Cuatro actores del teatro electoral

 

DEB4TE

Es manía de los medios, o su obsesión, evaluar los debates electorales en términos de competición, ganar o perder, como en la Eurocopa recién iniciada. ¿Quién ganado y quién ha perdido el debate?, se preguntan y realizan encuestas para determinar su resultado deportivo. Pero no. Los debates no se ganan ni se pierden, porque la contienda no es entre los candidatos, sino de éstos con el electorado. Los debates son diálogos de sordos que enmascaran monólogos dirigidos a los ciudadanos. Cuando se pide la opinión acerca de qué líder ha estado mejor o peor en la refriega, se solicita una falsedad o acaso una impresión emocional, urgente y precaria, sin ningún valor real. Son de esas cosas que demuestran que los debates son actos para el espectáculo de la tele en el que los políticos participan como actores de un reality.

En el debate de las mujeres, en Antena 3, las cuatro acertaron y fallaron, todas estuvieron bien con sus mensajes y todas se equivocaron. Las cuatro perdieron los nervios en algún momento, interrumpieron y fueron interrumpidas, se sobrepasaron en el lenguaje y fueron objeto de ataques. Nadie estuvo bien y ninguna estuvo mal. Pero pudieron gustar más o menos a los espectadores. Ahí está la cuestión: gustar. ¿Y qué es gustar? Una apreciación entre lo racional y lo emocional que depende de la posición ideológica de quien opina y sus prejuicios. Y de sus gustos respecto del modo de ser y hablar de los candidatos. Y también del día que tengamos. Así son las cosas. Como en un reality, ya digo. En el debate de ayer, en La Sexta, con los expertos económicos de los cuatro partidos ocurrió lo mismo. E igual será hoy, San Antonio, en ese encuentro en la cumbre entre Mariano, Pedro, Pablo y Albert, una escenificación teatral para cautivar a la gente. En esto se ha convertido la democracia.

Los debates no deciden las elecciones, por mucho que se empeñen las cadenas en su ficción. Nada que no sea auténtico puede ser estimado. Si tras estos meses usted no sabe a quién votar, no necesita debates. Necesita revisar su vida.

 

 

Josu Urrutia no ha entendido nada

En Onda Vasca hablamos de la TV

 9 junio 2016

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1.A debate

 Lo que no entiende Urrutia: el debate simbólico

Los sucesos alrededor de la celebración del triunfo del equipo femenino del Athletic nos han dejado, más allá de las anécdotas, un interesante debate sobre el valor de la comunicación y la torpeza en el uso de esta herramienta. La cuestión se ha centrado sobre si debiera o no haberse proporcionado a las chicas del Athletic, ganadoras del título de liga, un recibimiento en gabarra, siguiendo la tradición simbólica iniciada en los años 80, con los títulos del equipo masculino. El propósito tenía dos razones: equiparar a las mujeres en honores a los hombres y proyectar un simbolismo en la igualdad, que es uno de los caballos de batalla de nuestra sociedad.

Treinta mil firmas avalaron la petición a la Junta del Athletic para que se diera a las triunfadoras el icono de la gabarra. Los directivos del Club hicieron caso omiso y decidieron hacer el mismo recibimiento y celebración que el último al campeón de la superliga, hace dos años. Sin gabarra. Esta misma petición la hicieron líderes políticos y organizaciones como Emakunde, por pura lógica de igualdad y sentido común.

Los que solicitaban este icono ya sabían que la vieja gabarra no era navegable y que un recorrido tan amplio por la ría podría deslucir el acto, por excesivamente ambicioso y poco realista. Y también sabían que el fútbol femenino no tiene ni el diez por ciento de importancia social. Lo sabían de sobra. Lo que estaban pidiendo es una adaptación simbólica entre campeones, una reivindicación pública, conceptual, en el plano social. No pedían más. Pedían dignidad simbólica para las chicas del Athletic y, de paso, para todas las mujeres. Se podría haber habilitado otra embarcación, otra gabarra navegable para el acto. Y haber acotado el viaje por la ría a un tramo más corto. Se podría haber hecho un esfuerzo creativo, imaginativo, con sentido práctico pero también ético y estético.

