LIBROS ( El futuro de los)

«¿Qué le vas a regalar a tu madre?». «Un libro». «¿Para qué, si ya tiene uno?».

He recordado este dicho-broma tras hacer mi recorrido mensual de librerías, al comprobar la intensidad del flujo de compras acompañado casi siempre del sonsonete «Lo preparo para regalo, ¿no?».

Y si bien es posible que, por mor de los tiempos que corren, a lo peor habría que sustituir del mentado dicho a la madre por la hija, lo cierto es que estos paralepípedos en papel – que decía Roland Barthes- continúan siendo un estímulo de deseo frente a las pantallas de letras electrónicas, tan útiles, por otro lado, en determinadas circunstancias.

Pues , contraviniendo a los profetas de principio de siglo, el e-book no ha desplazado al de Gutenberg , pero todo parece indicar que el libro del futuro deberá reinventarse y con él el mundo editorial, la distribución y , por supuesto, las librerías.

En este sentido, el libro deberá volverse cada vez más un objeto como tal, de manera que su contenido , probablemente más matizado, se presente si acaso más atractivo en diseño y textura ( ¡ nunca mejor dicho!).

Lo anterior conllevará una reestructuración editorial, admitiendo la compatibilidad con el libro electrónico y una reordenación de la distribución, asumiendo la venta on line junto a la tradicional.

Y por fin, las librerías, deberán dejar de ser los pequeños grandes almacenes en que se han ido convirtiendo mayormente y será necesario que , para su supervivencia, recobren la dimensión de encuentro socio- cultural que tuvieron en el pasado, afianzándose en presentaciones y coloquios.

Y por supuesto, nada de todo esto será posible sin el pertinente apoyo institucional, sobre todo ahora que los setentones de la antigua Bandera Roja ( y análogos) están sustituyendo a los ochentones, ya un tanto tocados ( y tocadas, of course) y destocados…

SEIS DÍAS CORRIENTES (¡excepcionales!)

Una tarde oscura y fría, bien regada por esa lluvia tan pertinaz que nos ha acompañado en las últimas semanas como en el franquismo nuclear nos acompañaba la pertinaz sequía , he ido al cine y he visto ( visionado, que dicen los neo-pijos) Seis días corrientes ,de la directora catalana Neus Ballús.

Al salir y retomando esa vieja costumbre del cine-club en formato mini que es tomar una caña comentando la película, no he podido evitar dar cuenta de que había visto algo nuevo, en el sentido más estricto de la palabra, pero también en el más tópico, pero de cuando los tópicos sirven , como casi siempre , para expresar algo con claridad y distinción.

Pues , lejos de trascendencias almodobolivarianas o de nuevos y cegatos brindis al sol, Seis días corrientes plantea una novedosa narración directa de la vida cotidiana de tres personajes muy representativos de la sociedad proteica en la que nos movemos y que son tres fontaneros: Pep, catalanoparlante y a punto de jubilarse; Valero, un currante típico y tópico castellanohablante y Moha(med), un inmigante marroquí en contrato de pruebas. Curiosamente cada uno habla en su idioma, pero acaban entendiéndose – y quien ve el film lo puede hacer en subtítulos- por mor del trabajo que se llevan entre manos y que les lleva a visitar casas y gentes variopintas … ¡ Quién no necesita alguna vez un fontanero¡

Pero asimismo, la novedad estricta en el contexto cinematográfico realmente existente que supone Seis días corrientes, no lo es tal, no lo puede ser, pues «nihil novum sub sole»,y la referencia inmediata anterior no parece ser sino aquella «nouvelle vague» que desde el cine francés de los años 60 del siglo pasado, supuso una marca de fábrica del cine europeo aportando frescura y dando trascendencia a lo inmediato de cada día.

En su crónica semana de La Vanguardia, Jordi Évole dedica todo un artículo a este film, destacando su tono humorístico , pues «la misma historia, en manos de otra directora, podría haber sido un drama devastador». Y sí, probablemente en el humor de sonrisa que no de carcajada radica el eje de articulación de esta forma de hacer cine que acaso sea novedosa porque fue ya novedad hace muchos años, como diría aquel francésida hoy tan olvidado que fue Roland Barthes ( ¡ Ah, su Sistema de la moda!)

