Es una de esas noticias de calado que, me temo, no acaban de llegar a la ciudadanía en su justa dimensión. Después de meses de discreto e intenso trabajo, ayer conocimos el borrador de la ponencia parlamentaria que deberá fructificar en la futura ley vasca de Educación. El documento recoge las aportaciones no solo de distintas fuerzas políticas y sindicales, sino de una amplísima representación de personas que trabajan a pie de obra en las aulas y/o que acreditan un profundo conocimiento sobre las diferentes vertientes de la enseñanza. Incluso con ese aval, y dado que estamos ante una materia que se presta golosamente a la controversia politíca (o, sea, politiquera), cabía temer una acogida, como poco, recelosa en general. Sin embargo, no ha sido así.
Con sus matices y sus apuntes propios, los cuatro principales partidos de la CAV (es decir, 68 escaños sobre 75) han ponderado muy positivamente el texto de base. Seguramente habrá que apurar mucho en los meses que quedan por delante, pero estamos ante un interesante e ilusionante punto de partida. Será una extraordinaria noticia que se mantenga el espíritu constructivo en el todavía largo proceso. No faltará, seguro, quien trate de embarrar el campo esparciendo especies como que se busca el appartheid del castellano o el finiquito de los conciertos. En la contraparte, habrá versiones que sostengan que el euskera queda relegado o que se favorece a los centros privados en detrimentos de los públicos. Nada de lo que hemos conocido en el borrador sustenta estos mensajes maximalistas. Ojala esta vez no se imponga el partidismo cortoplacista.
Algo impensable en el estado. De momento.
Dices bien, Javier: «que esta vez no se imponga el partidismo cortoplacista» y con tu permiso yo añado que la Ley no salga con «nombre y apellido», como ha ocurrido hasta ahora. Sólo hace falta recordar la más reciente: » Ley Wert», «Ley Celaá», y otras con mucho menos éxito, por no decir con mayor fracaso.
Y es que la Educación tiene que estar por encima de siglas políticas y mucho mas de intereses y/o protagonismos personales.
Si en algo nos jugamos de verdad el futuro, es en la Educación.
Mi deseo es que al final salga una Ley de Educación de todos y para todos.