Pedro Sánchez ha entrado en bucle. No deja de repetir que las Comunidades tienen quintales de herramientas jurídicas para luchar contra la pandemia y, sobre todo, que ahora toca mirar al futuro porque dentro de cien días alcanzaremos la inmunidad de rebaño. Respecto a lo primero, lo de la capacidad normativa, ya se ha visto que no es así ni de lejos. Ahí están como prueba las bofetadas recibidas desde las instancias judiciales superiores. En el caso de Nafarroa, con la propina añadida de tumbar los topes horarios además del toque de queda. Si no querías arroz, toma dos tazas.
Y en cuanto a la machacona apelación a tener paciencia porque nos quedan menos de tres meses, hay que contar hasta un millón. De entrada, porque ni los epidemiólogos más optimistas se atreven a dar el virus por vencido incluso tras la vacunación masiva. El presidente español osa, sin embargo, a cantar una victoria aún en duda. Pero es que además, como escribía ayer en DEIA Iñaki González, a Sánchez se le ha borrado el presente de la ecuación. Fiel a su natural escapista, ha decretado el olvido de las decenas de miles de muertos de los últimos catorce meses. Y no contento con ello, se fuma un puro con los contagios y los fallecimientos que vaya a haber hasta que llegue el día que ha marcado en rojo en su feliz calendario.
Es cierto que los ciudadanos y ciudadanas estamos necesitados de mensajes de ánimo y optimismo, pero no se nos debe engañar con falsas expectativas lanzadas sin ninguna base mínimamente razonable. Y el señor Sánchez lo está haciendo. Puede tener su justificación si piensa en la economía de ciertos sectores más que en nuestra Salud. Pero que diga también cuánto dinero pueden llegar a recuperar esos sectores por cada fallecimiento causado por el Covid-19 a partir de esa falsa normalidad que nos está anunciando . Así, quienes, siguiendo los mensajes del señor Presidente del Gobierno, se pongan en riesgo de contagiar o ser contagiados, cuando viajen, cuando se reúnan con amigos, cuando estén consumiendo en un bar, etc., sin las debidas precauciones sanitarias, podran tener presente y brindar por los fallecidos que puede ocasionar su actitud.
Tic Tac quedan 100 días, Tic Tac quedan 98 días, Tic Tac quedan 97 días…….el discurso de todo un Presidente de Gobierno. Vergonzoso. Este es el plan del Gobierno para hacer frente al supuesto final de la pandemia.
No me canso de repetirlo, el caserío vasco lo administran los vascos, pero el caserío sigue siendo propiedad de Madrid. El virus campara a sus anchas después de la gran vacunación como campan a sus anchas los demás virus que hemos conocido. Lo diga Bruselas, Madrid, Vitoria. Tampoco importa mucho saber quien la tiene mas larga.
El estado de alarma lo unico que tenia que haber prohibido es la que las diferentes medios de comunicacion pudieran opinar o informar , DESINFORMAR diria yo sobre la pandemia y haber hecho solo mencion a las informaciones de los expertos autorizados en comunicados ad hoc.
A continuacion haber sido firme al incumplimiento de las normas.
Cuanto mal habran hecho los medios de informacion, desinformacion diria yo a la pandemia. Yo creo que muchisimo pero como no son hosteleros se les ha permitido seguir abiertos.
Recuerda a algunos comentarios de Trump, cuando decía que iba a desparecer por sí solo, casi por arte de magia (o algo parecido, no me he puesto a buscar la cita exacta). Dónde está ahora toda la progresía que entonces tanto se escandalizaba ?