«Les aviso: es tan buena que durará poco en los cines. No tarden», termina diciendo Évole. Y efectivamente, poco está durando, pues como dice el crítico cinematográfico Juan Zapater,   a pesar de que el film de Ballús proporciona  «la satisfacción de saber hacer reír y pensar sin histrionismos ni máscaras», el maltrato que está recibiendo comercialmente, ejemplifica «el estado de salud del cine español y de quienes rigen su destino»…Seis días corrientes…¡excepcionales!

MUNILLA ( un tal)

Dios me libre – y nunca será mejor dicho- de tomar parte en las polémicas sobre la Iglesia Católica, sobre su doctrina o sobre sus jerarcas.

Escéptico con tendencias místicas como me reconozco , acepté en su momento formar parte del Atrio de los Gentiles de la mano de un vicario, Ángel Mari Unzueta, que bien mereció el purpurado , pero no nos dio tiempo de llegar a nada porque yo me quedé sin patio y él , supongo, estará en el cielo.

Pero claro, a uno le estremece oír frases como que «la ideología de género es una metástasis del marxismo» o que «el feminismo lleva al diablo dentro», que no se alcanzan a saber si son de un patán inculto o de un teólogo estragado.

Y la sorpresa se vuelve hilaridad cuando se comprueba que las tales, junto con otras del mismo tono sobre la homosexualidad o el aborto,han sido repetidas como mantras por quien ha estado al frente de la Diócesis de San Sebastián, José Ignacio Munilla.

Como era de prever desde el principio, a este obispo se le ha opuesto el fielatado y el curatado, pero ahí ha seguido durante los últimos once años.

Ahora se marcha a Orihuela, una plaza, dicen, de menor categoría – que conste que no tengo ni idea al respecto- y deja tras de sí un largo desencuentro, una tibia actitud ante los casos de pederastia local descubiertos y , como ya viene siendo tradicional – véase el caso de Mario Iceta ,hoy Arzobispo de Burgos, antes obispo de Bilbao- una gestión inmobiliaria de los «bienes eclesiales» notablemente especulativa.

Las cosas de palacio van despacio, según el refrán, y las que se cuecen en Roma, vaya usted a saber, pero al cabo conciernen solo a los católicos que cada vez son menos. En Roma está el Papa Francisco, y quizá más pronto que tarde se cumpla el «Roma locuta, causa finita», antes que el «Roma veduta, fede perduta»…

Pero entre tanto, solo se me ocurre el deseo de que Dios coja confesados ( y confesadas, of course) a los fieles de la nueva sede, pues les llega un tal Munilla…

MONTSERRAT ( Roig)

MONTSERRAT ROIG ( 1946-1991)


Hace treinta años, en 1991, murió Montserrat Roig en plena madurez – tenía cuarenta y cinco años. En aquel momento era una escritora reconocida y una feminista muy activa. Había publicado obras de ficción( singularmente, El temps de les cireres – El tiempo de las cerezas) y de ensayo ( ahora muchos recuerdan su  Los catalanes en los campos nazis ), así como numerosas entrevistas. Poco después se editó el magnífico diario que escribió cuando ya sabía que tenía un cancer necesariamente mortal: Dime que me quieres aunque sea mentira /Digues que m´ estimes, encara que sigui mentida

…En 1980 yo asistía a la «II Semana de Estudios Sexológicos de Euskadi»  que se celebraba en Vitoria.La sexología era una disciplina de moda, probablemente para legitimar ideológicamente  los profundos cambios  en las relaciones interpersonales que se estaban produciendo en  las rebabas del franquismo.

Todo sonaba a nuevo y, a veces , resultaba muy provocador. El sociólogo Jesús Arpal abrió el fuego con una ponencia sobre  la sexualidad tradicional. Le siguieron  gentes como Josep-Vicent Marqués, siempre ingenioso y en permanente – y cariñosa- disputa con Lidia Falcón. Y también Gretel Ammann que había venido a proclamar su alternativa  endolesbiana.

