Rajoy en USA mientras en su amado país ocurren acontecimientos que, sin lugar a la exageración, formarán parte de la Historia, ¿a quién me recordará? Y todo, para abrazarse a un oso despreciado de confín a confín del planeta. Que Santa Eduvigis conserve la perspicacia del asesor que le agenció en el Ebay de las vanidades esa fotografía con Donald Trump, doctorado en catalanología parda por la universidad de su sobaquera. Menudo sonrojo, escuchar al llamado líder del mundo libre que la secesión no se va a producir porque “sería una tontería marcharse de un país tan bonito”. No sabe uno dónde meterse, si bien es cierto que, por lo menos, no dijo que hay que destruir Catalunya.
De propina, Tancredo disparatando con que no le corresponde a él declarar unilateralmente la independencia [sic] o rebautizando como Madero a Maduro. ¿Efectos del jet-lag? Más bien, de las gambas a la plancha con alioli de Sevilla y el pollo con glaseado de membrillo y jerez romanesco que se metieron entre pecho y espalda las dos luminarias de Occidente. “Menú claramente español”, apostillaba el cronista de uno de los periódicos al servicio de la cruzada por la unidad de la patria. Tiene guasa que los que afean los vicios de los nacionalismos que no son el suyo anden batiendo el récord sideral de catetismo en rojo y amarillo. ¿Saben que una asociación anti-independentista ha puesto en marcha una denominada Operación jamón para avituallar con perniles ibéricos y vino de Rioja a los aguerridos miembros del Escuadrón Piolín acantonados en territorio comanche? Está claro quién se ha quedado con lo épico y quién con lo patético.
Pues a mí estos puntos berlanguianos de la operación jamón…o lo del grupo municipal del PP en Madrid pidiendo organizar una masiva jura de bandera en la capital (a la que no creo que fuera ni Blas) o el mismo cachondeo el piolín…me tranquilizan.
Me hacen pensar que no llegará la sangre al río porque el personal hispano puede ser todo lo cerril, chorra y patético que se quiera (creo que todos los nacionalismos o patriotismos extremos lo son; no tienen la exclusiva) pero no son los criminales fascistas que nos quieren hacer ver.
Prefiero mil veces que hagan bufonadas o el ridículo y respondan con astracanadas a que les dé por responder a lo serbio.
Yo veo a Rajoy con cara de despistado en el despacho oval diciéndole a Trump que «Nadal is my friend» y es cierto que provoca sonrojo…pero no miedo.