MR. CHANDAL (¡ bienvenido!)

En esa larga – ¡ larguísima y de patético final ! -colección de tópicos mafiosillos intitulada El irlandés y pergeñada por Martin Scorsese bajo la égida de Netflix , hay una secuencia en la que uno de los protagonistas,  Jimmy Hoffa ( Al Pacino) le dice a otro, Anthony Pro ( Stephen Graham): «¿Así vas a una reunión ?», aludiendo a su camisa floreada y a sus pantalones cortos. Y respondiéndose por delante , añade : «Ya sea en Florida o en Tombuctú,siempre voy en traje a una reunión» . Y es que hasta entre la gente del hampa había sus reglas a la hora de presencializarse.

Cúmplense ahora , por lo oído, algún aniversario, no se cuál, de la aceptación del chandal como prenda de todo uso, pues lo que fuera un dispositivo textil (?) para ciertas actividades codificadas, mayormente vinculadas a las expansiones e intensiones físicas, se ha venido a convertir en un uniforme en el que ya tan sólo hay diferencias, como siempre, de clase y de marcas: un poco como ocurrió con los blue jeans que de ser utilizados por los blue-collars del proletariado y del vaqueriado pasó después a ser alegre prenda mundializada, primero por los hippies y después por los white-collars del pijariado ( if Levi´s, of course)

A lo mejor – y a lo peor, depende – la globalización del chandal, que han lucido desde Castro hasta Obama, pasando por Putin y Xi Jinping ( Mao no se hubiera atrevido), tiene que ver con la deportivización generalizada de la vida social, lo cual que, a pesar de lo que pudiera parecer a primera vista, no sólo no se descuadra de la productividad intrínseca, sino que la cuadra como el torero ( o la torera , too) al toro , pues como dijo aquel anarquista de derechas que se autodenominaba anarca y que fue Ernst Jünger, nos estamos refiriendo a “ese turno de trabajo al que damos el nombre de deporte

Y ya que se ha comenzado con una cita cinematográfica de hogaño, de que algo cambió el día en el que la gente – sobre todo pudiente- abandonó el centro de las ciudades , se fue a vivir a las urbanizaciones de los alfoces y comenzó a deambular de aquí para allá en chandal, tenemos un buen testimonio en una de las secuencias más divertidas – «En mi vespa» – de Caro diario, del ínclito Nanni Moretti, un film de 1993, o sea ya de antaño, de rigurosa recomendación…

Any way, felicidades, y… ¡bienvenido Mr. Chandal !

(c) IBILTARIA by V. Huici

INVISIBILAD(es)

Lo voy comprobando día a día: me estoy volviendo invisible. En el portal de mi casa nadie me saluda, dedicado el personal mayormente – y por lo que atisbo, con regocijo- al seguimiento de su smartfone. Ya en la calle, y aun andando bien derechito por mi acera, las bicis me obvian aunque en algunos casos me rozan – para mi sorpresa que no la suya. En muchos bares, los camareros ( y las camareras, no quiero incurrir en incorreciones sexistas) piden el recado de servir a quien está justamente a mi espalda. Y hoy mismo, en la tienda de lo que antes se llamaban coloniales y ahora de cercanía, ni siquiera levantando el dedo – costumbre multiuso inculcada por los Hermanos Maristas- me han hecho caso a la voz de «¡siguiente!»

Tengo varias hipótesis para explicar esta progresiva invisibilidad. La primera es mi pertenencia por afecto y por defecto al grupo «Varón Blanco Heterosexual Monógamo Moderadamente Sucesivo» ( VBHMMS, en adelante) que, en efecto, está desapareciendo en el concurso de las identidades de género post-modernas.

Otro sí, la no afilización ni afición a ninguna agrupación deportiva – que implicaría portar una refulgente camiseta ad hoc– o, en su defecto, a algún agrupamiento religioso o político, en cuyo testimonio luciría algún pin o marca indeleble.

Pero, aun así, y sin descartar las concausas anteriores, me inclino a pensar que mi invisibilidad se debe sobre todo a que , por fin, los largos años de meditación sobre el zafú me han abducido hacia un satori que me va disolviendo corpóreamente, a pesar de que yo sólo quería apartar de mí todo pensamiento – sobre todo chungo.

En cualquier caso, me consuelo, pues si el proceso continua, y termino por desaparecer del todo, como le pasaba a voluntad al protagonista de «El hombre invisible» ( 1933, James Whale ), remitiré como Persona Física , ya no me será aplicable el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas ( I.R.P. F., desde adelante) y no seré relajado al brazo secular por mi impía ausencia.