En medio de aquellas jornadas, una noche  conocí a Montserrat Roig porque la suerte hizo que me tocara sentarme junto a ella  en una cena multitudinaria. Yo era un veinteañero y ella me llevaba casi diez años. Hasta entonces, en mi esquemática y torpe inocencia, siempre había pensado que las artistas y las escritoras, o las pensadoras, tenían que ser un punto feas o, al menos no muy agradables. Pero Montserrat era justo todo lo contrario: una mujer espléndida , guapa y atractiva y, además , muy culta y divertida – dicen que cuando fue a entrevistar a aquel kulak del Ampurdán que era Josep Pla , este le soltó: «¿Para qué quiere escribir ,con unas piernas tan bonitas?» – Bueno , he de confesar que me quedé anonadado ( y supongo que enamorado) pero la consideré innacesible.

El Congreso finalizó.  Aun así, todavía tuve tiempo de intercambiar con ella las direcciones , pero como suele ocurrir en estas ocasiones , tras la catarsis del encuentro, vino luego una larga etapa de distanciamiento y desconexión que en mi caso intenté conjurar leyendo puntualmente todo lo que iba publicando…

Supongo que ella fue el primer modelo de ese tipo de mujer guapa-lista que suelo mencionar de vez en cuando en estas  lineas marginales y que trae de calle a algunas de mis amigas más radicales que siempre me reprochan mi condición de VHVMMS (Varón Heterosexual Vasco Monógamo Moderadamente Sucesivo).

Pero qué se le va a hacer…Montserrat…Sí, Montserrat Roig…

LAS MADRES SECRETAS de Mónica Crespo ( revisited)

Hace ahora 4 años participé junto con Jon Bilbao en la presentación de libro de relatos Las madres secretas de Mónica Crespo.El acto fue muy sugerente sobre sobre todo por el debate que se suscitó entre el numeroso público que había acudido.

Tras este largo período y una virulenta pandemia de por medio, he releído algunos de los relatos del libro y me he reafirmado en lo que entonces ya apunté: que , más allá de una obra poliédrica sobre la maternidad, se trataba de una apuesta estrictamente literaria puesto que mayormente era intransferible a otro soporte, por ejemplo , al audiovisual.

Es más que probable que esta característica fuera la que otorgó a la obra la condición de Finalista del XV premio Setenil 2018 y del 40º premio Tigre Juan 2018.

Pero, asimismo, he vuelto a darme cuenta de que la radicalidad de la propuesta de Mónica Crespo solo pueda ser comprendida, desde el momento de su publicación, en el contexto de la larga discusión entre Vicente Verdú y Manuel Rico, en la que el primero reivindicaba la mentada intransferibilidad frente a tanta narrativa elaborada estratégicamente para su conversión final en guión cinematográfico, televisivo o serial- sin que, por otro lado, en nada desmerezcan los elaborados ad hoc.

Así , a pesar del tiempo transcurrido, y de que su autora continúe escribiendo y animando diversos talleres de escritura ( entre ellos ,el de ALEA en Bilbao) , Las madres secretas permanecerá como una lectura pendiente para quienes todavía esperan de la literatura el acceso a un camino singular…e intransferible.

PASAPORTE COVID ( ¿sin más?)

Según la prensa no precisamente canallesca – ¿ya no la hay?- desde que algunos gobiernos autónomos-regionales propusieron la obligatoriedad del llamado pasaporte COVID para poder acceder a determinados actos sociales, el número de vacunaciones se ha multiplicado por cuatro.

Al parecer, ha sido el pánico, no tanto viruspatológico, sino psico-social lo que ha operado en esta escalada de vacunaciones de quienes por dejadez, autoinmunidad atribuída o mentalidad conspiranoica, se han percatado de las limitaciones colectivas que llegarían a tener sin el QR de marras y más en estas fechas cuajadas de ferias y fiestas, puentes y hasta acueductos (forales).

