25 años de la convergencia (ejem) de PSE y EE, el tiempo acaba embadurnando casi todo de una gruesa capa de melaza. De saque, confieso que me enternece la conmemoración. ¿Desde hace cuánto que nadie repara en ese par de letras que arrastra el partido actualmente liderado por Idoia Mendia? Apuesto a que si salimos alcachofa en mano a preguntar a los viandantes, con suerte, solo alguno de los más viejos del lugar sabría situar la coletilla en su contexto. Es el signo de los tiempos, pero también en este caso, la constatación de que aquel episodio no se cuenta entre los que han quedado en el acervo colectivo.
Yo mismo, que me precio de buena memoria, tengo un recuerdo nebuloso de aquellos días de 1993 en que, cautivas y desarmadas, buena parte de las huestes de lo que fue una formación revolucionaria en muchos sentidos se entregaron con armas y bagajes a un partido instalado en la oficialidad. No se olvide que por entonces el PSOE más hediondo resistía numantinamente en Moncloa los envites del joven Aznar y que el PSE, nave nodriza, sesteaba plácidamente en el bipartito que gobernaba casi todas las instituciones importantes de la demarcación autonómica.
¿Cómo pudo ser que muchas de las personalidades políticas más brillantes y atrevidas —cierto, y también con menos tirón electoral— de las dos décadas anteriores acabaran entrando por su propio pie en la organización que, por decirlo suavemente, no había sido ajena al GAL? Aquí la respuesta es la del bribón Rato: es el mercado, amigo. Euskadiko Ezkerra debía 800 millones de pesetas, un pastón, y el PSE se hizo cargo de la deuda. Lo demás es literatura.
Hubo episodios de entonces dignos de recordar, que creo que por un motivo u otro no se evocan, o al menos no lo suficiente: cómo Ardanza expulsó a Jon Larrinaga de consejero (‘si el partido al que pertenecía, EE, ya no existe, ¿qué pinta en mi gobierno?’, fue más o menos el razonamiento del lehendakari); la dimisión de Xabier Maiza, procedente de EE, porque el PSOE votó en el Congreso en contra de crear una comisión de investigación sobre los GAL; las críticas de Kepa Aulestia sobre la fusión PSE-EE, montándose él mismo un partidito (Euskal Ezkerra) de nombre tremendamente parecido a la formación primigenia… para acabar integrándose en Eusko Alkartasuna (!!!); Arantza Mendizabal, transformada en senadora, haciendo de cuota más o menos discreta del sector ‘euskadiko’; la estrecha (y sincera, creo) relación entre Ramón Jáuregui y Mario Onaindia; etc etc
Todo ello con la intención proclamada de desbancar al PNV. Sí, Patxi López llegó a ser lehendakari, pero el apoyo más o menos expreso (soporte puntual o bipartito) a los jeltzales ha sido muy frecuente estos años. «Es que así, mientras estan con nosotros, al menos los atemperamos y no se echan al monte».
Pues hombre… Si es así, ¿para ese viaje hacían falta estas alforjas?
Arturo: Euskal Ezkerra (EuE) no acabó ingresando en Eusko Alkartasuna. Aquella coalición terminó como el rosario de la aurora y poco después Euskal Ezkerra se disolvió
Tienes razón, EuE. Me he equivocado: Euskal Ezkerra no se integró en EA sino que fue en coalición con ella a las elecciones. Sorry!
Por cierto que en la Wikipedia (que no es mi forma habitual de obtener conocimientos con cierto rigor sobre los temas) se dice, creo que algo enigmáticamente, que «sin embargo, algunos de sus líderes (los de EUE) aceptaron colaborar con el PNV en las elecciones al Parlamento Vasco de 1994». No he podido profundizar sobre el tema…