No voy a poner en duda que la salvaje invasión de Ucrania por parte de Rusia conlleva, en su tercera derivada, efectos devastadores sobre la economía de los que estamos a cuatro mil kilómetros de la línea de fuego. Sin necesidad de tener un máster de los que le regalaban a Pablo Casado, se comprende perfectamente que suba el gas, el petróleo, la electricidad y, en efecto dominó, cualquier otro producto cuya elaboración y distribución se ven afectadas por tales subidas. Igualmente, me da la sesera para entender que, puesto que el territorio castigado es el origen de una parte importante de varios de los productos agrícolas que consumimos en este trocito del mapa europeo, vayamos a tener problemas de suministro y, en consecuencia, su precio se encarezca. En palabras del inefable Rodrigo Rato, “es el mercado, amigo”.
Pero lo que ya no cuela es que apenas un segundo después de la caída de la primera bomba, los productos que ya estaban en los almacenes de los supermercados duplicaran su precio, como ha ocurrido con el desaparecido de los lineales aceite de girasol, incluso el de producción española. Claro que también es verdad que hay que citar como factor fundamental de la carestía y el desabastecimiento la inmensa estupidez y el aún mayor borreguismo de muchos de nuestros congéneres que se han lanzado a acaparar botellas que, para cuando vayan a consumirlas, estarán echadas a perder. Al final, es un ejemplo de libro de la profecía que se cumple a sí misma. El miedo a que no haya provoca, justamente, que no haya. Y los especuladores, pescadores de río revuelto, se frotan las manos.
A la estupidez y borreguismo de esos congéneres acaparadores hay que añadir su egoísmo. En ese llenado de carros compulsivos hay un «Yo me voy a asegurar lo mío para semanas y si no hay para los que vengan detrás, que se jodan, que yo ya tengo lo mío».
También los medios de comunicación con sus exageración en cuanto al desastre que se avecina y la falta total de alimentos que vamos a sufrir contribuyen bastante a que algunos descerebrados acaparen todo lo que pueden
Al final los medios venden sensacionalismo y este también encarece las cosas .
Todos están a vender y a río revuelto ganancia de pescadores .
Los borregos compulsivos serían muy peligrosos en caso de que las bombas cayeran cerquita. Por consolarnos un poco de momento sólo son cretinos molestos. Son la viva imagen de la insolidaridad.
No es el mercado, amigo. Es la especulación y el oligopolio, amigo.
El mercado, si funcionara bien, no provocaría un alza en la gasolina del doble, ni de 10 veces el precio del kwh, porque ni la demanda se ha multiplicado ni la oferta se ha reducido en esa proporción.
Lo que está pasando es precisamente todo lo contrario a un mercado libre: La distribución de materias primas funciona en el mercado de futuros, y hoy estaremos pagando el precio de contrapartida de un contrato a plazo, es decir el precio del combustible a 2 € paga el coste del producto que se espera dentro de entre tres meses y un año. Con el girasol pasa igual y con el café, la patata o la harina. La inflación está formada por los precios de especuladores cuyas operaciones funcionan por expectativas no por existencias reales de mercancías. Sin necesidad de almacenes ni transportes los bolsillos de algunos se llenan mediante operaciones de compra y venta aplazadas.
La prueba es que, si estamos comprando el gas de Argelia, no hay problemas de abastecimiento y España tiene un mayor nº de depósitos de almacenamiento que otros países, ¿por qué el precio del gas ha pasado (en mi recibo) de 0,03386001 € el kwh. el 31/12/21 a 0,093922439 el 1 de enero de 2022?
Alguien se está forrando, y no es «el Gobierno» (todos), ni yo.
Por cierto, el que llama «el Gobierno» al Estado y su capacidad recaudatoria, ya sabe por qué le llama así, y muestra una nostalgia salibante de estar ahí, en el gobierno, para el bien de sus negocios.
Bueno…el punto de inflexión llegara en cuanto la situación empiece a afectar a la cerveza. Ahí sí se puede liar muy gorda. Pie en pared.
Estoy casi de acuerdo en la totalidad del comentario excepto que las brutales subidas sean debidas a la guerra en Ucrania.
2021 fue un año con una inflación alarmante desde el minuto uno que se achacaba a la crisis económica derivada de la pandemia. Acabamos el año con un 7% que solo se creen ellos.
Lo del «asalto» a los supermercados es lamentable. Se dió en los primeros días de la pandemia y se está dando ahora. Lo que demuestra que la solaridad y empatía de la que presumimos es hipocresía pura y dura.
Los medios de comunicación desde hace unos años practican un modelo populista, morboso, machacón y parcial, cosas que no ayudan en nada a que el egoismo de los ciudadanos y la ogrería de los «pescadores» sigan in-crescendo provocando graves desequilibrios psíquicos en una parte de la población que TRAGA TODO.
Los no se como
calificar que se lanzan a comprar aceite de girasol o hacen colas con el coche a relanti en gasolineras de bajo coste son
los que ayudan a forrarse a los especuladores .
y si todo se desmorona gracias entre otras cosas a su granito de arena serán los primeros en salir a protestar y probablemente muchos de ellos votarán a VOX porque no están contentos por tener que hacer colas ..