Quinto día, quinto traspié

No sé lo que nos deparará el futuro inmediato de Pablo Iglesias pero todos podemos aventurar declaraciones grandilocuentes y, sobre todo, muchísimos titulares. El líder de Podemos va camino de matarnos de aburrimiento y él va camino de hacerse un esguince en sus múltiples tropiezos: su candidatura nace coja y tuerta, y su figura política se ha debilitado claramente desde que Más Madrid le dio calabazas, Sánchez, Ábalos y Calviño pasaran de él y, finalmente, el resto el sector socialista del ejecutivo se atreva a expresar “satisfacción” (El Independiente) por su marcha del consejo de ministros después de haber agotado los eufemismos.

Malas decisiones… En un mal momento

Javier Vizcaíno tuiteaba lo que muchos pensamos: “Si no hubiera una pandemia con 100.000 muertos en un año, esto sería hasta divertido”. Pero si no nos lo tomamos con humor y cierta sátira igual no podríamos soportarlo: en plena pandemia el ministro de Sanidad y el vicepresidente de Derechos Sociales del mismo gobierno han abandonado el barco para presentarse a las elecciones catalanas y madrileñas, respectivamente. No hay por dónde cogerlo, no hay manera de explicarlo, no hay forma de convencerse de que esto está bien y no todo lo contrario. Y si se creen los de House of Cards no saben lo catetos que resultan.

Justicia o libertad

Isabel Díaz Ayuso no tuvo reparos en cambiar su “socialismo o libertad” por “comunismo o libertad” cuando Pablo Iglesias hizo su gran anuncio hace solo unos días. Es evidente que la presidenta de la Comunidad de Madrid no tiene problemas de vergüenza. Parafraseándola, ¿no sería posible hablar de “justicia o libertad” después de leer este titular en Público: “En libertad los dos policías que dieron una paliza a un vecino en Linares”? Después de la detención de los agentes surgieron varias denuncias de acoso en el municipio. ¿Y si la orden de alejamiento a las víctimas resulta suficiente, de qué hablaremos?

Un fenómeno, por desgracia

Toda esta política de bajo nivel no sería posible ni explicable sin la espectacularización a la que la audiencia se ha acostumbrado y, a estas alturas, ya demanda. La política, como la tele, necesita eventos y grandes shows para captar a espectadores cada vez más ligeros y que consumen a gran velocidad. Así, Trump ha pasado y casi ni nos acordamos de él… Pero sí lo hacen en las televisiones estadounidenses: el espectáculo imprevisible y sin fin del republicano generaba interés y, con este, las noticias y los buenos resultados de share. Esta certeza y estas necesidades son señales claras. Tanto que verlas es cuestión de voluntad.

A este juego juegan todos

Empezábamos la semana muy entretenidos con la entrevista de Harry de Inglaterra (o Henry, o William, que me da igual: el pequeño, el pelirrojo, el que se disfrazó de nazi y tiene pinta de golfo) y Meghan Markle. La pareja lloraba delante de la cámara por la incomprensión de la familia real británica que a la actriz le había costado una bajona guapa. Y terminamos la semana con las declaraciones del padre de Markle, que “insinúa que el príncipe Harry no la cuidó durante su depresión”. A este juego de declaraciones pagadas, burradas y acusaciones como si no costaran pueden jugar todos. Cosas de reyes y de la tele.

La peor ciega

La ceguera de Margarita Robles y otros miembros del gobierno más progresista de la historia forma parte ya del caradurismo español. La encendida defensa de la ministra del área puede explicarse como un ejercicio de corporativismo pero es incomprensible: los hechos demuestran cada vez que les ponemos el foco que el franquismo sigue activo en el ejército español. No está en la reserva, precisamente. Y apelar a los posibles prejuicios de un nacionalista como Joseba Agirretxea es ponerse la venda en los ojos haciendo bueno aquello de que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y no quieren.

Los hechos

Los hechos son los que son: los del gobierno español (parte que parte la pana de progre que es, incluida), que niegan la evidencia, como todos los presidentes, vicepresidentes y ministros que les han precedido. Los del ejército, que en cuanto les enfocamos les vemos chateando sobre fusilamientos a quien no piensa como un franquista, cantando canciones de la División Azul o levantando el brazo a la manera nazi. El vídeo de La Marea con lo recién citado grabado “el 8 de diciembre de 2019 en Paracuellos del Jarama” y “en instalaciones militares” corría por Internet mientras hablaba Robles.

