No me ha sorprendido que varios lectores, siempre con respeto y cariño, hayan negado la mayor que contenía mi columna de ayer. Algunos lo han hecho armados con datos resultones que vendrían a probar, en contra de lo que yo sostenía, que no sólo podemos sino que además debemos darnos con un canto en los dientes por cómo nos pintan las cosas por aquí arriba. Seguimos estando en la mitad de paro y en el doble de crecimiento de la media.
Sin ánimo de resultar empecinado, en esas mismas cifras encuentro que mi argumento se refuerza. Primero, porque una vez más se sostienen sobre la falacia de la comparación con los demás, cuando es con nosotros mismos con quienes hay que establecer el paralelismo. Si lo hacemos, veremos cómo hay motivos para que se nos ponga un nudo en la garganta. Segundo, porque esos indicadores no son otra cosa que estadísticas, es decir, herramientas para cometer el crimen perfecto contra la verdad. Recordemos el clásico: si tu vecino tiene dos manzanas y tú ninguna, según la estadística, tendréis una cada uno.
Ahí iba yo en la prédica contra la autocomplacencia. Lo más inmoral de la expresión “Aquí no estamos tan mal” es el uso de la primera persona del plural. Perogrullada va: los que no están tan mal, efectivamente, no lo están. Muchos de ellos incluso están entre muy bien y de narices. Pero, ¿qué pasa con los demás? ¿Es válida la letanía para las 206.000 personas registradas en Lanbide o el Inem entre la CAV y Navarra? ¿Lo es, un escalón más abajo, para los 65.000 perceptores de la renta de garantía de ingresos? ¿Y para quienes (ahí ya no hay números) conservan un empleo tal vez sólo hasta dentro de un par de meses gracias a haber renunciado en algunos casos a una cuarta parte del salario? No olviden, aunque siempre suele hacerse, a los autónomos que han echado la persiana o están a punto de hacerlo. Bastantes de los citados hasta anteayer no estaban… tan mal.
Efectivamente Javier, porque esa regla absurda de las comparativas puede extenderse como un chicle y así, vernos en proporción a Suecia o a Sierra Leona. La capacidad de un territorio está en manos de sus agentes productivos, de su ciudadanía y sus recursos. Y Euskadi tiene de sobra para estar mucho mejor de lo que está.
http://casaquerida.com/2012/02/10/bye-bye-medium-class/
Como estamos dentro de Europa y tenemos una política monetaria, de DDHH…. dirigida por Europa, lo lógico sería compararnos no sólo con el resto del Estado Español, sino con el resto de países de Europa, entonces por ej. el nivel de paro igual no parece tan bueno en las circunstancias actuales comparándolo con Francia, Alemania, Bélgica….
Por cierto, Javier, en base a lo anterior en lugar de escribir: «cómo nos pintan las cosas por aquí arriba», podrías decir por «aquí abajo», ya que estamos al sur de Europa (que debe ser nuestra mejor referencia) y también se nos considera el sur de Euskal Herria (Hegoalde).
«No voy de experto en nada», ha dicho Jaimito hoy totalmente noqueado en el atril.Se le notaba tocado;Gatzaga ha acertado de pleno,ha apelado a su ignorancia en asuntos económicos y Jaimito se ha tambaleado y ha salido por peteneras.Claro,responder a Gatzaga no es como responder las preguntas bien cocidas del correo Español o de la estrella mañanera de la radio del lavacoches, que pagamos a escote,en cualquiera de sus abundantes publirreportajes.
Én descargo de Jaimito debo apuntar su humildad,»no va de experto en nada»,cuando en realidad sí que es experto en algo,al menos en un par de cosas:Es un experto aparatero y un expertísimo trolero.Lenda humilde que tenemos.