No se puede. ¡Pero sí quieren!

El famoso lema de las legítimas protestas llevadas a cabo por la Plataforma de afectados por la Hipoteca “Si se puede. Pero no quieren.” que hace alusión a una serie de medidas de fácil aplicación inmediata de haber un mínimo de preocupación por el bienestar ciudadano de parte de los criminales – en el sentido de pertenecer al país de Crim – que nos gobiernan, bien podría leerse del revés “No se puede. Pero sí quieren.” Remitido en esta ocasión a los deseos de la gente honrada y sus posibilidades prácticas de poderlos ver cumplidos algún día.

Por no enredar con los matices, digamos que la población desea trabajar para ganarse la vida de un modo honrado, que es el medio tácitamente acordado para distribuir la riqueza generada por la comunidad dentro de una sociedad moderna y desarrollada. ¡Pero no puede! Una vez fue despojada de los medios de producción por las élites extractoras y reducida como las bestias a su fuerza bruta obligándole a prostituirse en cuerpo y alma entregando a los criminales lo más preciado de sus vidas cual es su tiempo y salud, ahora también se pretende expropiarle la producción misma y aún del único modo que se le ha dejado acceder a ella: su puesto de trabajo esclavo. Así, hoy resulta que los buenos esclavos, los mejores esclavos que ha habido nunca ¡quieren trabajar! ¡Pero no pueden! No les dejan.

La gente honrada sí quiere vivir en una casa digna a la que engañada por la Constitución cree tener derecho. Sin entrar tampoco a este otro trapo, es verdad que los ciudadanos anhelan poseer un hogar donde encontrar cierta paz y descanso con los suyos, sentimiento tildado de caprichoso por los criminales partitocráticos desdeñando con ello el más primordial deseo humano de hallar refugio desde al menos 2,5 millones de años. Y aquel sagrado cobijo que los hombres primitivos del Paleolítico inferior fueron capaces de proporcionar a sus primitivas comunidades, parece todavía en pleno siglo XXI todo un lujo para el Homo sapiens perversus del PP o del PSOE a quien da igual la terrible circunstancia de que las personas trabajadoras sí quieran un hogar donde poder vivir, pero no puedan pagarlo a los criminales que las retienen vacías.

Los ciudadanos hace tiempo que venimos mostrando y demostrando que sí queremos servicios públicos de calidad: primero pagando impuestos para que sean posibles y segundo haciendo un uso preferencial y mayoritario por los mismos tanto en educación, como en sanidad, infraestructuras, etc. Nunca hemos demandado privatización alguna; jamás hemos solicitado la venta de bienes e inmuebles del Estado; Porque sí queremos mantener el Estado del Bienestar. Pero no podemos vigilar constantemente a quienes se supone han de vigilar por su mantenimiento y no su desmantelamiento.

Las personas ignorantes de la Suprema Moral consistente en “no procrear” como bien saben los que saben en la Iglesia Católica, una vez padres y cometido el mayor pecado contra la Existencia, cuál es, traer un nuevo Ser al mundo, sí quieren lo mejor para sus hijos: sí quieren poderles dar una buena alimentación, adecuada vestimenta, un entorno saludable sin ruidos ni contaminación, buenos ejemplos en la vida, juguetes y juegos para que desarrollen sus facultades psico-sociales de un modo lúdico…pero no pueden. Y no pueden, porque los mejores alimentos, ropas, zonas habitables y demás, son demasiado caros para quienes precisamente con su trabajo y sudor diarios los hacen posible para que los disfruten únicamente los criminales.

Está visto que la mera voluntad humana no basta. Es necesaria la intervención de una fuerza divina que acompañe el sentimiento positivo para que nuestros deseos se cumplan y sobre todo, contrarreste las fuerzas demoníacas que colaboran con el imperio del mal al que están adscritos nuestros gobernantes reptilianos. Por eso, el inicio de su fin ha de empezar con una plegaria a Dios para que ayude a nuestra voluntad de aniquilarlos porque sí queremos matarlos, pero no podamos solos.