Y su jefe, en Abu Dabi

No todo es culpa de los sucesivos ministros de Defensa o presidentes del gobierno en España: la jefatura de Estado y de todos los ejércitos algo tendría que decir de que sean tan fachas aquellos que dependen de ella, ¿no? Pero, claro, ¿qué podemos pedir a quien fue designado por el mismísimo Franco como su sucesor? Así es España, y no de otra manera. Para rematar la situación, Juan Carlos I informa de que pasará la Navidad en Abu Dabi, donde reside desde agosto (y desde la investigación de sus cuentas), porque la tranquilidad de allí no va a disfrutarla aquí, que podemos infectarle entre todos de coronavirus.

Iglesias tiene que ser muy cabezón

Dadas las circunstancias reales, no las que se han inventado y nos han vendido de una España democrática y constitucional, Pablo Iglesias va a tener que ser muy cabezón para doblegar al gobierno español del que, por cierto, forma parte. No se trata ya de subir el SMI o de garantizar sobre el papel un ingreso mínimo (que no ha llegado a las cuentas corrientes de los que lo necesitan), se trata de implosionar una España que huele a naftalina y a cerrado como siempre: cada día, más. Así que, por mucho que pose y por mucho que evidencie las discusiones, o ataca la base, o será cabezón para el tuit y la foto.

Hay esperanza

Dadas las circunstancias que nos rodean (y eso que en la columna no hemos hablado de coronavirus), me abrazo y me aferro a este tuit de Javi Vizcaíno: “Un chaval de 12 años ha escrito a DEIA para dar su punto de vista sobre una columna mía. No os podéis imaginar el alegrón que me ha entrado. Y qué bien escribe y argumenta el amigo…”. Hay esperanza en la chavalada, sí. No todos son irresponsables con pandemia o sin ella. No todos pasan de leer el periódico. No todos tienen como modelos a influencers que alardean de españolismo. No todos son como somos sus mayores, en definitiva.

Los «siempremalistas»

El término entrecomillado no es mío, sino del genial Javier Vizcaíno, y es perfectamente aplicable a aquellos que, como Arkaitz Rodríguez, siempre creen que todo está mal hecho: Bildu presionó para que la hostelería cerrase en primavera y el lehendakari mantuvo la actividad económica. Mal. Cuando la pandemia aconsejó el cierre de bares y restaurantes y Urkullu lo ordenó, mal. Y ahora que se les permite abrir, por supuesto, para el líder de Sortu y unos cuantos más ubicados en las esquinas políticas también está mal. Los “siempremalistas” creen que siempre ganan. Pero ganan mal.

Y los que de verdad están mal

La crisis sanitaria está siendo dura en lo colectivo y en lo personal (por eso llevo tan mal la existencia de quienes quieren beneficiarse de nuestro cansancio por su interés), y la económica derivada también lo va a ser. Muchos ya lo sufren, con ERTE o despidos (y sin la ayuda de emergencia que prometió el gobierno español), pero hay quien incluso lo sufre más: la tragedia de Badalona que acabó con tres vidas y 17 heridas y heridos (y podía haber sido mucho peor ya que podían vivir hasta 200 personas en la nave incendiada, según El Periódico) nos ha puesto también frente a un problema que no hemos querido ver.

¿Vuelve el velo?

La calidad democrática de España está ante su enésima prueba de fuego (después de quemarse en todas las anteriores, empezando por los presos políticos catalanes que siguen en la cárcel): la justicia puede seguir adelante con la causa contra Juan Carlos I ya que, según cuentan en InfoLibre, había sido avisado de la investigación por lo que la regulación voluntaria de parte de lo ocultado no le eximiría de la culpa… O puede volver a poner un velo sobre los asuntos reales, dar por buena esa regularización y cerrar en falso otro escándalo de la jefatura de Estado española. Ellos deciden. Luego lo haremos nosotros.

