Desde que asistí con estupefacción creciente a la comparecencia de la consejera de Salud en el Parlamento vasco, no se me va de la cabeza la imagen de Andrés Iniesta en el anuncio televisivo de helados voceando: “¡Venga, Kalise para todos!”. A juzgar por lo que contó Gotzone Sagurdui, tal que así fue la vacunación chanchullera en el hospital de Santa Marina. “¡Venga, Moderna para todos!”, debió de ser en este caso el grito del desprendido —y ahora, muy locuaz con ciertos medios— ex gerente de la cosa. Y ahí que aceptaron en bloque el convite hasta, casi literalmente, el que reparte las Cocacolas. Desde luego, en la lista de inoculados de extranjis se cuenta el personal del vending, el de la cafetería, varios curas, dos mensajeros y unos cuantos sindicalistas de las más diversas siglas combativas. Si no fuera por lo grave del asunto, se diría que es un chiste estereotípico de bilbaínos: ¡Ahí va la hostia! ¡En en el botxo vacunamos así! Si estás de ronda, pues pagas la ronda de los que están en el bar, o sea, en el inyectadero.
Fuera de coñas, fíjense que este humilde jornalero de las letras no habría visto mal que un centro de las características de Santa Marina hubiera estado en primera línea de playa de la inmunización. Pero no fue así, y por tanto, el festival de pinchazos fue irregular… e inmoral.