener un Ministerio que vaya a la cárcel y se lo diga a Carme Forcadell. Si ella estando donde está y enfrentándose a los que se enfrenta apuesta por la palabra y la política, la pregunta es por qué otros no. No aceptamos ni media lección”, no tiraba de ironía ni de sarcasmo, y mejoró. Su exigencia para que Sánchez e Iglesias apuesten por el diálogo y la política es la de todos. Y también tiene razón en que quien no es capaz de entenderse con quien debe hacerlo por un bien común no puede dar lecciones a nadie. A algunos les sobra chulería y les falta humildad.

Sí, desmoviliza

Llevo días apuntándolo: Sánchez e Iglesias están montando todo este lío para disputarse a un puñado de votantes que se considerarán los de la verdadera izquierda. Juan Soto Ivars lo escribe en Twitter mejor que yo: “La guerra de Sánchez e Iglesias es suicida por este motivo: es un espectáculo sólo apto para fanáticos de cada partido, que son los que les aplauden. Al resto, a quienes votamos porque algo hay que votar, nos lanza el mensaje de que no lo hagamos. Si, total, luego malogran todo”. A ese voto duro de izquierdas hay que sumar el de derechas: Casado recuperará a costa de Abascal y Rivera. No hay más cera.

La oligarquía, tú

En general, la segunda repetición electoral consecutiva solo viene bien a PSOE y PP. Pero cuidado, que Vox puede perder votos (alguno recuperarán los de Casado) pero ganar relevancia. Un partido que se desinfla por los pinchazos de sus propias contradicciones, como buena agrupación populista: Iván Espinosa de los Monteros tuiteando que está enfrente de las oligarquías es un chiste en sí mismo. Él, que lo tiene todo en la expresión “rancio abolengo”, el del casoplón sin licencias ni pago a proveedores que después de una sentencia desfavorable clama contra todo y todos, dice que la oligarquía somos los demás.

Sus socios no están mejor

En el gobierno de Madrid tiene un buen lío entre los partidos que lo sostienen. Lío que, además, han trasladado a Twitter. Lucía Méndez, de El Mundo, comentaba la imposibilidad de que Ciudadanos quiera estar en gobierno y oposición al mismo tiempo: el vicepresidente, Ignacio Aguado, apoyará una comisión de investigación a la presidenta, Isabel Díaz Ayuso. Como respuesta, Miguel Ángel Rodríguez (rescatado por la Comunidad como asesor, según Antonio Maestre) denunciaba que la Asamblea de Madrid diera un contrato de más de 100.000 € al padre de Aguado, “por la cara”. ¡Pues tiene buena pinta el tema!

Megamachismo

Este fin de semana hemos disfrutado de la primera jornada de la Liga Iberdrola, y hemos podido comprobar que cada vez es más fácil acceder a crónicas y resúmenes. Avanzamos. Pero no todos los pasos son firmes: los clubes necesitan dinero para profesionalizar a las jugadoras, los staffs y hasta los equipamientos, pero no todas las fuentes de financiación suman. Lo que ha hecho el Manchester City no tiene nombre, poniendo a sus jugadoras a anunciar detergente para la ropa. Que sí, que lo importante es atraer a las marcas y su inversión publicitaria, pero algunos micromachismos son tan evidentes que dejan de ser “micro”.

Se es o no se es

Miren, esto no va de tener o no tener razón. Esto va de que se tomen en serio a un pueblo quien no le deja votar y quien le lleva a votar… Para nada. Lo del viernes pasado tenía poco de declaración de independencia y mucho de intentar quedar bien: el fin de semana la CUP reconoce que lo mejor es ir a elecciones y ayer PeCat y ERC anuncian que lo harán con total seguridad. Mientras tanto, la bandera española ondea en el Palau de la Generalitat… ¿Y Puigdemont, en Bruselas?

La independencia no es una foto

Lo que no puede hacer un independentista es tomarse la independencia para la foto. Josep Rull se apresuró a sacarse una en el despacho, con el periódico del día, antes de que los Mossos le advirtiesen y lo abandonara, según él, para seguir con su agenda. Mientras tanto, Carme Forcadell desconvocaba la mesa del Parlament. Si esto se disuelve ahora, así, con la declaración lanzada para nada, el daño al nacionalismo (sí, al también al vasco) puede ser irreparable.

Ada Colau me representa

Antes de contemplar atónito cómo se iban rilando desde la moqueta quienes han asegurado que ciudadanía y funcionarios iban que resistir, tenía claro que iba a abrir esta columna con Ada Colau: “No lo sé, estoy perpleja” es la respuesta que yo también hubiera dado si me preguntan si el Parlament declaró la independencia el viernes. No es tibieza, como no lo ha sido nunca cuando reclamábamos garantías para este procés y evitar lo que está pasando, precisamente.

Hablando de Podemos…

Ícaro Moyano lleva una temporada especialmente atinado analizando las políticas española y catalana a golpe de tuit con casi tantas preguntas como respuestas. Su última punzada iba dirigida a Teresa Rodríguez y José María “Kichi” González, que lanzaban un comunicado (¡de dos personas!) para desmarcarse de los anticapitalistas que, dentro de Podemos, reconocían la independencia de Catalunya que, por lo visto, no reconocen ni los que votaron a favor el viernes.

El 155 de Pablo Iglesias

El caos en las instituciones catalanas ya solo lo salva Soraya Sáenz de Santamaría. Y que esto lo hayan provocado los que han lanzado la independencia es trágico (sin cómico). Del mismo modo, el caos en Podemos solo lo salva el gran líder Pablo Iglesias que, según El Español entre otros, ha decidido intervenir en la delegación catalana de su partido ante la diferencia de criterios en la que se ha convertido su política actual. Una pena, porque ese Podemos libre me gustaba.