Y quizá sea este , el tropel vacunatorio, el efecto inmediato y positivamente sanitario a pesar de que desde las instancias judiciales- y desde el derecho propiamente dicho- pueda haber dudas sobre la constitucionalidad de tal exigencia, pues nunca hasta ahora y salvo casos extraordinarios, una vacunación ha sido elevada a deber ciudadano documentado.

Aun así, el efecto mediato, ese que suele ser previsto desde la reflexión, y por lo general por aquellos seres a los que ya Aristóteles atribuyó un exceso de bilis negra, parece ser un paso m´ás en la escalada de control social que se ha desp`legado desde el comienzo de la revolución cibernética a finales del siglo pasado y que se ha agudizado con la pandemia del COVID-19.

Así lo sugiere, por ejemplo, el filósofo Giorgio Agamben, que estima que «nuestras sociedades han pasado de un modelo que antes se denominaba de «sociedad disciplinaria» al modelo de «sociedad de control», de sociedad basada en un control numérico casi ilimitado de los comportamientos individuales, que se convierten así en cuantificables en un algoritmo» y cuyos datos son susceptibles de ser utilizados tanto por las administraciones públicas como por las empresas privadas. O sea, que cada vez que a usted le lean el QR, quedará codificado el dónde, cuándo y acaso el con quién de lo que haga.

Que esta progresión de control social se vaya admitiendo como normal, y aun más , al presentarse como adecuada, equilibrada y hasta neutra, no deja de ser una manifestación del acento tecnocrático que cada vez se extiende con mayor facilidad en nuestras sociedades. Agamben se pregunta hasta dónde estamos dispuestos a aceptar este control. Y la pregunta precisa de una respuesta muy matizada, no marcada tan sólo por un utilitarismo montaraz y facilón.

Así que , sin poner en duda la legitimidad de las políticas santitarias de las autoridades ( todas ) realmente existentes, la pregunta de Agamben queda en el aire, pero no para que se resuelva con un simple…¡Sin más!

LOS PROLETO-ROBOTS ( de Federico Krutwig)

Se ha cumplido el centenario del nacimiento de Federico Krutwig Sagredo (1921-1998) , uno de los pensadores más protéicos de la reciente historia del País Vasco y se han celebrado al respecto diferentes actos , siendo el último por ahora el capítulo dedicado en el reciente Ekonomialari Euskaldunen II. Biltzarra ( II Congreso de Economistas Euskaldunes )en el que he participado en una mesa redonda, junto a Baleren Bakaikoa y Oskar Arantzabal.

Para continuar la deriva de mis últimas investigaciones, he desarrollado la figura del «proleto-robot « ,propuesta por Krutwig en relación a la revolución cibernética tal como se planteaba en su obra Computer Shock Vasconia 2001 ( 1984).

El «proleto-robot» es un ser humano al que se le ha incrustado un chip en su cerebro para ordenar su conducta , fundamentalmente productiva, y que, como consecuencia de la Revolución Cibernética, sería una nueva forma de proletariado que , como nueva clase social en-sí, sería dirigida por un conjunto de sabios – los triophthálmicos– según el diseño tradicionalmente elitista de Krutwig.

Sin entrar en mayores profundidades, he defendido que esta figura se ha actualizado en la vertiente laboral del zoon elektronikón, nueva forma de socialización surgida como consecuencia de la Revolución Cibernética que se inició en 1990 con la apertura de la www ,que durante la pandemia del COVID-19 se ha sublimado en el Metaverso propuesto por el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, y que cumple la profecía anunciada en la célebre película de David Fincher titulada La Red Social (2010) : “We lived on farms, and then we lived in cities, and now we´ re going to live in the Internet”.

Ha surgido así un cibertariado ( Huws, U. 2001) que , en esta nueva era de la globalización, puede trabajar digitalmente desde cualquier lugar del planeta siempre que tenga cobertura, durante veinticuatro horas a lo largo de los siete días de la semana – tal y como argumenta J. Crary en su libro 24/7. El capitalismo al asalto del sueño -, alcanzando cotas de «productividad» antes inconcebibles y en unas condiciones laborales muy desiguales.

