Como sé que andan ayunos de conocimiento sobre lo que es la democracia verdadera, dejo que la gran chef de la política con dos estrellas pabletín y artista del trapecio intelectual, Nagua Alba, les sacie de un solo golpe de cuchara. En una entrevista en El Correo y Diario Vasco le recordaban a la secretaria general de Podemos en la CAV y diputada en Madrid que su formación no tiene el respaldo suficiente para que prospere la [grotesca] moción de censura contra Mariano Rajoy. Conociendo el paño, mayormente porque llevo semanas haciendo la misma [inútil] apostilla a varios portavoces de la cosa morada, me esperaba una de las peteneras de rigor. Que si ya se verá, que si se trata solo de que los partidos se mojen, empezando por el PSOE recuperado de Pedro Sánchez, que si también decían eso de la Felipe contra Suárez y luego pasó lo que pasó… Y sí, casi toda la retahíla vino después, pero como aperitivo, Alba dejó para las antologías lo que sigue: “El problema está en que la mayoría parlamentaria no refleja lo que es la mayoría social, la mayoría real”.
Podrá cada cual hacer su comentario de texto, pero incluso las interpretaciones más benévolas tendrán que concluir que, dado que la gente no tiene ni pajolera idea de votar, la representación social es la que se le pone a ella en la punta de la nariz, y al que no le guste, que le eche azúcar. Es difícil escoger si despatarrarse de la risa, llorar un océano o empezar a ciscarse en lo más barrido. Sin desdeñar ninguna de las opciones, apuesto por tomar tal demostración de descaro como un preciso retrato ideológico de quien la ha aventado y de su partido.