Ni idea, oiga, de lo que saldrá de la Conferencia de Donostia. Doy por hecho que no será la línea mágica que marcará el antes y el después, porque a nuestro novelón le faltan aún unos cuantos epílogos. Tampoco espero una cosecha de soluciones maravillosas listas para poner en práctica; en un puñado de horas no se arregla lo que llevamos años sin atinar a componer. ¿Entonces? Me basta y me sobra con la foto. Dentro de un tiempo habrá quien lamente haberse autoexcluido de un retrato que junto a otras imágenes —unas ya tomadas y otras por tomar— quedará como memoria gráfica del cierre de este capítulo de nuestra Historia. Yo ya tengo el dedo corazón preparado para enseñárselo a los ausentes voluntarios cuando vengan a contarnos lo mucho que se esforzaron por desterrar la violencia del escenario y blablablá.
Comprendo el escepticismo, el recelo, la resistencia de los que vienen escaldados y quieren poner distancia hasta con el agua fría. La duda casi siempre es higiénica y más cuando, como ocurre en nuestro caso, sabemos lo que es hacer el pardillo en veinte o treinta ocasiones parecidas a esta. Me cuesta muchísimo más, sin embargo, entender a quienes, inopinadamente, han cogido la garrota y se han liado a mentar la madre de organizadores, participantes y asistentes del encuentro. No hablo de los soflamadores políticos habituales ni de la prensa de choque, cuyos berrinches estaban descontados en el presupuesto. Tipos que casi todos teníamos por comedidos y templados se han puesto como hidras estos días. Ellos y ellas sabrán por qué. Los demás sólo lo sospechamos.
Me quedo, en cualquier caso, con quienes con mayor o menor dosis de entusiasmo han optado por estar. Como escribía al principio, es altamente probable que la Conferencia no sea el final del camino. Pero es un jalón —ya veremos en su día si grande, pequeño o mediano— por el que no nos cuesta absolutamente nada pasar.
Totalmente de acuerdo. Es más, tal y como dice mimesacojea, gracias al trabajo de Lokarri la repercusión internacional es enorme.
Obviamente esto no se acaba mañana, pero dudo que cualquier paso -al menos en este sentido- sea negativo o contraproducente
El problema es hablar de Paz cuando en el PV nunca ha existido una guerra, sólo unos que mueren con un tiro en la nuca y cientos de otros miles que viven con medio en un pais miembro de la UE. En fin…razones más que suficientes para no creer en esta conferencia, aunque me acuséis de facha, casposo, reaccioniario, no querer la paz…
Vale Dieguez,pero olvidas que algunos murieron en las bañeras de Intxaurrondo y a otros les arrancaron las uñas en los bajos de un edificio propiedad del ministerio del interior para terminar rematándolos al borde de una fosa cavados por ellos mismos con un tiro en la nuca,también.
De acuerdo con Xabier Intza. Y, además, para Diéguez, ya está bien de decir que aqui el conflicto ha consistido en una banda terrorista y unas víctimas (aún contando sólo las que le interesan). Además de ETA, el problema es que Euskadi es una nación oprimida por España, primero por Franco, luego por una «transición» tutelada y amenazada por los herederos del mentado patas cortas y después por una política tramposa, Ley de Partidos incluída. Cuando nos separemos de España se acabará el conflicto. Y sin rencores; ya mandaremos ayuda humanitaria comida, tiendas, etc al subdesarrollo español. Gratis, of course.
Mc, yo no se porque buscais con tanto ardor la paz si por lo que se ve no hay nada resuelto, empezando por el mismo acto de la secesión. Veo cierto tufillo rencoroso con eso del subdesarrollo español y lo peor es que las cosas, con ETA o sin ETA van a seguir siendo igual por mucho tiempo. Lo que esta claro que estos 30 años de ejecuciones sumarias solo ha servido para que todo vuelva a empezar de «cero» y con los abertzales más desunidos que nunca y con un huevo de españolistas mosqueados. Tu generación tampoco verá una euskalherria independiente. Hasta el siglo que viene. ¿Y van…?.