Pero no. El presidente Urrutia decidió lo más sencillo y, además, nos abroncó a todos en los mismos actos de celebración. Eligió el tono desabrido que le es propio. Y decidió aprovechar los actos públicos para justificar su cortedad comunicativa y su insensibilidad social. Nos echó una buena bronca. ¿Quién aconseja a este hombre? Es verdad que la prensa hace poco seguimiento del fútbol femenino. Que apenas mil personas van a Lezama a ver sus partidos. Y que la gente se apunta a caballo ganador desconociendo el trabajo diario que hay detrás. ¿Y qué, señor Urrutia? No es gracias a usted, sino a quienes en su día apostaron por el equipo femenino.

Usted, Josu Urrutia, no ha entendido nada. Usted no ha escuchado el clamor de un gesto por la igualdad. Usted no ha tenido sentido creativo de este momento. Usted no está en la calle, ni en la sociedad. Usted no sale del palco. Hubiera sido tan importante, tan bueno para el Athletic, tan bueno para la causa de la igualdad, que ellas hubieran tenido lo que era justo, la gabarra, que se merece los pitos que recibió el día de la celebración. No merece ser presidente del Athletic. No solo es un negado para la comunicación, que ya lo había dejado usted acreditado otras veces. Usted es un negado para esta sociedad. Y produce vergüenza. Usted no entiende el valor de lo simbólico y su importancia para una gran causa, la de la igualdad. Todas las causas justas necesitan de grandes gestos, porque anteceden su definitivo triunfo y acortan su tiempo de lucha.

El debate icónico es cultura en estado puro. Algunos, como Urrutia, no lo entienden. Y es un problema intelectual, pero también de corazón. Una pena, pero ha sido positivo este debate, por ser auténtico.

 

2. El Impacto

 2,3 millones de euros, el mayor premio en un concurso

 Ocurrió anteayer en Antena 3. Todo un récord. Cuatro de jóvenes concursantes, que se hacían llamar los Rockcampers, han logrado el récord del premio en metálico en la historia de la televisión en el Estado español. Nada menos que 2,3 millones de euros. Fue en el programa “¡Boom!”, presentado por Juanra Bonet. La última respuesta, Platón, les dio el premio, que bate el récord del 8 de mayo de 2006 en Pasapalabra. Entonces el premio fue de 2.190.000 euros, obtenido por el madrileño Eduardo Benito.

Esto es televisión, auténtica televisión. Lo que quizás no sepan los concursantes, o se enterarían después, es que la mitad de este premio se lo queda Montoro. Aún así es un hito y un gran premio.

https://www.youtube.com/watch?v=3igvswS04r8

 

  1. Audiencias. Lo que nos gusta y lo que no

Duelo en la Sexta y montaña rusa de Bertín

El partido de vuelta entre Rivera e Iglesias tuvo un amplio seguimiento. Llegó al 18.2% y 3.237.000 espectadores, en La Sexta, que es mucho, pero no una audiencia espectacular. Se ha destacado que este cara a cara ha quedado lejos del 25.2% y 5.214.000 espectadores del primer debate de diciembre, dos millones menos.

Siendo esto así, no me parece justo que se señale esa reducción como una posible explicación de cierta desafección política. Una buena parte de aquella audiencia se debió a lo novedoso del encuentro (no son frecuentes los cara a cara en las cadenas de televisión) y al hecho de que se enfrentaban dos partidos emergentes, nuevos. Aquella curiosidad fue la principal causante de su gran seguimiento. Dos millones menos de espectadores es el resultado de que el segundo cara a cara ya no constituye una novedad y de que los emergentes ya son partidos como los demás.

Seguimos con Bertín y su montaña rusa. De uno a otro programa, según quién sea el invitado, las audiencias oscilan un millón de espectadores de más o de menos. Es mucha diferencia. El lunes pasado, con el antiguo campeón de motos, Ángel Nieto, “Mi casa es la tuya” apenas llegó al 15.9%, con 2.751.000 espectadores. Unas semanas antes, con Miguel Ángel Revilla, llegó a los cuatro millones. ¿Por qué estas oscilaciones? El programa es el mismo, el mismo esquema, igual diseño. Lo que cambia es la naturaleza del invitado: gusta más o menos. Ángel Nieto no suscita interés. ¿Quién lo conoce? Y el lunes que viene, con el showman José Luis Moreno, que se las trae, más allá de que tenga sus detractores, volverá a la senda de los cuatro millones. Osborne debería elegir mejor a sus invitados.