(c) IBILTARIA by V. Huici

SLOW SEX ( very slow)

La alternativa de formación reglada en tres años que la Iglesia Católica ha propuesto para las parejas ( heterosexuales, of course) que deseen matrimoniarse bajo su bendición me ha recordado , no sé porqué, un libro que en su momento se convirtió en un bestseller mundial: Elogio de la lentitud, de Carl Honoré.

En sus páginas se afirmaba – y se afirma, prodigios de la escritura- que , dentro del movimiento general contra la aceleración de la vida cotidiana, sobresalía la alternativa del “slow sex» o sexo lento, análogo al slow food, la slow city o el slow work, expresiones que no es necesario traducir.

Esta alternativa pretendía, en el conjunto de una gran propuesta de desaceleración, volver a hacer del sexo un placer y no una obligación – aquello del “débito matrimonial” hoy disfrazado de fundamento psicológico de la pareja- o una compulsión que desubime la tensión generada en otros ámbitos de la vida – también aquí “el reposo del guerrero (o de la guerrera)” en versión pornográfica postmoderna.

Para ello, el slow sex proponía abandonar los treinta minutos semanales de media mundial “civilizada” que solían emplear las parejas para hacer el amor y, fundamentalmente, esos siete minutos en los que los varones suele cumplir con su protocolo exasperante de erección y eyaculación para dar paso a la ducha o, en el mejor de los casos, a un leve sueño («triste post coitum»).

Consecuentemente, y sin necesidad de acudir a proezas tántricas, de la cuales también se nutría, lejanamente por cierto, el slow sex, se abogaba en general por hacer un mayor y mejor lugar al sexo, a fin de convertirlo en amor, tomándoselo con más tranquilidad y ,sobre todo, como se puede suponer, con mucha mayor lentitud. Y visto que en los preliminares residía la posibilidad de que las mujeres pudieran luego quedarse satisfechas, se sugiería una buena sesión de masaje desacelerador antes de iniciar los contactos ( ¿ estrictamente?) sexuales- se hablaba siempre en clave heterosexual.

Por supuesto el slow sex no renunciaba a la aventura del pajar o a la del probador de unos grandes almacenes, pero llamaba la atención acerca de que, en cada caso, la práctica del sexo lo fuera en el “tempo giusto” – o en el “eigenzeit” si se prefiere- , es decir, adecuado a cada ocasión, dejándose llevar por lo que los antiguos griegos denominaron el “ kairós” o sentido de la oportunidad.

Ni qué decir tiene que, para los partidarios del slow sex, esta desaceleración sexual debía ser paralela a otras desaceleraciones como las ya citadas más arriba y a las que se podría sumar algo así como una desaceleración política generalizada que calmara los ánimos y las voces, ahora, por cierto, tan agitados/as. Algo así como un retorno del viejo lema de los años sesenta que decía «Make sex, not war!»…

Y, de pronto, me he dado cuenta de la conexión entre las teorías de Honoré y las de la Conferencia Episcopal Española: radícase esta en la apología de la lentitud, si bien en un caso es previa y en el otro póstuma, pero siempre sexual.

Así que, slow sex, very slow, en ambos casos…


(c) IBILTARIA by V. Huici

EL OBISPADO DE BILBAO EN LA POMADA ( o » Justinianus,De santurronis tollendis», que dijo Rabelais)

G. Doré

Dos noticias dos, recientemente publicadas en desigual extensión, ha situado al obispado de Bilbao en la pomada, redirigiendo la atención de tirios y troyanos todavía expectantes ante las calenturientas especulaciones sobre el nuevo gobierno que a la diputada Montserrat Bassa le importaba un comino.

Así, por un lado y en letra pequeña, parece que el Obispado de Bilbao por fin se ha personado en la demanda presentada ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en relación a la denuncia por diversas irregularidades detectadas tanto en la recalificación de la parcela que actualmente ocupa la Escuela de Magisterio diocesana- BAM en Abando ,como en las condiciones propuestas para la edificación de un gigantesco edificio en dicha parcela ,denominado Bizkai Eliza por las autoridades eclesiales y El Corte Inglés Diocesano por el curatado.

Otro sí, y por otro lado y a grandes titulares , el Obispado en la persona de su Obispo en calidad de presidente una denominada Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la CEE, ha presentado en Madrid una propuesta intitulada «Novios en el camino + Q2», un programa de formación – de una duración de «dos o tres años» – para quienes quieran matrimoniarse por la Iglesia Católica.

