El caso Errejón

Al lado de las chorizadas que vemos cada día, el contrato-flete que le agenció a Iñigo Errejón un amiguete y conmilitón podemista de la Universidad de Málaga parece pecata minuta, más chanchullo que corrupción reglamentaria. Es obvio que apañarse un bisnes de mil ochocientos pavos para ir tirando hasta que se tome el palacio de invierno no tiene la misma gravedad que embolsarse chopecientas veces esa cantidad al tiempo que se está hundiendo un banco al que luego habrá que rescatar con una millonada pública. Quiero decir que me parece exagerado pedir que por ese trapicheo se pase por la quilla al tercero de abordo de Iglesias Turrión. Personalmente, me habría bastado con un reconocimiento público de que la cosa estuvo un poco fea, la devolución de la pasta y un propósito de enmienda pronunciado en ese tono tan convincente que el gachó gasta en las tertulias de teleprogre uno y dos.

Lo que no me vale es que ante la indiscutible pillada con el carrito del helado, el tipo se atrinchere tras la colección de disculpas de tres al cuarto que farfullan los que él llama casta cuando los agarran en flagrante renuncio. Me subleva especialmente el “todo es legal”, que es exactamente lo que dijeron, uno detrás de otro, los que cobraron dietas dobles y triples de Caja Navarra o los de las tarjetas milagrosas de Bankia. E igual con lo de “el trabajo está hecho”, que es en lo que se emperran los que reciben un pastizal de la administración por un informe de media docena de folios sobre cualquier chorrada. Claro que lo peor es el victimismo ramplón del “nos atacan porque vamos ganando”. Y la cosa es que cuela.

5 comentarios en «El caso Errejón»

  1. Pues es tan meridiana tu exolicación y tan acorde con mis propias conclusiones acerca de esto que poco puedo añadir.
    El chanchulleo es la puerta a la corrupción a mansalva que si quien solo tiene a mano arramplar con esos 1800 euros aparentemente por no hacer nada cuando esté en disposición de gestionar contratos multimillonarios no se privará de distraer un buen pellizco, aunque eso sí, por una buena causa que siempre coincide con la propia, ¡qué casualidad!

  2. A mí tampoco me gustó lo de Errejon, pero si se van a cuestionar sus explicaciones lo ético es dar respuesta a todo lo que ha dicho y no a una parte. El lo que afirma es que tenia derecho a ese dinero por su trabajo y que el error consistió en un defecto formal en la solicitud(desconozco si es cierto o no). Este 2014 la administración me echo para atrás una solicitud xq me equivoque en un papel, cuando por fin me enteré de como se hacia(por aquel tiempo trabajaba y no me sobraba el tiempo) me dijeron que ya era tarde, tal vez eso me convierta en un malhechor del estilo a los de Bankia, aunque me falte casi todo el piso por pagar y rece para que mi coche aguante ya que no me puedo permitir uno nuevo y tiene bastantes años.

  3. Timado: ¿Aplicamos eso a todos los casos? Es que este es de libro. Ya digo que no tiene ni de lejos la gravedad de otros, pero es un «bisnes», picaresca pura. Un amiguete te busca un chollete. «¡Pero hubo concurso!» No te jode, como que la buena parte de las trapisondas no hay concurso… Uno que se convoca específicamente para que lo gane un tío concreto. Que se acepte eso y se defienda, me rebela.

  4. El secretario de Política de Podemos ha señalado que, «después de días de mucho ruido», en los que se han dicho cosas «muy injustas», la Universidad ha cerrado el expediente informativo incoado el pasado 21 de noviembre concluyendo que no ha habido ningún problema con el contrato ni con el trabajo realizado ni con su dedicación y, simplemente, ha señalado que faltaba el trámite administrativo de haber solicitado la compatibilidad para poder trabajar desde Madrid.

  5. Zurrun: El Tribunal Supremo dictó un auto en el que se decía que quienes cobraron dietas dobles o triples de Caja Navarra no incurrieron en ningún delito. ¿Nos lo creímos? Esto es aún peor, pues la universidad es parte del chanchullo, puesto que se produjo al amparo de su propia normativa. De hecho, más gordo que el caso concreto de Errejón, es lo que hay detrás: pasta que viene y va para hacer estudios sin otra utilidad que engordar currículos. Lo penúltimo que se investiga es si los trabajos presentados estaban hechos con anterioridad al contrato. Y la cosa va por ahí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *