Por enésima vez aparece el espíritu del gendarme de Casablanca: “¡Qué escándalo, aquí se juega!”. O lo que aplicado al caso viene a ser: “¡Qué escándalo, no se vacuna lo que nos habían prometido!”. Si no hubiera por medio una enorme tragedia, sería para despiporrarse de la risa. Hasta el que reparte las cocacolas sabe que, en caso de que el ritmo equivaliera a un pinchazo por dosis recibida, los mismos protestones estarían poniendo el grito en el cielo por la injustificable explotación semiesclavista del personal sanitario empleado en la inoculación. Los monopolistas de la ley del embudo siempre ganan. Toda situación y la contraria es susceptible de ser utilizada a su favor. Dense por jodidas las autoridades sanitarias. No acertarán ni vacunando más ni vacunando menos.
Ocurre que esto era previsible como los telefilmes dominicales de sobremesa. Cuando hace dos semanas se disparató la loca carrera de la vacunación, cualquiera que no padeciera la tendencia a engañarse en el solitario tenía claras algunas cosas obvias. Primero, que por muy preparada que estuviera la red pública, el curro recaería en unas espaldas ya sobrecargadas. Segundo, que ni con todo el oro del mundo se encuentra hoy más personal. Y tercero, que esta práctica no se aprende de un rato para otro. ¿Qué tal un poco de realismo?
De acuerdo con el planteamiento.
Quien tambien habla claro es Juan Ignacio Pérez en su blog vecino.
Este tipo de personas que compaginan conocimiento y humildad en sus razonamientos deben tener preferencia sobre los falsos expertos, los ciudadanos hipócritas que se saltan las normas mínimas y ahora exigen, y los politiquillos del cuanto peor mejor hasta que reviente y me ponga yo.
El virus corre que se las pela, la vacunación es complicada, los ciudadanos hemos hecho lo que se vaticinaba, o sea apelotonarnos para comprar y salvar la hostelería durante las navidades.
Es pues tiempo de sensatez y suerte, de dejar de buscar siempre culpables de algo y analizarnos nosotros mismos.
En realidad, tal como demuestra el salto que pegó el nivel de vacunas usadas con los dos primeros días semi hábiles del año, se trata de que el personal sanitario estaba disfrutando de un descanso. De este día 6 al día 19 de marzo no hay ni un día festivo, me permito agregar. Así que las dosis se irán poniendo a todo trapo, como vayan llegando.
Otra cosa es que ese mismo parón navideño muy probablemente haya enmascarado un montón de positivos que de otra forma se hubieran descubierto y que la tercera ola ya se esté cociendo, claro.
Me estoy imaginando un puñetero «bis» del año pasado, con el mismo punto de inflexión. Porque ver que la situación se desmadra a finales de enero y hacia febrero y dar el cerrojazo para que deje de propagarse y para poder vacunar a suficientes personas durante un par de meses de confinante, como que no, eh… Que la imagen importa más que salvar un par de decenas de miles de vidas y de evitar secuelas durante meses, años o de por vida a la gente, qué nos pensamos.
Sí, en mi opinión hay mucha histeria injustificada. Parece que la cuestión es criticarlo todo. Los que ayer mismo eran antivacunas hoy claman que se vacuna poco. Tranquilidad, el ritmo irá subiendo, como pasa con cualquier proceso nuevo.
Yo soy moderadamente optimista. Sí, habrá una subida de contagios tras las fiestas, pero a estas alturas se ha demostrado que con toque de queda y cierre de bares una temporada la cosa se controla. Que no estamos en marzo de 2020, algo hemos aprendido.
Y no olvidemos que en Euskadi la tercera parte de las muertes se ha dado en las residencias (en España incluso más). Y muy pronto esa parte está resuelta, no habrá ni muertes ni hospitalizaciones en residentes. Y ese es un cambio muy importante, también desde el punto de vista sicológico. Poco a poco.