La intensión y extensión que se ha dado a esta última noticia, en la que se llega a desgranar una guía de las relaciones sexuales – legítimas por consagradas, por supuesto, y entre un hombre y una mujer, por supuestísimo- constrasta con la parvedad de la primera que sólo se puede ampliar con un cierto esfuerzo cognitivo gracias a otras fuentes – como Ekologistak martxan – , adivinándose un desequilibrio informativo un tanto premeditado A. M. G. D. – con todo respeto para los IHS a quienes aprecio y mucho desde que leí El Gatopardo.

Pero en cualquier caso, no deja de ser sorprendente que un obispo divulgue recomendaciones sobre las cuestiones íntimas antes mencionadas, toda vez que carece , o debería ( de) carecer, de la total experiencia empírica de las mismas en su condición de aforado celibatario. Y todavía menos se comprende que el mismo obispo insista en un proyecto constructivo sobre el que cada vez hay más sospechas de pelotazo urbanístico y una creciente oposición interna y externa , a más de que ya en siendo prelado de Córdoba no demostró mucha pericia y volvió al Norte con una multa de 30.000 € bajo su sotana por su nefasta gestión en CajaSur.

En fin…»Justinianus ,De santurronis tollendis» que dijo Rabelais…

(c) IBILTARIA by Vicente Huici

LOS REGALOS ( y el «sistema»)

R.Magritte

Como diría Quim Monzó, debo de ser un tipo muy raro porque no me gustan los regalos. Será porque el personal no acierta al hacérmelos , o sin más, como dice ahora la juventud a la que me acoplo. Así que en estas fechas sufro lo mío y ya no tanto por recibirlos sino porque el hecho de recibirlos implica regalarlos en distributiva y antropológica justicia.

En cualquier caso, y aún avisados que están todos y todas de mis provincias limítrofes, no ha habido manera de eludirlos y para más inri me ha ocurrido algo particularmente engorroso con uno de ellos ,no habiendo asumido la mano regalante el concordato previo.

Devuelta , pues, la prenda en unos grandes almacenes de anglosajón nombre que, según dicen, han sido los inventores de La Navidad en tierras hispanas como lo fue Coca -Cola allende los mares, he recibido al respecto una satinada tarjeta de abono y como no quería prolongar más esta agonía ,me he dispuesto a comprar lo que fuera por el saldo de la misma.

Pescado al azar un recado de adminículos varios que en un rápido cálculo sumaba por fin el importe de la tarjetilla de marras ,he ido a pagar.Pero para mi sorpresa, una joven dependienta me ha comunicado con tecnocrática voz que «el sistema» había caído y era imposible que yo pudiera pagar con el dinero electrónico en cuestión.

En siguiendo los cauces, como buen post-maoísta, he acudido a una ventanilla intitulada «Atención al cliente», desde la que una reposada mujer , tras varias consultas telefónicas a saber a qué altas esferas me ha conminado amablemente a pagar hoy con una de mis tarjetas de crédito y a volver mañana para recuperarla con la primera tarjeta, eso sí, si el «sistema» ya se hubiera levantado.

Viendo venir la angustia de tener que volver al día siguiente y de que no se hubiera levantado «el sistema» y recordando el «vuelva usted mañana» del romántico- pragmático Mariano José de Larra ,conteniendo una ira breve pero asaz intensa , he solicitado que me pasara, por favor , unas grandes tijeras estratégicamente situadas sobre el mostrador.

Y con toda la pulcritud que he podido he troceado la tarjetilla una y otra vez hasta convertirla prácticamente en polvo dejando los restos a su alcance,y me he despedido con un toque optimista de sombrero…
Así que por favor…¡No me hagan más regalos!

(c) IBILTARIA by V. Huici


LA NAVIDAD ( y el «Carpe Diem»)

De tanto hablar de las miserias de hogaño, no me he percatado de que la Navidad ha venido y nadie sabe cómo ha sido.

Pues viene con reiteración y alevosía a romper la recta línea de los años con el círculo de las estaciones , bajo el buen disfraz de soltiscio de invierno que le proporcionó esa maravilla sincrética de nomadismo estático que es el cristianismo.

