¡Qué campechano!

Tirar a una mujer por la borda porque la reina te va a pillar con ella es un gesto de campechanía. ¡Hay que ver cómo es este Juan Carlos! Ojo, que no fue él el que empujó a la modelo, lo hizo su escolta privada (que es pública). ¿Y a Sofía, cómo se le ocurre acercarse a ver qué hacía su marido si todos sabemos que es un pillín? Y hasta aquí mi pagafantismo monárquico porque, sinceramente, no me he soportado más. ¿Cómo pueden hacerlo otros durante tantos años?

Lo importante

Estoy de acuerdo con mi compañero Roberto García: ¿nadie se da cuenta de que a Sofía de Grecia le han asignado entre todos el papel de cornuda sumisa ni de que emite el mensaje de que debe aceptar con elegancia su condición? Añado otra cuestión: ¿cuánto dinero público hemos “invertido” en esconder amantes y niditos de amor (otros los llamarán “picaderos”)? Termino: imagínense el escándalo si estuviésemos destinando dinero público a silenciar novias y actos de Juan Carlos I.

El día que terminó el procés

El pasado 11 de enero pudimos vivir el final del Procés. El mismo jueves los letrados del Parlament cerraron las puertas a una investidura a distancia de Puigdemont, Forcadell renunció a ser presidenta del Parlamento, poniendo muy difícil la elección del próximo que estirará las normas de la cámara y, finalmente, “los Jordis” admitieron que no existe la vía unilateral y que las cosas se tienen que hacer como diga el gobierno español. Con trampas, sí, pero España ha ganado.

No éramos cavernícolas

No voy a celebrarlo, evidentemente: esa victoria de España en Catalunya que los protagonistas del Procés ni supieron evitar ni cuyas consecuencias calcularon, empuja hacia atrás al resto de nacionalismos en Europa. Y esa no es una buena noticia. Precisamente para que no se diera algunos nos hemos empeñado durante todo este tiempo en avisar al independentismo catalán de que lo que planteaba era imposible, como ahora reconoce, y como dice Miquel Roig, nos acusaban de estar en la caverna.

YouTube castiga a Logan Paul

Le castiga pero poco, es decir, temporalmente: YouTube está muy preocupado desde hace un año en que los grandes anunciantes no se enfaden porque sus marcas aparecen en canales muy vistos, sí, pero cuyo contenido resulta aberrante, como el de Logan Paul, que después de muchas fechorías acabó riéndose del cadáver de una persona que se había suicidado. YouTube le ha retirado del programa Premium… Pero no le ha cerrado el canal porque le restituirá su estatus antes o después.

Un poco de cordura, por favor

No, en Vallecas no van a sustituir a los tres reyes magos por tres drag queens: lo que va a suceder es que en la cabalgata tradicional habrá, también, una carroza con drag queens. Pero una vez más la realidad importa poco a los que vienen a colocar su mensaje: que Manuela Carmena es Satán. Pues no, no lo es. Pero en el otro lado, en el de los defensores, también tienen lo suyo con excusas imposibles para lo que, al final, no va a suceder. No es la verdad, es lo que les conviene.

No está bien solo porque lo haga una mujer

Estas semanas son extrañas: parecía que no iba a haber temas para la columna y no damos abasto para elegir tonterías. Algunas, incluso, se convierten en recurrentes como las defensas a muerte de Cristina Pedroche. Luz Sánchez-Mellado llega incluso a comparar el discurso de la presentadora (y su facturación por presentar la campanadas) con el compromiso de Anna Muzychuk, la campeona de ajedrez que se ha negado a jugar en Arabia Saudí renunciando a la defensa de sus títulos.

Qué miedo me da Twitter

Parece que Valeria, la hermana de Diana Quer, ha encontrado en Twitter una vía de escape para su comprensible ira. Solo doce tuits desde que apareció el cuerpo de su hermana le han sido suficientes para tener más de 12.700 seguidores. Lo preocupante es el futuro: ¿se mantendrá en esta red social cuyos usuarios ya han dado muestras de ser capaces de lo peor? ¿Esta exhibición pública y voluntaria podrá volvérsele en contra con tanto periodista carroñero al acecho?

Un fenómeno que necesita medida

Se llama Logan Paul, tiene más de quince millones de suscriptores a su canal en YouTube, y es capaz de visitar un bosque en Japón conocido por ser elegido para protagonizar suicidios vestido como un mamarracho, grabarse haciendo chistes junto a un cadáver y subirlo a su canal, por supuesto, porque unos millones de visualizaciones nunca vienen mal, sobre todo, para su bolsillo. Pero solo es otro exceso para él: Logan es un comunicador extraordinario muy mal dirigido.

Los tontos no están solo en YouTube

Si tonto es el que hace tonterías, según Forrest Gump, Javier Lambán (que me merece todo el respeto por las personas que le han votado) ha hecho una tontería muy grande: lanzar su mensaje navideño como presidente de Aragón junto a las obras trasladadas a Sijena desde Catalunya. Un guiño que no aporta nada positivo pero que retrata un modo de hacer política en España: contra el otro.