Hasta la coronilla

https://www.youtube.com/watch?v=SBidDC4jx8Y

No ganamos para pleitos. El Estado español, debería plantearse muy seriamente en esta época de recortes, la conveniencia económica de mantener una Casa Real que cuando no anda metida en pleitos para defender su honor, lo es para esclarecer la legitimidad de sus negocios. Porque sabido es que, indistintamente de como terminen los juicios en los tribunales, a la Corona le sale gratis, mientras a nosotros, los ciudadanos, perdemos siempre, pues como sucediera en mi caso, saliendo yo ileso de la acción de la Injusticia que sobre mi se cebaba acusado como estaba por el mismo delito del que ahora ha sido condenado el genial Coronel Martínez Inglés, además de no repararme nadie moralmente por haber padecido la pena de banquillo, ni retribuirme los daños ocasionados por las molestias de haberme visto obligado a desplazar hasta la ciudad del oso y el madroño en varias ocasiones, resulta que, parte de mis impuestos fueron dedicados a sufragar las minutas nada diminutas que un proceso de varios años supongo se endosarían a cargo de las Arcas públicas y por consiguiente, aún inocente, acabé pagando las consecuencias de la Injusticia española.
Por eso, mientras el vulgo trae y lleva entre dites y diretes acerca de la Corona y la Corina, yo exclamo estar ¡hasta la coronilla! cada vez que me entero que la Fiscalía actúa de oficio contra ciudadanos que muestran su malestar contra una Institución que deja mucho que desear a todos los niveles, como ahora acabamos de enterarnos de que el Coronel Martínez Inglés ha sido condenado a una multa de 6.480 euros por un delito de injurias graves a la Corona. Así consta en una sentencia notificada el pasado Jueves por el magistrado Vázquez Honrubia.
Martínez Inglés, publicó un artículo inspirado de opinión el 12 de diciembre de 2011 en el periódico digital ‘Canarias semanal’ con el título ‘¿Por qué te callas ahora?’. Al calor de la reflexión, mientras cuestionaba la actuación del Monarca ante las actividades imputadas a su yerno, señaló que don Juan Carlos creía «provenir del testículo derecho del emperador Carlomagno» cuando en realidad lo hace «de la pérfida bocamanga del genocida Franco» aseverando que es el «último representante en España de la banda vagos y maleantes que a lo largo de los siglos han conformado la foránea estirpe real borbónica» (…) «a todo cerdo le llega su San Martín». «A ti, y a toda tu familia y parentela más o menos cercana de enchufados, de toda laya, parece ser que está a punto de llegaros» entre otros improperios que el buen gusto me invita a no reproducir.

El Coronel, adelantó que, recurriría al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, en la confianza de que «con toda seguridad» le dará la razón. Además señaló que «En ese artículo ni injurio ni calumnio al Rey. El Rey se calumnia e injuria solito. Yo lo único que cuento son las cosas que ha hecho el Rey y las cosas que están en la calle que lo sabe todo el mundo por los medios de comunicación».
Sin entrar a valorar la sentencia ni el contenido artístico del texto, tarea que dejo para el lector, por cuanto mi corazón se encuentra dividido entre el agradecimiento eterno debido al mismo juez que me absolvió y un militar hacia el que siento devoción intelectual, creo llegado el momento por parte del Gobierno del PP de indicarle a la Corona que sea ella y no el Estado la que se defienda de cuantos ataques contra su imagen, oprobios contra su figura, ofensas contra sus miembros, injurias, insultos, chistes, rumores, bulos y demás males crean ser objeto por los tontos súbditos que les mantienen, como hemos de hacer el resto de contribuyentes. Estoy convencido que de tomarse esta medida, se apreciarán mejor que nunca los provechosos efectos de la introducción de tasas en la Justicia por parte del Ministro Gallardón.

