No sé cómo queda lo del espejo norirlandés tras la extraña detención de Gerry Adams durante cuatro días. ¿Podemos seguir mirándonos en él para lo nuestro o ya no? Supongo que, una vez pasada la perplejidad, haremos como hasta ahora. Es decir, nos quedaremos con los paralelismos que nos vengan bien, forzándolos incluso, y no nos daremos por enterados de lo que no nos conviene, como el mismo hecho de que 16 años después de Stormont, la reconciliación no ha avanzado ni una quinta parte de lo soñado. Los referentes son moldeables a voluntad: no lo son tanto porque lo sean, sino porque queremos que lo sean.
En todo caso, y ciñéndonos a las 96 horas en comisaría del líder del Sinn Fein, sí encuentro ecos familiares y cercanos. ¿Porque por estos lares también la policía tiene el vicio de entrullar políticos? Sí, por eso, que podría ser una copia inversa, pero además —y aquí es donde estas líneas dejarán de resultar simpáticas a algunos—, por la utilización de la doble vara en la cuestión de fondo. En buena parte de las reacciones al uso, el brutal asesinato de la viuda Jean McConville ha quedado como algo accesorio. O peor aun, como una jodienda, un fantasma que reaparece cuatro décadas después a descuadrarlo todo, como si nadie hubiera explicado a sus deudos —menudas vidas tremebundas han tenido— que se tienen que resignar cristianamente si no quieren ser acusados de reabrir heridas dolorosas.
De nuevo el contra-paralelo: ese es el argumento habitual que usan los que abogan por dejar los huesos donde están o por no enredar en las torturas de Muñecas y Billy el Niño. Y nos parece mal o bien, según.
Las comparaciones se tendrán que hacer entre iguales casos y cosas, nunca jamás nadie ha sido juzgado por los crímenes franquistas, por lo que no puede ser comparable ni ser igual de urgente y necesario esclarecer crímenes de una ETA sometida a lo largo del tiempo a innumerables actuaciones policiales-judiciales, que nunca tuvieron ninguna cortapisa sino todo lo contrario, abuso, exceso, arbitrariedad, con decenas de miles de detenidos y miles de encarcelados y miles de años penados…. que, por fin, condenar a alguien por haber pertenecido al terrorismo franquistas. Además olvidar la realidad es hacer trampas, nadie en ninguna medida ha sido tan resarcido y “mimado” como las víctimas de ETA, que sí, que a las victimas les puede parecer siempre poco, pero la comparación, para ser verdadera, se debe hacer frente a otra víctima que no haya sido de ETA y es ahí cuando lo dicho no tiene discusión, las víctimas de ETA, mucho o poco, han recibido más que nadie. Es hora o seria hora de detener esta discriminación dedicando todos los esfuerzos en colocar al mismo nivel de reparación a todas las demás víctimas, muchas más, que todavía no han recibido ni tan siquiera el pésame, más aún, ni tan siquiera se las consideran víctimas, no habiendo forma más cruel de humillación y desprecio. Sin olvidar, obviamente, que los verdugos y entorno cómplice de estos, también deben recibir la misma dosis de represión y castigo ejercida contra los miembros de ETA y su entorno. Una vez equilibrada la balanza sin la actual distorsión en favor de las víctimas de ETA y en casi exclusividad de castigo para los de ETA, no hay ninguna pega para que todos los crímenes, TODOS, se investiguen, desde 1939 hasta hoy mismo. ¿Quién tiene miedo a ello? No sé si lo tendrán en ETA o los antiguos miembros de la IA, pero seguro que de poder ejercer esta catarsis de justicia, reparación y verdad, los que sí tendría miedo y mucho serian todos los gobernantes habidos en el Estado, sus ministros de interior, sus jefes policiales y carcelarios así como fiscales, jueces y muchos personajes de los medios de comunicación. Lo de Irlanda es puro circo, se antepone discriminadamente el legítimo derecho de los familiares de la víctima a saber lo que ocurrió pero solo porque el acusado es el IRA, para los demás verdugos, gobierno británico incluso, amnesia. Vamos, nada que no veamos todos los días en este Estado español donde el gobierno y el PP son los máximos responsables, pero no los únicos, de que todavía las víctimas del franquismo, la transición y el terrorismo de Estado vaguen mendigando justicia como leprosos. Miran siempre para otro lado excepto si ETA está por medio, entonces como en Irlanda, leña al mono y aventar derechos de víctimas, los mismos derechos que conscientemente conculcan una y otra vez cuando la víctima no es de ETA.