«Hoy no me siento muy católico» es una frase que oía de vez en cuando a mis mayores durante la infancia. Se utilizaba siempre en sentido negativo – jamás escuché «hoy me siento muy católico » – y para indicar que quien la decía no andaba en aquella ocasión muy bien de lo que fuera.
He recordado esta identificación de «lo católico» con lo bueno, lo positivo – más allá de su significado etimológico como «universal» ( Corominas dixit) – ,tras echar un vistazo al libro La estirpe del camaleón, de Julio Gil Pecharromán .En esta obra se intenta llevar a cabo una historia de la derecha política en España – que no solo española – y concluye su autor afirmando que el rasgo característico de esta tendencia ideológica ha sido su adhesión a la defensa de la «nación católica», entendiendo por tal la plasmación política institucional de los principios morales de la Iglesia Católica. Como estrambote, se añade que lo que en otros lugares se ha mostrado como conservadurismo liberal tan solo ha constituido, en este caso, un conjunto de breves, casi brevísimos, episodios de su devenir.
Lo más curioso de esta larga y documentada reflexión es que contrasta y mucho con la menor aceptación manifiesta de la Iglesia Católica en la actualidad.Y no ya tanto porque algunos de sus recursos orgánicos básicos, como la cobertura de los ritos de nacimiento y matrimonio, y acaso cada vez más de los morturorios, estén cayendo en desuso, o porque su moral circule ahora democráticamente como una opción más, sino también porque, como se ha podido comprobar recientemente, las aportaciones de la ciudadanía al mantenimiento de la Iglesia Católica a través del IRPF, han disminuído notablemente en algunos lugares de la piel de toro.
En este sentido es muy singular el caso de las anteriormente muy católicas Provincias Vascongadas – las del «Dios, Patria , Rey» y el «Jaungoikoa eta Lagizarrak» – en las que las contribuciones han caído globalmente. Y particularmente en Gipuzkoa ,donde tan sólo el 17, 2% de los contribuyentes ha señalado la casilla correspondiente, recaudandose 330.904 euros menos.
Es posible que este último dato se deba a la deriva del obispo José Ignacio Munilla, un prelado no aceptado, incluso rechazado por amplios sectores de la Iglesia guipuzcoana, y que además ha incurrido en los últimos tiempos en algunas especulaciones de carácter inmobiliario, en principio harto impropias de su institución.( 1)
Visto lo visto, haría bien el obispado de Bizkaia en no seguir esta vía especulativa y renunciar de una vez por todas a su proyecto de construir un gigantesco edificio de ocho plantas y cuatro sótanos en la parcela que actualmente ocupa la Escuela de Magisterio- BAM en el barrio bilbaino de Abando , un proyecto que ha sido denunciado ante los tribunales y ante la opinión pública como un gran pelotazo inmobiliario…(2)Pues las consecuencias podrían ser similares y lo que se obtendría por la puerta grande se podría escapar por las ventanas pequeñas.
En cualquier caso, y por otro lado , el hecho constatado de que una gran parte de lo recaudado a través de estas aportaciones a la Iglesia Católica se destine al mantenimiento de una cadena de televisión (3) de corte totalmente reaccionario y nacional-católico, no hace sino ratificar la tesis de Gil Pecharromán , de forma y manera que se repite la fórmula a pesar de que los tiempos, incluso eclesiales, están indicando un cambio de tendencia.
Quizá sea, por lo tanto, el momento de que todos los implicados se pongan a «hablar en cristiano», otra expresión muy escuchada también en mi infancia y que acaso cobre de nuevo una singular vigencia porque a lo peor «no estamos muy católicos»…
(1) San Sebastián: Diez años sin paz en la diócesis del obispo Munilla.
No termino de entenderle en ciertas cuestiones don Vicente. Si este obispado o aquel otro realiza un «pelotazo» urbanístico es porque alguien se lo aprueba. Aquí en Donostia, que yo sepa, el señor obispo lleva tiempo hablando con las autoridades para ver si en el terreno que está cerca de mi casa, en donde está la parroquia, Cáritas, un Aterpe, oficinas, sede de un coro, etc. etc. la «Autoridad competente» (por supuesto no militar) le aprueba un determinado cambio de uso de la parcela puesto que «sobra iglesia por todos los lados. En la sede del Gobierno Civil, colindante, ocurre otro tanto porque hay voces que quieren convertirlo en Casa de Cultura (lo que apruebo). Pero, claro, es el Ayuntamiento quien tiene que autorizarlo ……….. o no.
Tiene usted toda la razón, don Antonio. Respecto al caso que se trata, al parecer ha habido una recalificación parcelaria cuanto menos irregular. Sobre esta cuestión, y por si quiere profuindizar en ella , le recomiendo visitar la siguiente página web:https://abandohabitable.org/
Un saludo y muchas gracias por el comentario.