Por lo tanto, es muy posible que se haya cumplido la previsión del a menudo sorprendente a fuer de contradictorio , pero siempre adelantado Federico Krutwig, si bien la perspectiva de hibridación física que planteaba en Computer Shock Vasconia 2001 en 1984 – y que podría todavía ilustrarse viendo la clásica Metrópolis, (1927)de Fritz Lang – se ha convertido en 2021 en una hibridación psico -social por medio de las terminales electrónicas que tanto facilitan la vida cotidiana, el comercio, la diversión…y el tele-trabajo… ¿Volviéndonos proleto-robots ?…

EL AMOR DE AHORA (de Ernesto del Río, revisited)

He acudido a la sesión correspondiente del ciclo «Cine y ciudad», programado por la delegación vizcaína del COAVN y que tan excelentemente coordina Eneko Lorente.

Se proyectaba El amor de ahora, un film de Ernesto del Río, estrenado en 1987, que versa sobre un joven matrimonio ( Arantxa y Pello) de exilados en el sur de Francia que decide abandonar definitivamente la lucha armada (¿ de ETA p-m?) y regresar al País Vasco, donde comprueban la dificultad de dejar atrás un pasado tan reciente y problemático así en su vida personal como profesional.

La película, apoyada en la producción por la mano generosa de Pilar Miró y por un incipiente Gobierno Vasco, se sostiene por la mirada directa a fuer de triste de Klara Badiola (Arantxa), tras la que circula la sombra de Patxi Bisquert (Pello), y las actuaciones, breves pero estelares, de Asunción Balaguer y el siempre llorado Alex Angulo.

En conjunto es un buen testimonio de los años ochenta del siglo pasado, unos años de durísima transición en el País Vasco y en la organización ETA que vive un proceso de continuas escisiones entre , fundamentalmente, los partidarios de continuar con las acciones armadas y quienes habían optado ya por una alternativa política institucional: la muerte a tiros de Dolores González Catarain – Yoyes- en 1986 ,ex-dirigente etarra acusada de traición, es una buena muestra de todo ello.

Y sin embargo, y como se puso de relieve en el coloquio posterior, El amor de ahora , que gozó en su momento del reconocimiento de cierta crítica y del pataleo físico y metafísico de orillas contrapuestas, sería a estas alturas de 2021, una producción imposible, sobre todo por un aspecto ahora de gran relieve y entonces inexistente y que es el paradigma de «la víctima».

Pues en aquellos años, siendo las víctimas de las acciones armadas miembros de los diferentes cuerpos de policía o del ejército español, sus muertes se integraban en la normalidad de una guerra no declarada que se catartizaba en el interior de los cuarteles ( como el dirigido por el coronel Enrique González Galindo) o de los gobiernos civiles, algo que se mantuvo hasta que, precisamente a finales de los ochenta y principios de los noventa, las víctimas comenzaron a ser miembros de la clase política.

Por supuesto, siempre habrá quienes tengan suficiente con la experiencia personal de aquellos tiempos, o quienes quieran cambiar el orden de las cosas y aplicar conceptos con carácter retrógrado para alimentar su ideología y su práctica socio-política, pero no contribuirán a esclarecer nada de lo ocurrido y, por lo tanto, a comprender el presente…Y en este sentido, y una vez más, a pesar de sus limitaciones, El amor de ahora , es un film digno de verse pasados estos treinta y cinco años. De verse y de comentarlo, recuperando aquella antigua contumbre de los cine-clubs…

ACORDEÓN ( un viaje de la mano de Aingeru Berguices)

El otoño es el tiempo de recogida de los frutos del año y también el anuncio del próximo recogimiento invernal.Y como fruto no del año sino de muchos años ha venido a ver la luz una obra singular tanto por su contenido como por las perspectivas que a partir de ella se abren.