Se dice que en esta vida todo tiene un precio.
Salvar el verano, salvar la Navidad, también lo tiene.
Es un previo caro: contagios y muertes mucho más allá de lo normal y deseado.
Pero tal vez sea un precio que estamos dispuesto a pagar, o mejor dicho que estamos pagando…
Pero según el dicho popular (y perdonen la comparación) «no se puede tener la bota llena y la suegra borracha».
Queríamos verano, queríamos navidades, pues a pagar la «factura» con la segunda ola, la tercera ola y lad que vengan.
Y a confiar en Dios o en las vacunas, según prefiera cada uno.
Vale, Javier: ¿apostamos?
Buenas tardes, Javier.
Partamos de un contexto que es el recorte del gasto en Sanidad.
No se ha invertido en recursos humanos, y cuando hablamos del personal sanitario que puede/debe suministrar las vacunas, nos olvidamos que tú necesitas atención por el accidente que has sufrido haciendo skate bajando Zabalbide o yo hacien break dance en Arrigunaga.
Obviando lo obvio, no se puede desvestir a un santo para vestir a otro. Así que plantear que el personal sanitario del que disponemos se debe utilizar para poner vacunas, es estar fuera de la realidad. Con los meses, se sabrá la gente que ha fallecido por falta de atención médica por otras patologías.
Y como todos estamos viendo que las Administraciones no tienen criterios demasiado claros, no deberíamos dejar nuestra suerte en sus manos, sino en las propias. Es fácil… lavarse las manos, llevar la mascarilla y guardar la distancia.
Felices reyes magos y tal.
Un saludo
De acuerdo, un poco de realismo.
Pongamos población de la CAVP 1.200.000 personas.
Nos dicen que llegan 20.000 vacunas. Necesitaríamos 60 meses para vacunar (con 1 dosis) a toda la población.
Si es el 70% de la población se necesitan 42 semanas.
Creo que se han vacunado 6.000 personas, suponiendo en 1 semana. Eso nos llevaría a 200 semanas para 1 dosis toda la población. ¡Casi 4 años! 140 semanas al 70%, es decir, rondando los 2 años.
Algo no cuadra
Pues sí, Edu, pero con una puntualizacion : “ La población de la Comunidad Autónoma Vasca a 1 de enero de 2020 se cifra en 2.199.711 personas”. Así que creo que tus cálculos se quedan un poco cortos, multiplica por DOS.
Estas equivocado Javier, si se pueden encontrar mas SANITARIOS PARA PONER LA VACUNA, o sea que se puede coger al personal de la hosteleria y al de los erteserregeies, asi a bote pronto, y se les transforma en SANITARIOS previo un MASTERCASADO y a darle a la vacuna, o NO?
Creo que los cálculos que hacéis no tienen en cuenta que en la primera fase hay que llevar todo el equipo de vacunación de residencia en residencia. Luego ya serán los ciudadanos los que vayan a los centros de vacunación, con lo que todo debería ser mucho más rápido. Los menores de edad tampoco hay que incluirlos en las cuentas.
Yo le echo un año, más o menos. En mi caso (mayor de 50, sin enfermedades previas) tengo una apuesta de que me vacunan en noviembre. Me encantaría equivocarme y que fuera para el verano, como dicen.
Totalmente de acuerdo
Ya están con los guantes de boxeo puesto los criticones de siempre que por cierto no tienen otro afán que el desgaste político ,todo lo de más les importa poco o nada
Si vacunan a todo correr dudarían de si lo están haciendo bien si lo hacer de forma lenta se critica también aun sabiendo la complicación que tiene la vacuna
Escucho también decir que la culpa de no querer vacunar en una residencia de privada aunque concertada también es del Gobierno vasco .
Como lo arreglarían ellos si no se puede obligar a vacunar a nadie , aunque supongo que serán los familiares quienes decidan Pues eso que los que critican por criticar cada día me caen peor