Como en Grándola, la villa morena que inspiró a José Afonso el himno de la revolución de los claveles, en Karrantza el pueblo es quien más ordena. Por lo menos, en lo tocante a asuntos taurinos. Escuchada su voz soberana y, en consecuencia, inapelable —lo de infalible lo dejamos para otro rato—, las fiestas del Buen Suceso, allá por el final del estío, mantendrán como blasón y santo y seña la tradicional corrida de bichos con cuernos que se llevará 7.200 euros del erario público. Una pasta, sí, para unas arcas que, como casi todas las del entorno, están en el chasis, pero como diría el anuncio de tarjetas de crédito, la democracia no tiene precio. Bien es cierto que se puede dar la vuelta a la frase y concluir exactamente lo contrario, es decir, que el precio de la democracia es arriesgarse a palmar un pico del presupuesto en algo que a bote pronto no parece ni de primera, ni de segunda ni de tercera necesidad. Que ese algo sea lo que servidor considera humildemente un detestable espectáculo cruel me da mucho pensar.
Más todavía, quería decir, porque de hecho, lo que me empuja a escribir estas líneas no es una certeza sino un par de océanos de dudas. Así como otras veces me planto en esta esquina con una o varias opiniones que estoy medianamente convencido de sostener, siquiera en el momento de teclearlas, hoy me toca reconocer que no tengo nada claro que se pueda o se deba consultar sobre todo. Me consta que en la pura teoría no parece haber ningún método mejor para determinar la voluntad popular que preguntar directamente a la ciudadanía. Eso es de perogrullo, ¿verdad? Pero, ¿siempre tiene la razón la mayoría? ¿Es factible darnos sin excepciones lo que demandamos o lo que nos gustaría? ¿Procede someter a votación si preferimos un IVA del 2 por ciento o del 21? ¿Qué ocurriría en un referéndum sobre el mantenimiento de las ayudas sociales a los inmigrantes? Ayúdenme, estoy hecho un lío.
Con todos sus defectos, sus fallos y lo mal además que se está haciendo en este pais, con una casta política infumable (reflejo, me temo, de las demás castas), sigo creyendo en el sistema representativo.
Elegimos a unos representantes que legislan y gobiernan.
La democracia directa (plebiscitos, consultas, referendums…) viste mucho y queda muy bien pero tiene un poso demagógico que no en vano ha hecho que esos mecanismos supuestamente de democracia pura hayan sido usados, a su favor, por regímenes no muy democráticos que digamos.
En el otro extremo, tenemos culturas muy avanzaddas en términos democráticos que hacen mucho uso de este tipo de mecanismos (creo recordar un reportaje sobre Suiza en este sentido).
Pero creo que para ello hace falta una ciudadanía con un sentido de la responsabilidad y, sobre todo, de la comunidad, que nosotros no tenemos, ni de lejos.
Aquí, después de haber estado en pie de guerra los vecinos de una zona porque les molestaban los coches que entraban a Bilbao, después del cambio, tenemos a otros vecinos en pie de guerra por la misma causa (por algún sitio tienen que entrar).
Queremos conciertos de Aste Nagusia pero al lado de la casa de otros y la liamos si nos lo ponen en frente del portal. Somos solidarios pero nos manifestamos contra el albergue para los «sin techo» que nos quieren poner en el barrio, etc, etc.
Resulta imposible imaginar consultas sobre todos esos temas sin que el personal se guíe exclusivmente por su propio interés en su voto.
Creo por tanto que el gobernante democráticamente elegido está legitimado para tomar las decisiones de gestión que entienda oportunas. Es su responsabilidad y ya se le pasará la factura.
No soy nada afín a Bildu pero creo que tienen todo el derecho a suspender los festejos taurinos allá donde gobiernan si está en el ámbito de sus competencias (sin consultas ni historias) y tb todo el derecho a poner en marcha el famoso PaP, cuando además en este casp nadie podrá decir que, antes de las sucesivas elecciones, no sabíamos que ese era su modelo de gestión de residuos.
Y la ciudadanía tiene derecho a manifestarse, protestar, expresarse, etc. Pero no me gustan estas maniobras orquestadas además desde intereses políticos (de desgaste) que tratan de forzar en la calle y con ruido lo que han decidido nuestras instutuciones democráticas. Y no me gustan porque no me gustó cuando lo hicieron otros en el pasado. Otra cosa es que tenga tela que a esos otros ahora les parezca mal esa respuesta popular.
