Hoy llega al pleno del Congreso la convalidación del Decreto-placebo que rebaja el IVA del recibo de la electricidad. Obviamente, menos da una piedra, y sería del género bobo votar en contra, pero habremos hecho un pan como unas hostias si todo se queda en este parche chapucero para la galería. Como estamos comprobando entre la incredulidad y el horror, cada día se bate un nuevo récord del precio, partiendo siempre de cantidades estratosféricas que resultan, amén de una burla, un abuso intolerable. Y lo peor es que, según nos alertan los que entienden algo de esta suerte de nigromancia, la escalada vertical va a seguir durante meses, como se refleja en los mercados de futuros. El gas natural, señalado (confieso que no sé con qué base) como culpable de los sablazos que nos atizan, no dejará de subir.
¿Y qué hay que hacer? Evidentemente, no se lo va a decir este humilde e ignorante juntaletras. Lo que sí tengo es memoria para recordar cómo en tiempos de Mariano Rajoy, los dos partidos que componen el Gobierno español de coalición se quejaban amargamente de que nadie pusiera coto a las eléctricas y parecían tener clarísima la receta para hacerlo. Ahora, sin embargo, se limitan a encogerse de hombros, pontificar que es una cuestión muy delicada, y, como mucho, dictar rebajas como esta que al final no la pagarán las compañías sino que son recursos que dejan de ingresar las arcas públicas. Mientras, al otro lado de la línea ideológica, Casado, Maroto, Teodoro, Ana Beltrán y toda la troupe pepera susceptible de ocupar silla en un consejo de administración de una firma del sector energético se lo pasan en grande.
Supongo que no sólo se reparte entre los políticos sillas en consejos de administración, que tampoco hay tan tantas.
Hay muchas cositas que pueden hacer felices a los políticos españoles y viendo lo de Villarejo, el mundillo empresarial eléctrico es pelin tenebroso.
Mientras escribo esto, el primer productor de energía del mix es, precisamente, el ciclo combinado. Pero le siguen de cerca la nuclear, la solar (fotovoltaica y térmica); más lejos está la hidroeléctrica. Todas estas tienen costes marginales (lo que cuesta producir más energía una vez amortizada la inversión inicial) entre muy bajos y cero.
Pero pagamos todo como si fuera energía de ciclo combinado. Ajá. El trile es obvio, pero la avaricia de esas empresas «que siempre tienen déficit» no tiene límite ni medida.
Por cierto, si siempre tiene déficit, que la vendan al estado y dejen de perder dinero, ¿No? O que me la vendan a mí, que me hago cargo de esas deudas impagables altruistamente.
Leo ahora en este mismo diario, que Iberdrola ha tenido una caída del 18,4 % en sus beneficios, como consecuencia del incremento de Impuesto sobre Sociedades en el Reino Unido.
Osea, allí si pueden modificar impuestos que afecten a los beneficios de las Eléctricas, y aquí, parece que lo único que se hace es bajar impuesto en la factura al consumidor, sin tocar para nada a los beneficios de las Eléctricas.
Pues qué listos son los ingleses y que tontos nosotros. ¿O no será cuestión de tontos o listos, sino un tema de intereses políticos partidistas?
También puede ser que, quien tendría que hacer estas modificaciones, tiene muchos favores que pagar a las Compañías Eléctricas.
¿Van por ahí los «tiros» o los «timos», como titula Javier su artículo?
Las eléctricas como un cohete , los contagios….. igual. España va bien.
Desde la oposición se arreglan todos los problemas. Lastima que no exista un método para que quien gobierne sea siempre la oposición.
AJ define bien las clases de energía que se usan para producir electricidad y sus costes.
Pero por mucho que se nos caiga la baba hablando de lo «guays» que somos con el medio ambiente, vivimos en un país donde sus gobernantes crearon un impuesto a la energía solar vigente hasta hace cuatro días.
Por otra parte, movimientos ecologistas rechazan generadores eólicos, construcción de presas hidráulicas, o diques marinos por los posibles daños colaterales.
Mientras nosotros tanteamos el peso de nuestro bolsillo y la hora del día para la posible puesta en marcha de los electrodomésticos, el flamante ministro de Consumo trabaja con ahínco aconsejandonos sobre el consumo de carne y si la RAE recoge la palabra matria.
Eso que comentas, Taskuka, también es importante. No soy muy amigo de la energía nuclear*, pero es que aquí no queremos ni siquiera instalar aerogeneradores más eficientes, ni poner campos de generación solar, ni nada por el estilo. Eso sí, que Boroa siga en pie, que las carreteras se extiendan por todas partes y que el coche «sagrau».
*No porque crea que es especialmente peligrosa, en sí. El riesgo de un fallo en una central de fisión es muy bajo; de todas formas, las consecuencias duran décadas o siglos, incluso milenios, así que tampoco es muy alentador. Verdaderamente, mi principal problema es el de los residuos. Desde la industria siguen diciendo que alguna técnica poco menos que milagrosa permitirá su reciclado, pero
a) No existen centrales que podrían aprovechar estos residuos, y su construcción costaría decenas de miles de millones (!!) de euros. Por ese precio podría construirse un montón de gigavatios de energía solar + almacenamiento en reservorio de agua + baterías. Sobre esto, la producción y reciclaje de baterías podría ser un negocio colosal (y muy circular, además) pero la inversión inicial no la está haciendo casi nadie… más bien están arrastrando a empresas a hacerlo mientras chillan y patalean.
b) Seguimos necesitando guardar los residuos en un recinto subterráneo altamente protegido. Aunque es más barato que lo de arriba, sigue siendo una fortísima inversión que lo mejor sería encarar como un proyecto europeo.