Alternancia en el sano ejercicio del Poder

Porque somos humanos y no dioses, perseguimos la perfección cual presa en el horizonte, no dándose nunca plena satisfacción, pues solemos gustar del derroche en época de abundancia que es cuando podríamos mejor ahorrar sin esfuerzo y en cambio, pretendemos ser austeros cuando no queda otro remedio, nunca así viéndose juntas virtud y circunstancia propicia, como es usual surja por necesidad cuando más difícil se torna ejercitarla que por algo a la miseria económica le acompaña la podredumbre moral.
La famosa separación de Poderes emprendida por los ilustrados para evitar los excesos del Absolutismo, dividiéndolos en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, fue un progreso teórico muy matizado en la práctica. Sin entrar a valorar como su conjunto es deudor del Poder económico, lo cierto es que sus ideólogos, siempre pensaron en este reparto trinitario como acontecido en simultaneidad, en correspondencia con la fuente regia de donde provenía, pues en la figura del Soberano, el Poder era ejercido en todas sus potencias por igual, simultáneamente.
Es verdad que los Poderes del Estado coinciden mayoritariamente en el tiempo, pero me he fijado, que nunca a tiempo. Me explico: La división de poderes fundamentaba su excelencia en el equilibrio entre los vértices del triángulo institucional que se pretendía, dando juego a la mutua vigilancia para evitar excesos de las partes. A este equilibrio de poderes, se le sumó la figura del árbitro como Jefe del Estado pudiendo ser Rey, Príncipe o Presidente. Por si acaso, por encima de todos, se situó la Constitución. Pues bien, así como en la Santísima Trinidad, no gozan de igual dignidad el Dios Padre que ocupa ¾ partes de la Biblia, el Dios Hijo que aparece en lo restante sin apenas huequecillo para el Espíritu Santo, los tres poderes, nunca llegaron a trabajar plenamente por separado, ni en colaboración.
No estoy aludiendo a las consabidas desavenencias entre unos y otros o a los problemas de ajuste y coordinación. Lo que deseo tratar ahora es un fenómeno que vengo detectando y que me había pasado desapercibido, cuál es, el de la alternancia programada en el sano ejercicio del poder.
No sé si se han fijado ustedes, pero me llama poderosamente la atención que cuando el sistema hace aguas por un Legislativo corrupto y un Ejecutivo ineficaz, resulta que la Justicia en colaboración del cuarto poder, la prensa, actúa con un vigor que ante los ojos del ciudadano salva todo el sistema dándole cuerda para pasar estos ratos de tribulación. ¡Sí! Esa, la Justicia acusada de cachonda, lentitudinaria, dependiente, farragosa, al servicio de los poderosos, etc. ¿Por qué ahora funciona tan bien y a marchas forzadas?
No dudo de la buena intención de Jueces, abogados, fiscales y periodistas que están dando la cara por la Democracia en defensa de los intereses de los ciudadanos; son como ratas sueltas de laboratorio que hacen lo que pueden, a expensan de otra voluntad. Porque su hiperactividad contrasta abiertamente con su dócil actitud de Bella Durmiente, hasta ahora mantenida en lo que debería haber sido su labor primordial, de ahí su actual desprestigio encuestoril.
La plácida convivencia de la Judicatura y los medios de comunicación con los poderes Ejecutivo y Legislativo ha sido mayor de la deseable para la salud de la Cosa Pública, porque la tarea del Poder Judicial y periodístico, no es como la de un carnicero que trabaja con cuerpo muertos, a los que no cabe más que despachar, sino como la de un médico que prefiere prevenir a curar.
El elogiable alarde de justicia e información ahora desplegado, por parte de Tribunales y rotativos, aun siendo de agradecer, se asemejan más a la penitencia por las culpas expiadas que al acierto del deber cumplido. En consecuencia, empiezo a sospechar que, tan ejemplar comportamiento responde más a un desesperado intento por lavar la imagen al sistema a punto de quedar totalmente desacreditado ante la gente, que a un profundo sentimiento de enmienda y tan pronto como sea posible, todos volverán a mirar para otra parte recostándose en el profundo sopor acostumbrado.

¡Hay que indultarlos!