 

  1. La buena publi

Las dos caras de la publicidad oportunista: lo bueno y lo malo

Digamos en primer lugar que el palmarés del Festival El Sol de Publicidad, celebrado en Bilbao el fin de semana pasado, dejó como gran vencedor a Justino, el entrañable personaje de animación, protagonista del anuncio de la Lotería de las últimas Navidades. No hay duda de que es un formidable anuncio. Ya lo pasamos aquí. Pero me deja la sensación de que se ha premiado a un gran anuncio, pero no el mejor, que es el de Campofrío y el discurso de las mujeres. Era mi apuesta.

Hoy vamos a ver las dos caras de la publicidad oportunista. Son los anuncios que se hacen aprovechando una noticia o un suceso de moda en la tele. Un caso es el de la cerveza Damm que hace un anuncio con el estreno de la película “Las pequeñas cosas”, que se estrena hoy, con el gran Jean Reno. Y el otro es un anuncio montado alrededor del programa de Bertín Osborne.

El bueno, el inteligente, el que sabe aprovechar bien la historia de un estreno de película, es el anuncio de Damm.

Tiene la hechura de un tráiler, pero sigue siendo un anuncio de una cerveza, que quiere vincularse, como viene haciéndolo de hace años, a la vivencia del mar mediterráneo. Es verdad que Reno ayuda mucho en este gran anuncio; pero también es un anuncio de gran calidad, que se deja ver una y otra vez y te hace sonreir.

Y el malo, malísimo, es este que protagoniza Bertín Osborne para las clínicas Unidental, otra franquicia más de dientes. El anuncio es un horror, parodia de una entrevista entre Bertín y una clienta de esta clínica. Un horror, falso, cutre, desteñido, que da grima verlo. Pero así es la tele y la publi. Lo bueno y lo malo todo en uno.

 

  1. Qué ver este fin de semana

Propuestas para el fin de semana

  • Comienza el campeonato europeo de fútbol de Francia. Telecinco emitirá 23 partidos en abierto. El calendario es el siguiente:

Viernes 10 de junio (Inauguración): Francia-Rumanía (21.00)

[De 20.30 a 21.00 ceremonia de inauguración]

Sábado 11: Inglaterra-Rusia (21.00)

Domingo 12: Alemania-Ucrania (21.00)

Lunes 13: España- República Checa (15.00)

Martes 14: Portugal-Islandia (21.00)

Miércoles 15: Francia-Albania (21.00)

Jueves 16: Alemania-Polonia (21.00)

Viernes 17: España-Turquía (21.00)

Sábado 18: Portugal-Austria (21.00)

Domingo 19: Suiza-Francia (21.00)

Lunes 20: Eslovaquia-Inglaterra (21.00)

Martes 21: Croacia-España (21.00)

Miércoles 22: Por determinar (21.00)

Sábado 25: Octavos de final por determinar

Domingo 26: Octavos por determinar

Lunes 27: Octavos por determinar

Jueves 30: Cuartos de final (21.00)

Viernes 1 de julio: Cuartos (21.00)

Sábado 2: Cuartos (21.00)

Domingo 3: Cuartos (21.00)

Miércoles 6: Semifinal (21.00)

Jueves 7: Semifinal (21.00)

Domingo 10 de julio: Final (21.00).

  • También comienza este jueves la campaña electoral, con el debate en Antena 3, el debate de cuatro mujeres, como contrapunto del debate de los cuatro hombres, el lunes, 13 de junio, en todas las cadenas. Hablaremos con detalle de este debate.
  • Película. En Antena 3, el sábado, a las 22:00 horas, The Holliday, Vacaciones. Una divertida y intrascendente comedia, con un reparto de lujo: Cameron Diaz, la simpar Kate Winslet, Jude Law, el clásico Eli Wallach y Dustin Hoffman, entre otros. Una historia de gente de la publicidad.
  • Alternativamente, a esta misma hora, pero en la 2 de TVE, la película “El almirante”, película rusa, de amor y guerra, centrada en la contienda civil, que dio paso a la revolución de 1917. Exclusiva para románticos.

¡Hasta el jueves que viene!

