No soy precisamente conocido por mi espíritu optimista, pero por alguna razón, albergo la esperanza de que este reventón de positivos que nos tiene acongojados no tendrá repercusiones terroríficas en los hospitales ni en el cómputo de fallecidos. Me consta que necesitamos por lo menos diez días para empezar a comprobar si será así y contendré la respiración hasta ese instante. De momento —insisto en que no parezco yo mismo— hago espeleología más allá de los escandalosos datos de nuevos contagios diarios e incidencias y encuentro detalles que merecen subrayarse en positivo. Por ejemplo, la cifra de fallecimientos. En la CAV llevamos tres días sin contabilizar ninguno, y en Nafarroa hubo uno ayer, después de varias jornadas en blanco. En el conjunto del Estado, incluso aquellos lugares donde la gráfica de nuevos casos es vertical, los decesos son testimoniales. También los ingresos se mantienen estables tanto en planta como en UCI. Y si miramos por edades las incidencias, vemos que las franjas que van desde los 40 a los 90 años se sitúan entre lo razonable y lo escasamente preocupante. Y aquí no hace falta ningún título de epidemiología o virología para comprender el motivo: las vacunas se están mostrando efectivas y, pese a la larga sucesión de errores cometidos en la gestión de la inmunización, nos podemos dar con un canto en los dientes. Otra cosa es que todavía tengamos por delante un largo camino lleno de incertidumbres y de sustos. Pero igual que no conviene echar las campanas al vuelo demasiado pronto cuando los números pintan bien, tampoco hay que pasarse de fatalista cuando se dan la vuelta de nuevo.
Ahora parece que la incidencia en los hospitales es a la baja pero….no quiero ser cenizo…. visto lo visto…en fin. Los especialistas han avisado una y mil veces que la táctica a utilizar ante ésta pandemia debería de ser la proactiva, es decir, adelantarse a los acontecimientos según se prevén o puedan hipotéticamente ocurrir y no la reactiva que es en definitiva poner el parche una vez producido el daño y es la que se está manejando en casi toda Europa por esa razón tan estúpida y manida de «convivir con el virus». Mejor sería dejarse de eufemismos y decir claramente que lo que importa de verdad de verdad…. es la economía pero….
Ya sabemos que la diferencia entre el optimista y el pesimista está en a qué parte de la botella mire cada uno. En la mitad vacía, o en mitad llena. Y como siempre la virtud está en el punto medio. Un poco de optimismo, otro poco de pesimismo, y el resto responsabilidad de cada uno.
Y si volvemos a los datos que comenta Javier sobre ingresos hospitalarios y fallecidos, ahora que los infectados corresponden a franjas de edades mucho más bajas que al comienzo de la Pandemia, nos demuestra que en aquella situación, a muchas personas no fue el Covid-19 quien les mató, sino el que les «ayudó a morir». Sé que es duro decir esto, y lo digo con dolor y respeto por quienes, en su mayoría Personas mayores, murieron en situaciones terribles que todos recordamos.
Pero lo peor de aquello que ocurrió, fue generar la falsa idea de que sólo afectaba a las Personas mayores, y que el problema estaba en las Residencias. El tiempo ha demostrado, por desgracia, de que todos somos objetivo del virus y que el problema tiene una dimensión Universal. Por lo tanto TODOS tenemos que ser responsables y actuar juntos, a para evitar los contagios y la propagación del virus. De lo contrario seguiremos haciendo «surf» en una interminable serie de «olas».
En cuanto Sánchez dijo que la temporada de estados de alarma había finalizado por decreto y que todos a la discoteca o a la playa, la gente le hizo caso. Hasta Casado y la IDA le obedecieron.Pero los franceses son distintos y no se fían los muy ladinos. Nada de turismo en España.
Los hosteleros mallorquines que se forraron con los pobres niñitos en viaje de estudios alcohólicos que se hicieron famosos en toda Europa y parte de fuera, pues la han cagado.
Ya me gustaría verles a los de Euskal Tabernariak protestando ante el consulado francés correspondiente.
Es como lo de que lo barato sale caro. En España nunca han aspirado a alcanzar los niveles de otros países donde hay dos enfermos y se hacen las olimpiadas sin público y cosas así. Aquí había restricciones cuando se había muerto media residencia de ancianos. La economía era lo más importante. Pero, digo yo, ¿para qué quiere un país que vive del turismo tener todo abierto si no va a venir nadie por tener, entre España y Portugal, el 41% de los contagios de todo Europa? Haber tomado medidas estrictas perjudicaba la economía pero es que las estaban tomando todos. Mal de muchos, consuelo de tontos pero más tontos los que han hecho caso a los que no ven más allá de sus narices. Y en este tema los vascos no podemos presumir de no ser españoles. A ver si vamos a ser, no iguales, peores que ellos.
No entiendo porque DEIA publica justo ahora que faizer y moderna pueden causar pericarditis ,puesto que es necesario vacunar a los más jóvenes
Yo pediría un poco de responsabilidad porque por todos es sabido que todos los medicamentos incluida la aspirina puede tener efectos secundarios y no me parece bueno que se asuste al personal con lo importante que es en este momento conseguir el mayor número posible de vacunados