Por eso , y para prevenirme contra mí mismo , me consuelo leyendo a Montaigne y me hago eco de sus ecos de Horacio, como lo hace en el capítulo XI de los Essais – “De los pronósticos “– : “Ille potens sui, laetusque deget,cui licet in diem dixisse, vixi,cras vel atra nube polum pater occupato vel sole puro”- o sea: “ Es feliz, dueño de sí mismo, el que cada día puede decir: he vivido. Qué me importa que mañana el cielo se oscurezca o brille el sol” (Odas III  XXIX, 40-44)

Pues el paganismo de Horacio, su fijación en el carpe diem, previene, histórica y conceptualmente contra el cronos de la cronología, tiempo básico de base griega del pensamiento judeo-cristiano, para abocarla hacia el kairós, hacia la ocasión propicia que hasta puede vivirse como aión, es decir como eternidad.

Y si me previene , y tan bien, es porque no aparece en este tenor productividad alguna, pues para que la haya hay que conjugar el tiempo como cronos: esto nos lo sabemos muy bien desde que estudiamos la productividad del capital vinculada a la inversión durante un tiempo determinado. A más de que conjugarlo como cronos es espacializarlo, como ya advirtió en su momento Henri Bergson, y abrirse al sufrimiento del acabamiento.

Y así, ahora que la Navidad es consumo, que no es sino la forma análoga y más oculta de la producción, se me ocurre que puedo, que podré , escaparme de la programación de estos días, o , al menos, de algunos de ellos, bien defendido por este mi escudo horaciano, y ser durante algunas horas libre en mi familia, en mi municipio y en mi sindicato …Carpe Diem!

SEGURIDAD ( y el misterio de la Inmaculada Concepción)

En relación a mi crónica de ayer sobre el niño perdido y hallado en las dependencias de la Academia de la Ertzaintza de Arkaute, he de constatar que el Ente Público de Radio Televisión Vasca (EiTB) ,que dio la noticia de alcance, no ha proporcionada mayores informaciones sino cada vez menos sobre la circunstancia de que dicha Academia estuviera vigilada por una empresa de seguridad privada.

De facto, nada nuevo se ha mencionado al respecto, aunque, eso sí, ha publicitado una breve entrevista con la, al parecer, directora de la Academia de cuyo nombre no puedo acordarme, que ha comentado , más allá de que hay una investigación en curso, cuatro aspectos singulares como son : A) que el niño no entró en un coche camuflado; B) que no se subió a ningún helicóptero; C) que no se sacó ningún selfie ; y D) que el citado menor no se comió ningún bocata o sandwich de los que están a disposición de los alumnos y alumnas en las correspondientes máquinas expendedoras.Pero nada tampoco que permita dilucidar una respuesta en relación a por qué la Ertzaintza no garantizaba, como parecería lógico, la seguridad de su propia Academia

Y aunque estás declaraciones me pudieran mover a ello, como no quiero ser fatalista tal que algunas opiniones que he recibido al respecto, ni hacer del empeño despeño ( que diría Baltasar Gracián) sino que está en mi ánimo dar cuenta de algo un poco a la manera de mi muy querido Quim Monzón, en siendo tan fácil hacerlo pues hay denotación y connotación suficientes para ello, yo aquí lo dejo, aunque todo me suene al misterio de la Inmaculada Concepción que es de tan misterioso, tan bello ( como ha dejado claro Pablo d ‘ Ors, ese cura católico- zen ahora tan en la pomada…

SEGURIDAD ( privada para la seguridad pública )

Según ha informado ETB, recientemente un niño de doce años se ha colado en la Academia de la Ertzaintza de Arkaute. Lo curioso de esta noticia no reside en lo anecdótico, sino en la subsiguiente información de que la seguridad de la citada academia policial está en manos de una empresa privada ( de seguridad, por supuesto.

La curiosidad, en este caso, se centra precisamente en esta circunstancia y la pregunta que surge de inmediato es : La Ertzaintza ¿no es capaz de mantener la seguridad de su propia academia?

Como no es concebible una respuesta negativa, todo lleva a otra pregunta más : Si la Ertzaintza es capaz de garantizar la seguridad de su propia academia, ¿ porqué se deriva a una empresa privada que probablemente incrementa el gasto en vez de ahorrarlo? Y, entonces, y por lo tanto ¿ quién se beneficia?

Si las informaciones del Ente Público de la Radio- Television Vasca se confirman, alguien debería dar la cara y presentar las correspondientes explicaciones. Y si no son plausibles, dimitir inmediatamente…

QUOUSQUE TANDEM( abutere, municipes, patientia nostra?)

En una reciente entrada de su siempre interesante blog ArkiLectura, Javier González de Durana, aborda algunos aspectos de los planes urbanos más recientes de Éibar.