 

Casting de candidatas

 

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Permítame que insista: los debates electorales están sobrevalorados. Interesan a los medios más que al electorado, no son decisivos como afirman  falazmente las cadenas de televisión; y, lo que es más perverso, promocionan a los líderes mediocres con habilidad para la refriega verbal. La experiencia me dice que los mejores políticos no son los más virtuosos en comunicación. Las instituciones españolas, instaladas en una crisis de credibilidad, creen que la televisión les salvarán del descrédito, a costa de hacer un poquito el ridículo. Hay nuevos formatos para consolidar la política espectáculo, mientras los candidatos escapan del auténtico plató: la calle. ¿Qué tiene de importante la tertulia del 13 de junio con los cuatro aspirantes a la Moncloa? Casi ninguna. A lo más, el éxito de la televisión en su papel de intermediaria. Mueve a la risa que se pueda dar valor a esa simulación teatral en la que a cada uno le preparan para recitar un papel de conveniencia y donde todo está previamente calculado. Hay menos autenticidad en un debate electoral que en un casting de fantasmas.    

Cuatro hombres frente a frente: Mariano, Pedro, Pablo y Albert. Ninguna mujer, ya es mala suerte. Para remediarlo, con esa inspiración demagógica que ilumina a los programadores, Antena 3 ha organizado para la primera noche de campaña un debate con cuatro mujeres: Andrea, Margarita, Carolina e Inés. ¡Qué bonito! Ya tenemos la sección femenina del 26-J. Para que no digan que no se cuenta con las mujeres. Para que nadie de queje de la disparidad de derechos. Habrá un debate en rosa antes que el debate en azul. Ahí está la tele, al rescate de la realidad, porque a ninguno de los “cuatro grandes partidos” se les ha ocurrido presentar a una señora para presidir el Gobierno.

No sé qué es más patético, si el propósito banal de Antena 3 o el entusiasmo de las cuatro damas por concurrir a este campamento de verano de la sección femenina, cuyo mejor moderador no sería el previsto, Vicente Vallés, sino Elena Francis, precursora del feminismo patrio.

Tres perversiones, tres, de los debates electorales

En Onda Vasca hablamos de la TV

2 junio 2016

 

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1.A debate

Los debates están sobrevalorados

España tiene un problema con su democracia si cree que todo lo que importa en una campaña electoral son los debates. ¿Por qué volvemos una y otra vez sobre la misma historia, de si tiene que haber o no debates y cómo deben ser éstos, cómo, dónde y cuándo y entre quiénes? No puede ser. El debate de los debates es el bucle de la democracia española.

Vamos a empezar diciendo que el debate sobre los debates tiene ahora una doble causa. Primero, es un tema de interés para los medios, particularmente de la tele, y no tanto para la ciudadanía. Los medios quieren erigirse en el escenario de la política. Tiene su lógica, sobre todo teniendo en cuenta que los medios han sido los intermediarios de los mensajes de la clase política a la ciudadanía. Con el tiempo, esta labor de intermediación ha adquirido cierta importancia para los medios, más aún cuando los medios veían perder este protagonismo con la irrupción de internet y las nuevas tecnologías de la comunicación. La televisión y los medios quieren seguir siendo los intermediadores sociales. Y de ahí que ahora insistan mucho más en la celebración de debates electorales en televisión y otros medios. Pero esa insistencia en los debates es excesiva y creo que la televisión confunde su labor de intermediación con sus intereses económicos o de protagonismo público. Ahí veo una perversión.

El otro concepto a valorar en esta cuestión es el valor de los debates, el valor en sí, como aportación democrática. A mi modo de ver, y ya lo he dicho aquí otras veces, los debates electorales están sobrevalorados. No digo que no sean necesarios e importantes, relativamente. Digo que se les atribuye un valor excesivo. ¿Por qué? Porque en general son un instrumento que favorece más a los que “hablan mejor” que a los políticos o líderes que son “peores comunicadores”. Mi experiencia personal y profesional me dice que los mejores gestores y los líderes más valiosos no siempre son los mejores comunicadores, lo cual crea una segunda perversión, y es que los debates pueden ser una baza a favor de los mediocres con pico de oro. Mal asunto para una sociedad. Por eso, creo que los debates están sobrevalorados.

Y una tercera perversión de los debates: se autoproclaman como decisivos. Todavía hay gente que se cree el mensaje de las televisiones cuando dijeron que los debates del 93 y 96 fueron decisivos. El primero para Felipe. Y el segundo, para Aznar. ¡Y se lo creen! La influencia de un debate es muy relativa. Y no se puede medir. Su influencia puede ser importante, pero no hasta el punto de decidir unas elecciones. ¡Que esto no es Hollywood, por favor!