Se trata de Inicio y éxito del acordeón en Euskal Herria: el baile de La Casilla de Bilbao, cuna de su expansión (1880-1923) de Aingeru Berguices Jausoro (Bilbao, 1957) ,publicado por la editorial Pamiela con la colaboración de Bizi-Hitza Fundazioa.

El libro se hace eco de lo fundamental de una tesis doctoral presentada en 2016 en la que el autor, maestro organero y etnomusicólogo de largo recorrido, da cuenta de los avatares de un instrumento muy presente en la vida social de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El estudio está centrado en Bilbao y alterna aspectos técnicos con un amplia contextualizaci´ón histórica que ubica su utilización en el ámbito de los bailes populares.

Más allá del documentado depliegue de datos, la tesis defiende la pertinencia de tener en cuenta un aspecto tan particular como lo musical- y en este caso concreto el uso de un determinado instrumento – en la mutación de los paradigmas de socialización, sobre todo en épocas de grandes transformaciones urbanas y socio-económicas como las del periodo que se analiza.

En este sentido, la investigación que muestra la obra abre asimismo una pauta metodólogica que sin duda tendrá posteriores derivas , pero que ya se ha constituido en sí misma en un clásico para los próximos cien años, como ha afirmado el catedrático de Historia Contemporánea y prologista, Joseba Aguirreazkuenaga.

Pues , al fin y al cabo, y como comentaba aquel ampurdanés universal que fue Josep Pla, “En el clos d´ una cultura, hi ha una missió obscura però indispensable: continuar». Y nada mejor para continuar que sumergirse en esta obra, profusamente ilustrada, y editada con el primor que suele ser habitual en la editorial Pamiela.

ANTONIO (ESCOHOTADO)

«¿ Y a ti, qué filósofo te gusta más?». «Nietzsche, sin lugar a dudas».»Ya, pero ,¿ no es mejor enfrentarse a un Hegel?».

Preguntaba Antonio Escohotado y respondía yo , los dos en voz baja, mientras paseábamos arriba y abajo haciendo la guardia de un exámen de la UNED.

Este primer diálogo, casi una declaración de principios, transcurría a finales de los años ochenta (del siglo pasado) cuando yo era profesor- tutor de una asignatura de la que él era responsable, una «Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales» – y cuyo grueso manual, se decía, lo había escrito en Ibiza, en un solo mes, y ayudado por unas cuantas pastillitas de colores.

Pasaron los años, y nuestro vínculo continuó vigente gracias a aquella asignatura , de modo que fuimos coincidiendo en numerosos Congresos y Jornadas , a los que siempre acudía con una Corte de seguidores y seguidoras.

Poco a poco, y en la medida en que yo iba abandonando mi estructuralismo genealogista – eran tiempos en los que reinaba Michel Foucault- y entré en una fase de escepticismo con tendencias místicas, pude ya entablar un diálogo de tú a tú, siempre respetuoso y en ocasiones divertido, en el que Antonio insistía una y otra vez en el buen manejo de sustancias diversas para la supervivencia en la vida cotidiana y en el despliegue intelectual, y yo, tímidamente apostaba por las endorfinas y otros neurotransmisores autogestionados. Todavía puedo oírle aquello de «Pero, bueno, Peli, ¿para qué tanto esfuerzo sobre el zafú y en el control de la respiración, si puedes obtener los mismos resultados en una par de minutos con una de estas pastillas?

Lo probó todo, o casi todo, y de ello dejó una buena crónica en su Historia general de las drogas (1989) , sin olvidar un a modo de manual de uso que se tituló Aprendiendo de las drogas (1995). Pero , en el camino, fue dejando obras estelares que abrieron nuevos surcos en el pensamiento contemporáneo, siendo una buena muestra de ello El espíritu de la comedia, Premio Anagrama de Ensayo en 1992 o su monumental monografía Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedad (2008-2014).

Hoy, 21 de noviembre, ha fallecido a los 80 años, y más allá de sus libros y de su siempre polémica figura, resuena en mi cabeza aquella su primera pregunta: » ¿ No es mejor enfrentarse a un Hegel?». Y, por ahí ando, intentando detectar al Hegel omnipotente de hogaño…