Mi viejo profesor de latín, hombre de rancias y estrafalarias convicciones, solía decirnos: “Si quieren evitar la guerra, no coman chicle”. De acuerdo con su peculiar teoría, los fabricantes de la goma masticable eran el sostén de la industria armamentística estadounidense. Así que cada vez que nos metíamos una pieza en la boca, además de ganarnos una caries a plazo fijo y convertir, según él, el aula en un tugurio de billares, estábamos financiando las incontables aventuras bélicas de Ronald Reagan, que era el sheriff del orbe en aquellos días. Como gachupinada y salida de pata de banco, parecía insuperable.
Solo lo parecía. Treinta años después, Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, ha relegado aquella majadería al segundo puesto de mi ranking personal de memeces escuchadas sobre el porqué de la manía de los humanos de matarse los unos a los otros. Acaba de proclamar el Papa de Roma y antiguo camisa parda que entre las grandes amenazas para la paz mundial destacan el aborto, la eutanasia y el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Una frase sacada de contexto? ¿Una interesada y malintencionada interpretación de unas palabras que pretendían expresar otra cosa? Ojalá, pero ni siquiera sus portavoces y exégetas habituales se han tomado la molestia de terciar con el socorrido repertorio de matices, glosas e incisos. El mensaje es tal cual lo recogen los titulares, muchos de ellos, con indisimulado alborozo y apuntando a dar.
Como poco, es curioso que la Iglesia católica oficial se queje de ser retratada con trazo grueso y a mala leche, cuando su más alto representante, que es un tipo de muchas lecturas y escrituras, suelta bocachancladas de tal calibre. Hasta donde uno sabe de etimología, la palabra pontífice, con la que se designa al que se sienta donde lo hizo San Pedro, viene a significar “constructor de puentes”. Cualquiera diría que a Benedicto XVI se le da mejor volarlos.
¡Ay, Vizcaino Jn, es que su mundo no es de este mundo!
Si pierden el control total de las emociones y de las actividades humanas mas corrientes, perderian el nucleo principal de su extraordinario poder.
Sólo cuando las personas son libres en sus decisiones mas íntimas se toman el tiempo necesario para pensar.
Y la capacidad de generar pensamientos «puros» siempre ha estado en otras manos que no son las nuestras.
De hecho, el mayor poder de convicción que tiene la Católica ahora mismo está precisamente en esos paises que se llaman eufemísticamente «en vias de desarrollo», osea, de desarrollo capitalista.
(Nota: a ver si esta vez cuelo el mitin a la primera)
Vale, pero:
Seguiremos ayudando a las personas que sufren con morfina,y no permitiremos que mueran con dolor; las mujeres voluntariamente decidirán si quieren o no seguir sus embarazos y seguirá habiendo parejas que querrán vivir juntas llamándolo de diversas maneras y con los mismos derechos.
Lo que no permitiremos más, es que violen, soben, toquen,manoseen,besen, a niños y niñas la Santa Madre Iglesia, (que curiosamente más que Madre suele ser Padre)
El Papa de (B)Roma http://histericapeninsula.blogspot.com.es/2012/12/el-papa-de-broma.html
Otro que se suma al pelotón laicista anticatólico, hoy tan virulento y dictatorial como nunca en la historia.
El Papa, como siempre, brillante: «Cómo se puede pensar en alcanzar la paz, el desarrollo integral de los pueblos y la protección del medioambiente sin que se tutele el derecho a la vida de los más débiles, comenzando por los no nacidos?»