¡Vaya por God! Según se desprende del rasgado ritual de vestiduras y las coreografías de manos crispadas a la cabeza, el torpe pueblo británico ha vuelto a equivocarse al meter la papeleta en la urna. Y no será porque la legión sabionda que cacarea en Twitter, el programa de Ferreras y alguna que otra cátedra de postín no ha venido contando a los tozudos isleños qué era lo que les convenía y lo que no. Pues ahí tienen la enésima cuchufleta a los predicadores de lo correcto: victoria aplastante del presunto analfabeto que se desinflaría el segundo día de campaña y hostión histórico de la gran esperanza zurda europea. Sobre esto último, por cierto, no sé si reír o llorar cuando oigo o leo a los fans locales del trasnochado Corbyn que “no se trata solo de ganar elecciones”. Literalmente, el chiste de Eugenio: “Me gusta jugar al póker y perder”.
Pues no. Como ha quedado meridianamente claro, se trataba de ganar. Igual que en cualquier contienda electoral, pero mucho más en una como esta, planteada casi como ese segundo referéndum que ya sabemos que, salvo en Escocia e Irlanda del Norte, no tiene sentido celebrar ni pedir. El veredicto de la ciudadanía del Reino Unido ha sido contundente: su deseo es abandonar la Unión Europea, y de entre las fórmulas para la separación disponibles en el mercado, han optado por la que les proponía Boris Johnson. ¿Que va a ser un error del que se arrepientan? ¿Que la decisión va a perjudicar a terceros que pasaban por allí? Ni merece la pena planteárselo. Si, como tanto nos gusta proclamar, creemos en la soberanía popular, deberíamos simplemente asumir que se ha ejercido. Y ya.
Nadie conoce hoy aquel Club al que Groucho renunciaba a pertenecer por admitir gente como él. Pero a Groucho sí que le conoce todo el mundo.
Esperemos que los poseedores de la verdad inmutable en el Club de los 28 (pronto 27) se dediquen a analizar y restañar las múltiples vías de agua que van anegando el casco del buque europeo, y que han hecho arriar un bote a los británicos.
Mmmm….creo que es muy importante en este caso analizar el sistema de asignación de escaños británico.
El problema es que el laborismo no ha tenido una posición clara respecto al Brexit; cuando menos…titubeante. Pero si hacemos el poco riguroso ejercicio de colocar a laboristas y liberales en contra del Brexit ; esta es la postura que han ganado y con cierta holgura.
El problema es que tienen 650 circunscripciones en las que solo gana uno. Y quedar segundo no vale para nada. Los liberales (contrarios al Brexit) han quedado segundos en muchas circunscripciones y ahí hay muchísimos votos que se van por el desagüe.
Pero…es el sistema que tienen y no hay más. Es legítimo. Y todo el mundo sabía el partido que se jugaba en este caso.