Cada vez resulta más duro predicar en el desierto, pero alguien tiene que hacerlo. Me consta, de entrada, que el común de mis convecinos no tiene ni pajolera idea de lo que es Gogora, es decir, el Instituto Vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, con todas esas mayúsculas iniciales que, por desgracia, no se corresponden con la importancia que en la calle se le otorga a cada uno de los conceptos. Pronto conmemoraremos a todo a trapo los diez años del comunicado en que ETA anunció con su inveterada querencia por los eufemismos el “cese definitivo de su actividad armada” y haremos como que no vemos que al personal se la trae al pairo todo lo relacionado con un tiempo que da por amortizado. Esa pachorra general es el nutriente básico de quienes no solo no están dispuestos a dar pasos adelante sino que los dan hacia atrás.
Lo estamos viendo, en su versión más hiriente, en el modo en que el despiadado ejecutor de 39 asesinatos se ha convertido en bandera de la defensa de los Derechos Humanos. Y en una versión a escala, lo hemos vuelto a ver en el voto en contra de EH Bildu al plan de actuación de Gogora. Para que se hagan una idea del alcance de ese posicionamiento, sepan que el PP, que también está en el consejo de dirección del instituto, solo llegó a abstenerse. La coalición soberanista se quedó sola, pues, frente al resto de las formaciones políticas (excluida Vox), representantes de las Diputaciones y Eudel y tres personas fuera de toda duda como los hijos de víctimas de ETA María Jauregi y Josu Elespe y el forense Paco Etxeberria. Y luego, que si los relatos inclusivos. Hay que joderse.
Yo me pregunto, ¿La respuesta al tema que plantea Javier no estará precisamente en lo que ETA anunció: «el cese definitivo de la actividad armada» y no otro tipo actividad? Y muy bien que aquello haya sido así, pero después de casi diez años seguimos sin que condenen lo que hicieron, sin arrepentimiento, por parte de algunos, y considerando héroes a quienes causaron tanto dolor en nuestro País.
Y es peor aún, que algunos que ni casi vivieron aquel terrorismo, hoy mantienen posturas que impiden avanzar en ese proceso de reconocimiento y reparación del daño causado. Evitando, o cuando menos dificultando, que se pueda tener un relato histórico y fiel de lo que pasó, sobre todo, para evitar que vuelva a pasar, además de hacer justicia donde existió una gran injusticia.
Y es lo mismo quien y como se haga ese relato, no lo quieren y punto. Yo creo que tienen miedo a verse en ese «espejo» (el relato) en el que van a verse muy poco favorecidos.
No debemos permitir que la propia ETA…sus seguidores y simpatizantes, blanqueen su historia…una historia terrible de asesinatos…secuestros…robos…coches bomba…tiros en la nuca..por la espalda…chivatazos…envueltos en una Ikurriña..y en nuestro nombre..fue horrible…
…
Estando completamente de acuerdo con lo que escribes, y digo completamente, sigo esperando algún guardia civil de Intxaurrondo, por ejemplo, que pida entrevista reparadora y reconocimiento del daño causado con alguna hermana o familiar de Mikel Zabalza, también por ejemplo. Me vale algún político de los que condecoró y ascendió a torturadores y asesinos. También me vale.
Pues la verdad, no sé los motivos de la negativa de EH Bildu al plan de Gogora. Me los puedo imaginar y si son como me los imagino los comparto. Se trata simplemente de clasificar a las víctimas de primera o de segunda, o incluso de calificar a un sujeto como Meliton Manzanas como víctima.
Evidentemente quedan fyera de toda duda los familiares de Elespe o Jáuregui y que decir de Etxebarria. Sin embargo, no están (que yo sepa), las hijas de Galdeano (por poner un ejemplo), periodista (como tu, Javier), también víctima del terrorismo.
Um, Aitor, te das cuenta que por esa misma regla de tres Txiki y Otaegi, o Lasa y Zabala, no fueron «víctimas» o, más recientemente, la condena de Otegi (la que, según la sentencia del TEDH, era sobradamente fundada, solo que el no cambio de juez vulneraba sus DDHH) no debería de anularse.
El problema con la condición de víctima es que creemos que da un plus de legitimidad , que solo los «buenos» pueden serlo, los «malos» se lo merecen.
Que Manzanas fuera un puñetero monstruo, ¿Anula su condición de víctima?
Muy bien. ¿Por esa misma regla de tres, si dejamos que Parot siga pudriéndose en la cárcel?¿O que lo secuestren y/o le pegen un tiro en la nuca? ¿No es, entonces, una víctima?
Pues si la conculcación de los DDHH de Parot lo convierte en víctima, también el asesinato de Manzanas lo convierte en víctima.
Si aceptamos que hay excepciones porque «es que formaba parte del franquismo», entonces aceptamos excepciones porque «es que son terroristas». Ay, el relato, que al final siempre termina reducido a que los hechos no importan, solo la absolución bajo la etiqueta de víctima para auténtica escoria humana. Lleve esta tricornio o pasamontañas.