Epístola de San Pablo a los corintios, o sea, de Felipe González Márquez —llámenle equis— a los catalanes. Difundida a todo trapo, y no por casualidad, en el diario global en español, que ni quita ni pone rey, pero ya ustedes saben, ¿verdad? Resulta graciosa esta circunstancia porque como primera providencia, el gachó representa el numerito de quien ha recuperado “la sencilla condición de ciudadano” y dice opinar en calidad de tal. Vamos, que lo normal es que a un mindundi de a pie se le concedan honores de portada en uno de los periódicos (todavía) de mayor difusión en Hispanistán. No cuela.
Y también es para descuajeringarse un rato largo que el principal recado que lanza a la ciudadanía de Catalunya sea que “no se deje arrastrar a una aventura ilegal”. Viniendo de quien viene, nunca juzgado master y commander en ilegalidades, ilicitudes y hasta tropelías del quince, manda bastantes pelotas. En cuanto al resto, casi nada entre dos platos: la consabida retahíla de lo maravilloso que es estar juntos y lo fantástica que es la diversidad… siempre y cuando quede claro quién es Tarzán y quién es Chita. Como corolario, el igualmente sobado inventario de las mil y una calamidades que sobrevendrían a la ruptura con la madrastrona patria para convertirse —tal cual lo suelta el muy tunante, hay que joderse— en “la Albania del siglo XXI”.
He asistido al cabreo de más de media docena de soberanistas por la filípica del en otro tiempo conocido como Isidoro. Sinceramente, creo que procede lo contrario, alegrarse y animarle a que se descuelgue con una parida diaria similar hasta el 27 de septiembre.
Patética la figura de Sr. Conseguidor, apuntando la clave del nudo gordiano que él mismo, en colaboración con otros, colaboró a atar, bien atado.
La comparación de la deriva soberanista en Cataluña con la Alemania e Italia en los años 30 es especialmente hiriente para los que vemos la actitud española en este conflicto una reedición de la que tuvo España en dichos años 30.
¿Qué opinará Guerra, Bono, Ibarra, y otros, de esta carta a los catalanes?.
No es menos sorprendente la cara de hormigón que destila el editorial del boletín oficial de la progresía en sus loas a la carta de su gran timonel. Su comparación con el salto al ruedo escocés del laborista Gordon Brown, ofreciendo reformas institucionales a los escoceses a cambio de su «no» a la independencia es de un cinismo antológico en la historia de la opinión escrita.
La mayoría soberanista que salga de las elecciones plebiscitarias del dia 27, si sale, será responsabilidad, en unos tres cuartos, de la actitud de los partidos de gobierno en España. A ellos le tendremos que agradecer los que somos partidarios de esa mayoría.
No se si es patética o no la figura del Sr X, Julian.
Lo que si me parece desvergonzada es la actitud de un Sr que ha hecho de los enredos politicos un medio legal e ilícito de generar millones para su propio bolsillo y el de sus cómplices desde mucho antes de convertirse en adalid de la democracia tutelada que fue aquella llamada Transición.
Cuanto mas oye y lee una sobre la «cuestión catalana» -o vasca, si estuviéramos en su piel- mas rápidamente coge una el atajo ideológico de «si Fulanito opina en contrario, debo de estar en el buen camino».