Tendremos en la campaña que empieza en ocho días un gran debate a cuatro. Será el lunes, 13 de junio, y lo emitirán todas las cadenas y lo seguirán diez millones de personas. La novedad es que no será dirigido por un solo presentador, sino que los grupos de Telecinco, Antena 3 y TVE situarán a un periodista de referencia para hacer las preguntas. Veremos lo que da de sí este formato. Veremos quiénes son los tres periodistas de referencia. Lo que me parece mal, y ya estamos en la política espectáculo, es que Antena 3 vaya a organizar el debate a cuatro entre mujeres. O sea, la sección femenina de la campaña. Será este próximo jueves, 9 de junio. ¡Por favor! Como los candidatos del gran debate son cuatro hombres, va Antena 3 y hace un debate de sección femenina. ¿Veis como no puede ser? Los debates no son el problema. Es la política y su sentido.

 

  1. Impacto

Ser vulgar no es ser mejor comunicador

Existe la falsa creencia de que ser vulgar humaniza y mejora la comunicación con la gente. Esta tendencia a la vulgaridad se está instalando en la clase política y los líderes sociales. Es un error. Y constituye una demostración más del despiste de nuestros líderes y de la crisis de liderazgo en la sociedad. Confunden la naturalidad con la vulgaridad; pero lo que se pone en evidencia es la falta de calidad expresiva, las carencias comunicativas y los defectos de cultura. El problema de los políticos no es de comunicación: es de concepto. Y no resolverán su desafección con la sociedad hablando de otra forma, sino actuando de otra forma.

Algo de esto le ocurrió el pasado día a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, quien en sede parlamentaria se refirió a la economía de su marido como “un tieso”, que viene a ser algo así como una persona sin recursos, un pobre. No son formas, la verdad. Y así lo destacamos:

 

  1. Audiencias. Lo que nos gusta y lo que no

Nuevo récord anual y audiencias de mayo

El sábado cayó el récord anual de la emisión más vista. Fue en la tanda de penaltis de la final de la Champion que emitió Antena 3. En ese momento, el techo de audiencia llegó a al 62,3% de la cuota de pantalla y 11.642.000 espectadores. Hay que decir que eso es la televisión en estado puro: la épica del momento cumbre, cuando un jugador (una persona en definitiva) se lo juega todo en un segundo, de cuyo acierto depende el triunfo o la derrota. No obstante, durante el partido la audiencia fue bastante menor, con el 57.3% y 9.447.000 espectadores.

Pasado el mes de mayo, tenemos el balance de audiencia de este mes, que ofrece de nuevo el liderazgo de Telecinco, con el 15,1%, líder absoluto en Euskadi. Le sigue Antena 3, con el 13,4%. La entrada de nuevos canales dispersa la audiencia un poco más, pero determina que el exceso de oferta no mejora la calidad de la tele. Es como lo bares. Hay muchos, pero unos están muy llenos y otros casi vacíos.
Por cierto, el consumo medio este mes es de 231 minutos por persona y día, lo que equivales a poco menos de cuatro horas, unos 5 minutos menos que el mes anterior. A partir de junio y hasta agosto, la audiencia de la tele se desploma a la mitad que en invierno. Y es bueno que eso ocurra.

En lo que se refiere a la televisión pública vasca, las cosas están verdaderamente mal. ETB2 vuelve a bajar, ahora ya por debajo del 7%, (6.7%) que es su peor registro mensual. ETB1 también baja, del 2,1 a 2%.

 

  1. La buena publi

Pequeña historia fantástica

La publi vende sueños. Esa es su tarea. Establece una pugna con nuestros deseos. Y nuestra respuesta tiene que ser que esos sueños no rompan el equilibrio o control de nuestros deseos. El anuncio de hoy es como una pequeña historia de ciencia ficción. El coche como equivalente de la nave espacial. Un viejo astronauta está triste y vive en la melancolía de los viajes espaciales. Echa de menos las estrellas. No come, no vive. Está triste. Hasta que un modelo de coche, de aire futurista y con extraordinarias prestaciones tecnológicas le vuelve a la vida feliz, al evocarle su antigua nave espacial. Es una historia fantástica, que no engaña a nadie, porque nadie se cree que un coche sea una nave espacial, pero sí sitúa al Audi en la idea de coche tecnológicamente futurista, el Audi R8 V10 Plus.

