Tal vez porque llevamos décadas aferrándonos a sobreentendidos, en el comienzo de este tiempo nuevo los vascos tendremos que vérnoslas con circunloquios y perífrasis kilométricas para expresar lo obvio. 43 palabras, ni una menos, ocupa el título del borrador del primer decreto de reparación de las víctimas de la violencia policial o parapolicial. Con lo sencillo que era ponerlo así, los redactores se han tenido que dar al encaje de bolillos, apostillando por aquí y por allá con ambages que no hirieran ninguna sensibilidad. La paradoja es que no lo han conseguido. A todo el mundo le sobra o le falta algo en el galimatías final.
Eso, sólo respecto al titulo. Con el resto del texto —apenas seis folios— ocurre lo mismo multiplicado por ene. Cada coma o ausencia de ella da lugar a una objeción, cuando no a media docena. La línea que a unos se les queda corta a otros les parece un exceso intolerable. ¿Por qué están estos y no aquellos? ¿Por qué se hace así y no asá? ¿Por qué se pasa por alto tal situación y se subraya la de más allá? Donde uno esperaba encontrar respuestas, se topa con una torrentera de preguntas y dudas que alimentan, por si hiciera falta más madera, el recelo con que recibimos este tipo de iniciativas.
Visto lo dicho, me sería muy fácil agarrar la catana y reducir a rodajas el decreto, como se ha hecho del babor al estribor ideológico. Tiempo tendré para arrepentirme y desdecirme, pero hoy presento estas líneas en forma de voto de confianza. No tanto al contenido, que no me gusta, como a las intenciones que veo tras su impulso. Conste que no se me escapan las espurias y retorcidas: es evidente que hay quien ha tirado de calculadora y ya se ha hecho la cuenta del pellizco que le sacará a lo que ve como otra jugada política más. Me quedo, sin embargo, con las convicciones sinceras que también sé que han hecho posible este borrador manifiestamente mejorable.
No hay más que ver un informativo de la Sexta para comprender que lo que, hoy día, importa no es la información. Y eso, por supuesto se da también en la legislación, y hasta en las sentencias judiciales, ya sean de cualquier juzgado o del constitucional.
Formalmente y según los cánones asumidos no pertenezco ni al babor ni al estribor ideológico,ni siquiera he aparcado en mi sitio previo viaje desde ninguna de las dos orillas ni preparo viaje alguno hacia ninguna de ellas.Al contrario,pienso que este decreto no equilibra,sustancialmente,nada,por lo que es el propio decreto el que se escora.
Este decreto paniaguado y caricaturesco, el PP lo rechaza,el PSE con la puntita nada más,UPyD ni sé ni me importa aunque me lo imagino y los demás,la paz por un ave María y todo sea por «avanzar»….hacia donde?,digo yo.El PP dice que como se nos ocurra echar para atrás resucitan al lehendakari Agirre para sentarlo en Núremberg por lo del Cabo Quilates y el Altuna Mari(en un ejercicio de ignorancia supina o de mala baba de mal tío del carajo.A elegir).El PSE lo para en el 78″de momento»….,no vayamos a mentar al GAL,la puerta de la carcel de Guadalajara,la «X» o a GALindo disfrutando de su condecoración en su cortijo Extremeño.
Y como se repara¿(ra)? a los familiares de Joseba Arregi o Mikel Zabalza?.Haciendo público de manera solemne y clara las circunstancias de ambas muertes,reconociendo las mentiras oficiales e integrándolas en «el relato»?,»verdad».Volviendo a meter en la carcel a los asesinos de sus familiares para que cumplan la pena merecida,antes indultados e incluso condecorados y ascendidos?,»justicia».Concediéndoles su espacio merecido en los medios e indemnizándolos adecuadamente?,»reparación».Va a ser que no.
De los crímenes de los antecesores políticos de Basagoiti y compañía ni hablamos.
Este decreto es un churro,un paripé,una coartada para los del «relato» y decir que han hecho lo que no piensan hacer y legitimar así el «relato» amputado y bien diferente tratamiento que propician a unas víctimas o a otras,a unos victimarios o a otros,dependiendo si unos u otros son o han sido de «los suyos» o no.
Yo no estoy por rebajar un ápice la «verdad,justicia y reparación» que,sin duda,merecen las víctimas del terrorismo de ETA.Yo lo que digo es que eso mismo merecen otras muchas víctimas a las que no se ha hecho sino humillar,negar e ignorar durante muchísimos años,apelo a la dignidad que merece todo ser humano victimizado,sin discriminaciones por mor de la identidad política de los victimarios.Eso es complicado mientras desde instituciones del estado y por parte tanto del PP como del PSOE y en las cortes, se homenajea a victimarios fascistas recientemente fallecidos.Y aplaudiendo con las orejas.
Para qué seguir.
Como a X. Intza, yo tb considero esta ley una especie de regalito envenenado, un amago de intención noble para agasajar a las conciencias puras, pero lo suficientemente cobarde como para dejar fuera del recuento de víctimas a todas aquellas personas que, culpables o no fueron torturadas y algunas asesinadas en cárceles o centros de interrogatorio.
El Estado no puede mancharse las manos de sangre con ninguna persona ni dar lugar a la sospecha en ello, mas el español si cabe por proceder de una dictadura larguísima y violenta en la que no se produjo ninguna reparación a las víctimas y en las que incluso alguno de sus matones se comportó como un auténtico sicario (Galindo, por ej.) y encima fue premiado por ello.
Luego también hemos sabido que varios de estos héroes cobraban una $ no aclarada por cada «acción».
En mi pueblo esto tiene un nombre y tiene que ver con un oficio muy viejo…