Cada vez que hay una tragedia, aborrezco mi profesión. Me ocurre desde que era un tribulete imberbe, y durante un tiempo albergué la esperanza de que los años me harían desarrollar una coraza contra este sentimiento en el que se mezclan, no sé en qué proporciones, la vergüenza ajena, el asco, la rabia, la impotencia… y las dudas sobre mi propia capacidad para ejercer un oficio tan desalmado. Compruebo horrorizado que es al revés: conforme colecciono canas y arrugas, el daño que me provoca ese cóctel es mayor.
Me ha servido para la enésima confirmación el accidente del Airbus Barcelona-Dusseldorf. De nuevo hemos asistido a la cacería inmisericorde de familiares angustiados para arrancarles, a modo de trofeo, unas lágrimas, unos balbuceos, o siquiera un gesto de desesperación para adornar una portada o el directo en la tele. ¿De cuánta inhumanidad hay que estar alicatado para ser capaz de acosar sádicamente a personas en estado de shock que ni saben por dónde les da el aire?
Sí, conozco la respuesta al uso. Que más cornadas da el hambre, que qué va a hacer un pobre jornalero del micro y la cámara, y que la culpa es de los editores o los jefes de redacción, que exigen carnaza. Y también me consta que los aludidos escurrirán el bulto con la martingala de lo chungalí que está el mercado o, como gran comodín, acusarán al público de no conformarse más que con casquería sanguinolienta o sentimentalona. No digo que no haya unos gramos de verdad en tales excusas, pero la mayoría de los que abrevamos en la alberca esta de la información sabemos que si quisiéramos, podríamos evitar ciertos espectáculos.
Más asco me dan los políticos y otros de sangre azul que salen y los sacan en la foto para sacar provecho de la tragedia de otros.
Ados egoten naz ia beti (beti ez esatearren) zurekin; egunero irakurtzen dot idazten dozuna
Creo que ya he dicho hasta aburrir que quité la tele para no ver mierdas que incluyen el sálvame de esta mierda, hombres, mujeres y hombres-monos pero también los informativos y sobre todo los pseudo informativos a lo Marta Blanca etc. Si no hubiera gente viendo no habría paletos con micro.
Vivimos una economía, una sociedad y unos tiempos sin alma (igual es que el ser humano tiene más de esto que de lo otro, bondad, bonhomía etc), el periodismo es sólo un cachito visible. De todas formas me da rabia opinar así porque si al final es lo que parece, el suicida cabrón pensaría parecido a mí. A mí me encantó la peli argentina «relatos salvajes» pero me estoy empezando a arrepentir porque la ficción parece que refleja la realidad o los deseos demasiado fielmente.
Señor y sigo hablando por los codos.
Ayer oyendo Hora 25 de la SER habían desplazado al equipo de Barceló a la zona y una de las periodistas estaba en el colegio de los 30 chavales de intercambio que han muerto. Y con voz sigilosa contaba que se había habilitado una zona aparte para periodistas alejada de los familiares y compañeros de los fallecidos para darles intimidad y que aún así percibía desde la distancia que esos familiares y compañeros dirigían a los periodistas miradas llenas de agresividad. Por algo será.
Y ahora que la versión de la responsabilidad del copiloto sobra fuerza…la que se va a liar en bisca de la vida de ese hombre, de su familia, de su esposa (si es el caso), etc, etc, etc, etc.
No sé cómo será en alemania pero aquí…en una semanas teníamos a alguna ex ya de tertuliana en Salvame y en 6 meses entrando en la casa de G.H: VIP
Yo no veo el momento de que sea GH RIP. Y la de personas que me dicen que cómo es tan soez, tan básico, manipulado tan burdamente ven todo lo que se le parece porque así desconectan.
Ayer en un bar – eso que había antes de Twitter- oí a alguien que insistía en que un programa de noticias, o supuestamente, no puede estar compuesto a partes desiguales de «Ah, si yo os contara», «Mientras no se sepa nada podemos elucubrar cuanto queramos y luego también» y «No hay noticia atroz que no podamos hacer tragable si le echamos encima mucho azúcar glas».
Vamos, que si dices después la pena que te da ahondar el sufrimiento de los que han perdido a su familia o a sus amigos especulando sobre cuál de las hipótesis es más truculenta puedes pasarte así, literalmente, horas. Y horas. Y más horas.
Sin Alma…y sin sangre.
Hoy se ha aprobado la ley Mordaza.
A ver cuántos de los profesionales de la palabra la usan para denunciar el atropello definitivo a nuestros derechos civiles.