El mismo día en que las encuestas sitúan a jueces y periodistas a la cola del prestigio social, los medios de comunicación informan de una sorprendente cuanto extraña resolución de la Audiencia de Barcelona obligando al empresario Fidel Pallerols y a los ex cargos de UDC Lluís y Vicenç Gavaldà encontrados culpables de fraude en subvenciones públicas, a cumplir las penas de cárcel fijadas en la sentencia que pactaron con las acusaciones, confiados en que al ser inferiores a dos años careciendo ellos de antecedentes, seguramente se librarían de ir a prisión, máxime, cuando su partido aunque a regañadientes, acabó devolviendo casi 400.000 euros nada más dictarse firme la sentencia.
Pero la Audiencia ha rechazado concederles dicha gracia, argumentando “inadmisible que personas dedicadas al noble ejercicio de la política incurran en conductas corruptas como la materializada en este caso (…) debiendo primar la prevención general que supone la pena de prisión (…) que sólo se cumplirá si quienes sucumbiendo a las facilidades y ventajas que proporciona el ejercicio del poder hacen un ejercicio torticero del mismo, saben que de ser descubiertos cumplirán de forma efectiva la pena que se les imponga”.

Todo esto, está muy bien para calmar los ánimos a una ciudadanía harta de ver cómo las instituciones democráticas comparten puerta giratoria con las empresas privadas sin que nadie responda por los continuos saqueos a los que somos sometidos; es agradable al oído por radio, queda fantástico en el Telediario y los ojos se alegran al leerlo por internet. Pero vayamos a lo práctico: ¿Para cuándo el indulto?
Porque, aunque no parece, la verdad padece, dado que todos sabemos que los criminales, hacen tan bien las leyes, que evitan estas sirvan para acusarles; de podérseles acusar, no sirvan para detenerlos; de podérseles detener no ayuden a juzgarlos; de podérseles juzgar, no sea posible condenarlos, de podérseles condenar, que ipso facto se les indulte; y de no podérseles indultar, que les ponga inmediatamente en libertad por buena conducta. Y creo no ser el único en pensar que la Justicia en este caso, dejándose arrastrar por el sentir popular, se ha excedido demagógicamente en su cometido.
Aun pudiendo ser cierto todo cuanto expone la Audiencia de Barcelona, ocurre que, sea por agravio comparativo con otros elementos para los que sí hubo consideración, sea por el hábito o la costumbre de todos conocida, los afectados ahora obligados a cumplir su pena, merecían cuando menos de parte del Tribunal la típica recomendación para que desde la Moncloa o desde la Zarzuela se fuera confeccionando el correspondiente indulto, a modo de ensayo general presentando referencias y precedentes que ulteriormente puedan servir a cuantos habrán de recorrer tan tortuoso sendero de la judicatura.
Porque, en España, la pena de cárcel la tenemos reservada para gente de mal vivir y es un hecho probado que estos individuos viven muy bien a costa nuestra y si los juzgados han sido capaces de soportar la carga de citaciones, demandas, querellas, imputaciones, careos, acusaciones, denuncias, testigos, investigaciones, juicios y demás procedimientos cursados debido a la judicialización de la corrupción, me parece un despropósito pretender que la institución penitenciaria hacinada como está de inmigrantes sin papeles, drogadictos, rateros y demás pobres que no han comprendido todavía de qué va la cosa, de cabida a malversadores, desviadores, comisionistas, estafadores, recalificadores, ensobradores, evasores, recaudadores…sin haber avisado antes de que se iba a hacer cumplir las leyes.
A la corrupción no se la puede combatir con penas de cárcel. Eso es como ponerle cercas al campo…En España, la corrupción, se combate con más corrupción. Los jueces deben exigir de los culpables de corrupción una parte de los beneficios para dejarles en libertad, como anteriormente la policía habría pactado con ellos no detenerles, los políticos haber legislado a su favor, los medios de comunicación no dar sus nombres y direcciones…único modo en que puede ser controlado el fenómeno por saturación participada de todos los estamentos dedicados a su represión.