Comentando uno de ellos ,González de Durana dice :»Sólo la ambición de lograr el mayor beneficio privado posible -exprimiendo el escaso suelo urbano para levantar cientos de viviendas nuevas en donde al parecer hay alrededor de 1.000 vacías- y una incomprensible tolerancia municipal mueven esta iniciativa inmobiliaria».

No he querido conocer la composición del ayuntamiento armero, porque da toda la impresión de que hoy en día la política ,en general, se confunde con la gestión y la gestión, a su vez con la eficiencia tecnocrática, de forma y manera que las instituciones, sobre todo las más próximas a la ciudadanía, ya sólo pretenden operar como intermediarias neutrales, sin vincular sus acciones a valores por mucho que en los programas de los partidos políticos se mencionen expresiones como «bien común».

Esta renuncia a la intervención serena pero persistente, es una renuncia a todo aquello que la política tiene de propio y tanto más cuanto en tantas ocasiones se revela condicionada por la corrupción del uno o el tres por ciento y el amiguismo patrimonialista.

Al respecto , otra buena prueba de la inutilidad de la acción política es la tolerancia municipal del Ayuntamiento de Bilbao ante el macroproyecto del Obispado para la parcela que actualmente ocupa la Escuela de Magisterio diocesana-BAM en el barrio de Abando y que pretende construir un gran edificio multiservicios, de siete plantas y cinco sótanos, con el concurso de la mútua privada Mutualia y de la constructora Murias, colmatando todo el espacio disponible.

Y desde luego nada de todo esto tiene que ver con la tolerancia que proclamaba Voltaire, sino con una abstención de los deberes
de defensa de la ordenación urbanística frente a los intereses privados, llevada a cabo por munícipes que deberían ser apartados
por las direcciones políticas correspondientes si fueran coherentes con las ideas que dicen defender.

Pues la desafección de la ciudadanía por la política comienza en cada barrio y son ya muchas las voces que repiten aquello de «Quousque tandem abutere, municipes, patientia nostra?»



LA NACIÓN( como «opera aperta»)

Playa de Carnota

Ha sido tocar el tema por encima y desde la distancia y entrar de lleno en él , pues la columna anterior – «LEÓN ( no quiere ser Castilla)» ha animado a algunos lectores a manifestarse, lo cual que es una de las funciones, sino la principal, de estas letras que voy escribiendo un poco a trancas barrancas entre paseo físico y paseo metafísico.

Para empezar, a más de uno no le ha sorprendido la reivindicación de «León sola», pues debe ser, a lo que se dice, antigua. Y si por ahora no se ha expresado con claridad ha debido ( de) ser porque a fuer de su componente histórico, no añadía otro que suele ser decisivo como lo es un perfil lingüístico meridiano: al respecto, uno de los intervinientes (M.A. )ha recordado que «la variedad lingüística del romance ibero occidental denominada Castúo o lengua estremeña se relaciona con la llingua asturlleonesa, (asturianu, lleonés o mirandés) lenguas en continuidad dialectal».

Pero A. G., siempre atento y buen lector (¡muchas gracias! ) ha recordado que «en el norte de la mismísima provincia de Cáceres hay seis pueblecitos en torno a San Martín de Trevejo que tienen una lengua propia llamada fala, con la que rotulan en bilingüe cartelones de entrada a la población, denominación de calles y demás. Y, como no puede ser menos, también demandan su autonomía«.

Así que no parecen bastar la Historia y la Lengua para fomentar el particularismo que se puede convertir en nacionalismo, y al respecto, de nuevo M.A. recuerda un párrafo del ensayista valenciano Joan Fuster que decía que «els nacionalismes no emergeixen en el buit» y que «cada nacionalisme s’articula com a tal en funció d’un altre nacionalisme conflictiu amb ell». Y es de suponer que, en el caso que nos ha traído hasta aquí ese otro nacionalismo debe (de) ser el español …o el castellano.

Por otro lado, cualquier particularismo no acaba por convertirse en nacionalismo, así que tenga una solución identitaria de Historia, de Lengua o de Cultura. Diz que falta algo más. Ese algo más que remite a una voluntad política persistente, sancionada sucesiva y socialmente, como sugiere Juanjo Álvarez en un reciente artículo (1)

Pero en este punto hago de nuevo tope, y como en un paseo por la playa retorno sobre mis pasos bordeando la orilla…Y de pronto, abducido por mis recuerdos, me veo en la playa de Carnota poco antes del desastre del Prestige, caminando descalzo al atardecer con un colega gallego, y escuchándole decir: «Yo ya sólo puedo concebir la nación como una opera aperta, al modo de Umberto Eco…»

(1) Álvarez. J. Euskadi, nación política.