Creo que la IA es aún rehén de sus estrategias y discursos del pasado reciente y debe aclarar sus contradicciones con repecto al sistema.
Yo creo que está claro:Hay que preguntar directamente a la ciudadanía cuando sea seguro(o casi) que ganan los nuestros.
El PNV ni el PSE están a favor,sin embargo en Legazpi apoyaron la consulta sobre el PAP.Sortu ha sido el adalid del asamblearismo popular,sin embargo en Legazpi miraban a la luna y ninguneaban la voluntad ciudadana en forma de firmas e intentaron boicotear la consulta hasta el último momento,incluso,de manera bastante sucia.
Ayer escuchaba a la Legazpiarra Beitialarrangoitia en el parlamento vasco deslegitimar al propio parlamento y su petición a Bildu para que se olvide del PAP;»el parlamento no tiene competencias en el tema,la competencia es de los ayuntamientos,eso es imponer…»,decía.Cuando el parlamento pedía al gobierno vasco que fuera el parlamento el que legislara sobre fiscalidad con su voto,la susodicha,obviaba que el parlamento tampoco tiene competencias sobre fiscalidad,pero eso no era «imponer»…….todos lo han hecho siempre,pero resulta que los que venían a la política a regenerarla y a hacer cosas diferentes desde la más escrupulosa pureza pata negra,están dando lecciones a todos los demás,los veteranos «ustelas» palidecen ante tanta «coherencia» Bolivariana.
Vaya, pues a mi también me ha tocado la fibra sensible por dos motivos.
Uno, que vivo relativamente cerca de Karrantza y en mi otro pueblo, Turtzioz, hay nada menos que tres cosos taurinos.
El segundo tiene que ver con la duda que planteas sobre la necesidad de consultar absolutamente todo.
Estoy de acuerdo contigo.
Creo que plantear un referendum para un tema que, de entrada pertenece a aquello que Mcluhan llamaria «propaganda caliente» tiene mas que ver con una apariencia de pulso democrático.
Está comprobado que la gente está mas dispuesta a debatir de asuntos como toros si/no, caza si/no, boxeo si/no…que de asuntos donde la sociedad se juegue algo que afecte a todo el mundo.
De haber podido votar mi voto hubiera sido negativo sin ninguna duda, pero (creo) que no hubiera caido en el falso debate de «7000 euros de gasto, con la que está cayendo».
7.000 euros hoy no van a ninguna parte, ni siquiera en Enkarterri, con lo necesitados que andamos de $, pero diseñar el futuro de lo que quere ser una sociedad, eso ya es otro cantar.
Para mi maltratar a un animal por placer me parece una pésima inversión pedagógica y creo que es ahi donde hubieran debido poner el acento los que han gestado el referéndum.
Eso también es cultura, ¿verdad?
Manda huevos que todavía haya gente que piense que consultar a la gente sea algo malo o regular.
Si voté a bildu hace unos años es porque se supone que iban a convocar consultas para diversos temas (sobre todo el tema de la independencia) y luego llegó el camión de la basura. La mayoría no tiene que tener la razón porque «tener razón» es algo abstracto y ser democrático no es tener razón sino aceptar las mayorías y respetar en lo posible a las minorías (que siempre querrán tener su propio espacio de decisión para poder ser mayoría y no tener que obedecer a otras personas que viven en el mismo lugar pero a las que te une poca cosa). Sólo haría falta unos mínimos como pasó en un cantón de Suiza donde la mayoría de la gente votó a favor de quitar el voto a las mujeres (algunas mujeres incluidas) y una mujer apeló al Tribunal Constitucional de allí que dijo que sobre ese tema no se puede votar porque es un derecho inalienable.
En un tema menor como lo de los toros me parece que han hecho estupendamente en Karrantza y aunque a mí me hubiera gustado el resultado contrario, me dan envidia la verdad, espero que en unos años vuelvan a votar y salga lo contrario. Ojalá pudiéramos votar lo del IVA, que entre un dos y veintiuno, seguro que encontramos algo.
Lo de las instituciones democráticas que nos hemos dotado…en fin, lo dejamos correr ¿no?.