¡Mi héroe!

https://www.youtube.com/watch?v=a4369Gwhoeo

Nuestro particular Papillon, Montes Neiro, un año después de su reconquistada libertad tras pasar cerca de cuarenta años encarcelado sin delitos de sangre, ha sido arrestado en su propio domicilio de Fuengirola por la Policía Nacional, precisamente mientras los mayores delincuentes del país, muy lejos de allí, se daban cita en su Congreso anual.
Según la Policía criminal, este ciudadano ejemplar que ha pagado entre rejas más culpa que todos los ¡ojos de pato! juntos que andan sueltos por la leonera, está implicado en el asalto al Corte Inglés Marbellí de Puerto Banús, de donde el pasado Noviembre los cleptólogos se llevaron cuatro millones de euros en joyas. Su familia lo niega, su biógrafo lo pone en duda porque hay demasiados cabos sueltos que parecen indicar que se trata de un error…y aún así, si esto fuera verdad, si este representante, si no de Dios en la Tierra, al menos del buen Ladrón que junto a nuestro Señor Jesucristo fue derechito al cielo, sólo podría exclamar una cosa: ¡Es mi héroe!
Yo ¡a dios gracias! no tengo hijos. Pero si alguna institución caritativa raptase alguno para mi, no dudaría en bautizarlo con su nombre para el día de mañana poderle explicar a qué obedece que se llame Miguel:
Llevas el nombre de un gran hombre – le diría – quien, mientras los poderosos desde las grandes empresas en contubernio con sus adláteres los políticos robaban a los débiles despojándoles de su dinero, vivienda, Sanidad, Educación y comida, él solito combatió el abuso de todos ellos, sin más medios que su ingenio, pero pagando con sangre, sudor, lágrimas y muchos años de cautiverio en las mazmorras españolas, el haberse atrevido a poner en cuestión el orden establecido por los criminales. Porque mira Miguel, no sé qué te enseñan en la escuela, pero todo es mentira. ¡Atiende!
Algún día de estos, trataremos sobre el verdadero significado de los “Diez Mandamientos”, aunque hoy toca fijarnos únicamente en el séptimo ¡No robarás! Pero, te has preguntado alguna vez pequeño Miguel ¿qué es robar?
Es con la Propiedad privada que apareció el robar y los ladrones. Pero no te equivoques; la acción de robar sólo acontece cuando uno dirige la acción sobre un igual o inferior en riqueza, mas no cuando se aplica contra quienes tienen insultantemente más que uno. Es la diferencia mediada entre un ratero que roba a más pobres que él, un ladrón propiamente dicho que roba a sus iguales y un Cleptólogo que trabaja contra las acumulaciones indecentes de fortunas en una sociedad donde hay gente despojada hasta de sus sombra.
Montes Neiro, a quien debes tu nombre, era un vanguardista moral, un ciudadano modélico en este sentido a quien muchos como yo, a falta de plazas y calles que lo recuerden como hacen con otros sinvergüenzas, honramos su memoria y desde nuestra reconocida cobardía reivindicamos sus hazañas como propias. Porque, ¿Quién no ha sentido las ganas alguna vez de atracar un banco? Ahora no me vengas con que a la hora de jugar a polis y cacos, tú eres de los que prefieres pillar a que te pillen, porque te devuelvo de la misma al orfanato con los cuidadores sociales para que te acaricien bien.
Su último golpe maestro de virtud, fue en el centro neurálgico del lujo y el derroche, nido habitual donde los sociópatas de todo el mundo y del Estado, suelen hacer sus fiestas con lo que nos roban a diario. Fue después de eso que decidí ponerte su nombre. Para mi, es un Héroe no menor que Hércules o Prometeo. La tele te enseñará a admirar a Casillas, Nadal, a Torrente si te descuidas, pero son personas como Montes Neiro a quienes debemos estar agradecidas por habernos iluminado el camino de la virtud con su sacrificio personal. Es a Miguel y a cuantos como él combaten desde la incomprensión y la soledad de sus celdas a quienes hemos de nombrar en nuestras oraciones y enviarles con el Ángel de la Guarda nuestra más sentida admiración y sincero reconocimiento.