Por cierto, que Audi en este anuncio lanza un guiño de homenaje, muy sincero, David Bowie, recientemente fallecido, cuya maravillosa canción Starman es la sintonía de este no menos maravilloso anuncio. Se agradece este anuncio y se agradece ese homenaje al inclasificable y divino Bowie

https://youtu.be/EO8qhowxVrM

Este viernes, por cierto, comienza en Bilbao una nueva edición del Festival El Sol de Publicidad. La capital vizcaína será la sede de la mejor comunicación publicitaria del Estado y de los países hispanoamericanos. Mi apuesta es que el Gran Premio lo obtendrá Campofrío con su espectacular anuncio para su producto pavofrío.

 

  1. Qué ver este fin de semana

Tres propuestas para el fin de semana

Una para el viernes, otra para el sábado y otra para el domingo.

  • Como ya estamos en campaña electoral, quizás pueda resultar interesante el careo que Jordi Évole nos propone este domingo, a la noche, en La Sexta, entre Pablo Iglesias y Albert Rivera. Como el formato funcionó bien en la campaña anterior, creo que este diálogo puede dar idea de hasta qué punto los partidos políticos han entendido o no el fracaso de estos últimos cinco meses. Creo que será interesante por eso y yo no me lo perdería.
  • Para el sábado, a la noche, en Cuatro, una buena película, más de entretenimiento que otra cosa. Se titula “El Consejero”, de Ridley Scott. Con un reparto de lujo: Michael Fassbender, Penélope Cruz,   Cameron Díaz,   Javier Bardem y Brad Pitt. Una película de acción, con claves de comedia y de dramatismo. Un poco loco y algo surrealista.
  • Y para el viernes a la noche, en ETB, le recomiendo encarecidamente un debate que es de lo más democrático que hay en la tele. Es “200 en jake”, moderado por Klaudio Lana. Con dos 200 personas, absolutamente anónimas, de todas las clases y edades, que hablan con una libertad absoluta de los temas que importan en el día. Es la cuarta entrega y lo que hemos visto hasta ahora es auténtico. No existe un debate más plural y real en todas las cadenas. A veces, como es lógico, se convierte en un caos. Pero la gente dice lo que le da la gana, sin retórica política. Es verdaderamente único. No se lo pierdan.

¡Hasta el jueves que viene!

 

Nadie va a morir que no quiera

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Sin previo aviso y seguramente con criterio de reversibilidad, el pasado lunes ETB2 dejó de emitir westerns después de más de una década de colonización de las tardes de Euskadi. La decisión es histórica y deja la misma sensación de vacío que todo fin de época. En su lugar, ha programado una serie canadiense, Los Misterios de Murdoch, cuyo protagonista es un trasunto de Sherlock Holmes de finales del siglo XIX, intuitivo y seco. Por mucho que se empeñe con sus técnicas forenses y su meticulosidad, no hará olvidar las ingenuas y violentas crónicas del oeste americano a las que miles de vascos, de avanzada edad y sexo masculino, se habían habituado como nostalgia de los cines de barrio, de sesión doble y olor a sobaquillo. La nostalgia es la emoción de quienes no quieren morir, aferrados al recuerdo y al sufrimiento (algia) por no poder regresar al pasado. Las películas “del salvaje oeste” fueron obras menores de los años cuarenta y posteriores, hasta sus postreras subversiones italianas y españolas. Tal vez el último gran western sea Los odiosas ocho, del genial Quentin Tarantino, una orgía de sangre y brutalidad que mueve más a la risa que al desgarro. Tarantino es un loco bromista.

El género de indios y vaqueros son la deformación narrativa de un genocidio bajo la apariencia de epopeya americana, una formidable pantomima ética como simpleza de heroísmos y crueldades que solo podían tener cabida en una sociedad ignorante, tutelada por la tiranía. Con estos instrumentos de masas se educaron y distrajeron varias generaciones. Conocemos sus devastadores efectos de entonces. Ahora, además de merienda melancólica, son más una propuesta humorística por lo terriblemente burdas que son sus historias. ¿Cae para siempre el telón de las películas del oeste en ETB? No lo creo. Los westerns se cuentan por miles, son muy baratos y tienen sus fieles, al menos hasta que desaparezcan los niños de los setenta, aún sin jubilar. Nadie va a morir. Es solo un descanso para hacer pis. ¡Ah!, y no se olviden visitar nuestro ambigú.