Si les soy sincero, tengo mis dudas de que la asignatura de Filosofía obre los milagros que se le atribuyen. Me da que para conformar un espíritu crítico hace falta bastante más que obligar a la chavalería a pegarse unos chutes liofilizados de Platón, Descartes, Hegel o Nietzsche. Incluso con docentes desbordantes de entusiasmo como la mayoría de las y los que imparten actualmente la materia, no está garantizado el éxito de la empresa. Pretender lo contrario es, paradójicamente, más magia que conocimiento científico, amén de una idea con un tufillo uniformizador que echa para atrás. Cada alumno responde de un modo diferente a las enseñanzas que contiene el programa escolar, según la terminología de mi época.
Hecha la salvedad, me declaro radicalmente en contra de la eliminación ya casi definitiva de la Filosofía que plantea el gobierno español en su enésima reforma de lo ya reformado. De entrada, porque si bien no es la repanocha que pretenden algunos, considero que los contenidos pueden ser de mayor provecho que las asignaturas que se plantean como alternativa. Lo de Digitalización, pase. Lo de Emprendimiento, permítanme que me ría. Pero ya lo de Valores cívicos y éticos me pone directamente las rodillas temblonas. Conoce uno suficientemente el paño para imaginar que esos tales valores que se pretenden instilar en vena a nuestros churumbeles son, en realidad, dogmas de a duro establecidos por la superioridad moral rampante que nos asola. Mi única esperanza es que a la mayoría de los alevines de la tribu lo que les cuenten les va a entrar por una oreja y les va a salir por la otra, como ocurre con casi todo lo demás.
En realidad, toda generación que no esté enfrascada en la mera supervivencia le echa un vistazo a lo que dicen sus mayores, encuentra las costuras en «el relato» (sobre todo cuando las vive en su propia carne) y pregunta por ellas. Y los mayores, en lugar de plantearse si ese «relato» quizá tendría que ser un poco adecentado para ver si se ajusta a la realidad, lo convierten en dogma.
Pues ahora, tenemos una generación de chicos jóvenes (aunque tampoco hay que excluir a una parte de chicas) que le encuentra las costuras a varios de los discursos y, lo peor, es que lo vive. Mismamente, sin salirnos de la escuela, se da perfecta cuenta de una serie de cuestiones sobre su relativo abandono (que haya pocas chicas en carreras técnicas es casus belli, pero que haya pocos hombres en general en la universidad es poco menos que se lo merecen por vagos y privilegiados) y sobre las realidades de las primeras relaciones que vive (o no vive, sobre todo) para darse cuenta de que algo no cuadra. ¿Cuál es la respuesta?
Pues eso…
Si van a dejar pasar de curso con unos cuantos pencos no importa demasiado lo que estudien y ahora se llevan más los valores cínicos que los cívicos. La Filosofía se puede empezar a entender un poco cuando tienes ya todas las neuronas bien organizadas y operativas, no con 14 años.
Cáustico: no sé ahora o si de rebote la asignatura de Filosofía acabará permaneciendo después de lo que Javi describe como reforma de la reforma (reformada, añado yo). Pero un servidor cursó esa asignatura, obligatoria independientemente de que se estudiase ciencias o letras puras o mixtas, en 3° BUP y en COU, es decir, a los 16 y 17 años.
Y creo que esas (y no los 14) eran/son unas edades excelentes para tener ciertas nociones sobre la realidad, el pensamiento, los valores, los conocimientos y qué mueve, en definitiva, el mundo y las personas.
La filosofia es un callejón sin salida. Entiendo que el estudio de la historia del pensamiento, o sea en el ámbito racional, si es necesario, pero de ahí a dogmatizar a las juventudes con mecánicas de pensamiento basadas en los erráticas ideas de los llamados grandes filósofos es restar libertad al individuo. Incluir a Nietzsche en el grupo de filósofos es un insulto a esta persona, da la casualidad de que este señor fue un critico de la filosofía a la que calificaba de pseudo ciencia. Recuerdo que el catedrático del «isti», el purdi, no pasaba en sus acaloradas lecciones, con aplausos incluidos, de los clásicos pensadores griegos, porque ni siquiera el estaba convencido de los razonamientos modernos. Es necesario ilustrar a la juventud como es el ser humano en toda su extension, o sea, racional e irracionalmente.
Tal vez se podría integrar la filosofía en el temario de Historia, que sí me parece asignatura indispensable.
Seg´ún se van recorriendo los distintos periodos históricos incorporar los movimientos filosóficos que se daban en los mismos, ya que hay una interrelación clara.
Aunque quizás sea lo mismo, no sé.