Mendigando la segunda dosis
Los centros de vacunación contra la Covid madrileños soportan a diario una romería de peregrinos en busca de su segunda dosis. Recoge El Diario los múltiples testimonios de aquellos que, tras vencer los plazos marcados, continúan sin recibir cita. A diferencia de Euskadi, donde al recibir la vacuna confirman la fecha de retorno para la segunda inoculación, en Madrid hay que esperar un SMS o llamar a un saturadísimo servicio telefónico para lograrlo. La alternativa, recorrer los centros sanitarios en busca de un inyección sobrante, a pesar de la recomendación institucional de esperar la citación. Es extraño que sólo suceda en esta Comunidad.
El Zendal en alquiler
Al menos lo que no pierden los sanitarios del hospital Zendal es el humor. Han conformado un grupo en twitter donde aglutinan los testimonios sobre las duras condiciones laborales que soportan, junto con las críticas a la gestión de la Consejería de Salud. Muchos han sido obligados a desplazar allí su lugar de trabajo, aún así, la falta personal es tan patente que incluso se da la paradoja que ha tenido que rechazar nuevos pacientes en un centro destinado a descongestionar la saturación del resto. Con mucha ironía han puesto un anuncio de alquiler en Fotocasa en el que lo ofrecen como almacén a Amazon, ya que “como hospital no sirve”.
Reaparece Fernando Simón
Seguimos en el ámbito sanitario, esta vez con un viejo conocido, Fernando Simón. El mediático director del Centro de Emergencias Sanitarias, ha permanecido unos días alejado de los focos. Reaparecido en una rueda de prensa ha pedido un último esfuerzo a la población en la lucha contra el coronavirus. A su juicio a esta batalla «no le queda tanto, queda mes, mes y medio» y podemos «aguantar». Con su trayectoria de vaticinios no podemos sino esbozar una sonrisa, desconocemos la ubicación de su oráculo, pero falla más que una escopeta de feria. Aún recordamos cuando afirmó que la ahora predominante variante Delta iba a ser marginal.
Peligrosos festivales
Hay un mantra que repiten una y otra vez los artistas, “la cultura es segura”. La afirmación es cierta, pero siempre que la responsabilidad colectiva asuma las medidas necesarias y los comportamientos cívicos. Acudir a un festival de música puede ser tan seguro como ir a un teatro o ver una ópera. Sin embargo, si no guardamos las distancias y obviamos el uso de la mascarilla, se convierte en un evento tan peligroso como cualquier masificada fiesta ilegal. El ejemplo más claro lo tenemos en Cataluña, donde más de 2.000 asistentes se contagiaron de Covid en los recientes y multitudinarios certámenes musicales.
Tercera dosis para ricos
La solidaridad individual es difícil de medir, la que existe entre las naciones no será tan complicado. La Organización Mundial de la Salud ha hecho un llamamiento a todos los países, especialmente a los más ricos, para que retrasen la inoculación de una tercera dosis de la vacuna contra la Covid hasta finales de septiembre. El altruismo de los pudientes se mide en que, a día de hoy, acaparan el 80% de las dosis inyectadas en el mundo. Mientras la OMS cuenta con el nada ambicioso objetivo de conseguir que todos los estados tengan, al menos, el 10% de la población vacunada, Alemania e Israel anuncian una dosis de refuerzo.