El último en llegar y el primero en marcharse. Ni una semana le ha durado la cartera. Nombramiento, arqueología tuitera, pomposa promesa del cargo, consejo de ministros a modo de degustación, descubrimiento de marrón indefendible, amago de resistencia, y rendición. Cuerpo triste, vuelve a donde saliste, que en el caso que nos ocupa es el faranduleo con ínfulas, oficio muy bien remunerado, según hemos comprobado. Notable carrerón, el de Màxim Huerta.
Últimamente repito mucho que hay que quitarle a tal o cual lo bailado, y me da que de nuevo cuadra. Quién le iba a decir al celérico dimisionario que un día formaría parte de un gobierno. Pues ya lo puede poner en la solapa de las novelas que publica y, por lo visto, vende como rosquillas. Con el añadido de que nadie antes había durado menos en el puesto.
Poco hay que llorar, por lo demás. El ministerio que pierde es el de propina. Como en aquel genial gag de Les Luthiers sobre un golpe de estado en una república bananera, el que le dan a un cabo furriel después de que los importantes se los hayan repartido generales, almirantes y comandantes. Tras su caída, han colocado al siguiente de la lista, el tal Guirao, y santas pascuas.
Con todo, el efímero cabo Huerta nos deja, a su modo, un legado. Gracias a su peripecia, hemos vuelto a tener la instantánea precisa del rostro marmóreo y la brutal hipocresía que son seña de identidad de la política española. Para miccionar y no echar gota, el cabreo posturil de la grey pepera, rezumando guano hasta las cartolas o las farfullas de Pablo Iglesias cuando el tipo que se va ha hecho exactamente lo que su defendido Monedero.
Lo que hizo Monedero……corregido y aumentado. Eso de meter como «gasto de empresa» la segunda residencia en Alicante…..y su amueblado……..y encima se va mosqueado y bramando sobre la «jauria». Otro sinverguenza, esta vez progreguay. A cascarla,jeta!!!!!
Yo escribí en ese blog que era una frivolité pero no pensé que tanto.
De todos modos, con perspectiva y todos los matices y «peros» del mundo últimamente estamos viendo un gobierno que cae como consecuencia de una sentencia sobre corrupción, un miembro de la familia del Rey (que parece ser que no es lo mismo que familia real) condenado a prisión y un ministro que no tiene otra que dimitir por una irreularidad fiscal pasada.
Yo creo que son cosas positivas aunque lo que reflejan sea vergonzoso y aunque aún se queden muy cortas o tibias pero parece que algo se mueve.
El caso de Huerta también demuestra la hipocresía colectiva, no sólo de ciertos políticos. Los tertulianos, los periodistas, el respetable e indignado ciudadano que desprotica en la oficina, el bar o las redes sociales….hace, si puede, si tiene ingresos más allá de la controlable nómina y un buen asesor, exactamente lo mismo que hizo Huerta; lo mismo. Hacer el requiebro o truco para pagar menos.
Y un último comentario sobre el otro «terremoto» mediático del momento. El caso Lopetegui. Yo creo que tiene incluso su lectura «política» en un sentido.
Demuestra algo tan español como el despecho, el orgullo herido, la reacción irracional por sentirse despreciado; la testosterona y el honor mancillado por encima de la ponderación y la decisión inteligente y práctica.
Ayer en las tvs pusieron ejemplos de casos similares (quizás con más antelación al inicio del mundial, vale). Van Gaal, Comte, Scolari…también anunciaron antes de un mundial que se iban a un gran club tras la cita mundialista.
Y no pasó nada.
Y es un tipo de reacción de despecho que estamos viendo, por ejemplo, en la crisis catalana donde las reacciones y los planteamientos de la sociedad española obedecen al despecho y al orgullo herido y no a la racionalidad (sin olvidar muchas de las culpas del nacionalismo catalán, pero ese es otro tema).
En cuanto a Monedero, obvia usted un detalle que no es menor: no es ministro ni ejerce cargo político alguno.
Es lo que tiene el hacer un gobierno que esté de moda.
A veces el color y el tallaje no favorecen a todo el mundo, no obstante le queda la sultana andaluza que presumía de costura.
Sánchez ha demostrado tener un mal ojo clínico, no distingue entre un sarpullido y un cáncer de piel.
Acabamos de empezar y parece que no quedan candidatos que no estén enfermos y den la talla.
Es habitual, y estoy en lo básico de acuerdo, el reflejar que el ciudadano corriente haría lo mismo que el político pillado en fraude fiscal. Pero nunca hay que olvidar que existe un matiz: Al político le pagamos todos para que no lo haga y nos vigile para que no lo hagamos. Nosotros pagamos y el cobra. Aun que no debe ser escusa para el fraude, no hay posible comparación en cuanto a la distinta posición de cada uno.
Y sobre lo de Lopetegui, que también menciona Larry, puntualizar también una importante diferencia: Van Gaal, Compte, Scolari, y algún caso que también se ha dado, como Luis Aragonés… finalizaban contrato después del Mundial y no renovaron, diciéndolo antes a su federación.
En este caso se ha incumplido un contrato renovado a satisfacción de todos. Y se ha incumplido por el capricho de un super-galáctico y patriota club que se permite representar a todos los españoles (ellos sabrán…) pero si se queda sin entrenador (vaya usted a saber por qué) coge lo primero que le guste sin reparar en lo que pueda afectar negativamente a la selección, y el escogido no sólo lo acepta como la mayor gloria de su carrera (creo que la mayor meta de un entrenador debería ser la selección de su país, en la que ya estaba), sino que lo oculta a su patrón, al que debe lealtad, hasta que no había más remedio. En este caso creo que ha habido algo más que despecho y orgullo herido (que efectivamente es muy propio), sino hacer lo que se debía hacer.
Justamente las sentencias lo que dicen es que sí hubo fraude (no delito fiscal porque lo defraudado no llegaba a la cantidad anual, pero sí fraude).
Cuando hay sentencia existe condena y absolución , en el caso del ministro hubo condena, incluso en costas.
En el caso de Monedero no hubo condena de ningún tipo. Ni tampoco fraude, creo que el término exacto es una declaracion complementaria, como las miles que se hacen todos los años. Creo que a Monedero ni siquiera le llegaron a abrir expediente… Dimitió de los cargos en el partido; n o tenía cargo público. Alguna diferencia parece que hay.