Que no digan que no están enterados

Tan lejos de mí quiero a la monarquía española como a los republicanos que gritan para ocultar lo que callan: varios digitales explican que el gobierno español estaría colaborando con la Casa Real para encontrar el mejor momento y la mejor manera de que Juan Carlos I regrese al suelo sobre el que reinó. “Hay clara sintonía entre la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y el jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín”, explican en Esdiario. Lo que lleva a la siguiente pregunta: ¿está enterado Iglesias y todo lo que dicen desde Podemos es pura pose o hay, de facto, dos gobiernos paralelos que se esconden para negociar?

¿Dónde se va o de dónde viene?

El modelo de Spotify tampoco es rentable: “Puestos al robo, casi preferimos volver al clásico” es una de las declaraciones que recopilan en El Confidencial en su extensa pieza sobre el modelo de negocio de la gran app de música. Grande… Pero poco rentable para la propia empresa (que invierte todo lo que tiene y lo que no para seguir creciendo) y para los músicos que, además, sufren otros perjuicios: más atención a los más grandes que con el formato físico y la certeza de que los usuarios ya no escuchamos discos enteros, solo singles. Pero la gran pregunta es: ¿estamos dispuestos a pagar más por mejorar todo esto?

Cuanto mejor, mejor

Es así de fácil aunque a veces se nos olvide, sobre todo en estos tiempos pandémicos que vivimos a golpe de tuit, pero que en las ikastolas todo vaya bien es, sin duda, una estupenda noticia. También lo es para quienes aseguraron que iba a ser una hecatombe, que los protocolos eran insuficientes y que nadie estaba preparado. “No van a reconocer que se equivocaron. O sea, que actuaban por instinto politiquero”, tuiteaba Javier Vizcaíno al respecto con absoluto acierto. Del mismo modo, es una estupenda noticia que el transporte público y los espacios laborales sean seguros. Insisto: así de fácil.

El pan suyo de cada día

Copio y pego de Vozpópuli: “La Fundación Zagatka, una sociedad instrumental constituida en 2003 y dirigida por el primo de Juan Carlos I, Álvaro de Orleans-Borbón, y de la que los investigadores sospechan que el único beneficiario es el rey emérito y su familia, recibió en 2008 6,5 millones de euros procedentes de cinco donaciones de las que se desconoce su origen (…) El dinero quedó depositado en una de las ocho cuentas que llegó a tener Zagatka en el Credit Suisse. Dicho dinero habría sido empleado durante los años posteriores para pagar vuelos privados y otros gastos personales del rey Juan Carlos I”.

Qué pesado…

Los tuits de Donald Trump como el que veíamos ayer por la mañana (“I WON THE ELECTION!”, así, con mayúsculas y exclamación) empiezan a sonar como el discurso repetitivo del borracho del pueblo. A estas alturas solo los muy fieles defienden su discurso y solo los que no distinguen el fascismo de su culo les secundan. Lo que va quedando claro es que EE.UU. no ha estado gobernado por un atrevido incapaz de calcular las consecuencias de sus actos, sino que el menos cuerdo, el menos responsable y el más ridículo es capaz de alcanzar sus objetivos si la ciudadanía, que es la que elige, no está atenta.

Sobre la guerra en el Sahara

El hilo en Twitter de José Antonio Bautista es un estupendo resumen para empezar a abordar con un poco de información las noticias sobre la guerra que se avecina en el Sahara. El periodista recuerda el papel de la ONU abandonando a los saharauis a su suerte, y el de Francia y EE.UU. protegiendo a la dictadura marroquí. España fue y es un sujeto pasivo “incluso con ‘el gobierno más progresista de la historia mundial’ actual”. Especialmente interesante resulta el papel del Frente Polisario: la vejez e incluso la muerte de sus dirigentes no pueden seguir conteniendo la frustración en los campamentos.

Es necesario. Son necesarios

El texto de Javier Brandoli en El Confidencial es necesario. Igual que los son los protagonistas del mismo: los corresponsales internacionales que cuentan historias en nuestros medios a cambio de precios obscenos más que ridículos e inasumibles en cualquier caso. Entre los que relatan su situación está el gasteiztarra Asier Vera que llegó a unirse a la caravana de migrantes camino a EE.UU. hasta Tijuana, solo para contarlo. Sin Asier, sin el resto de periodistas que participan en el texto, y sin los corresponsables en municipios o territorios, no habría información ni historias. Les necesitamos.

A una fiesta… A provocar

Antes, Cake Minuesa era el único que se presentaba en celebraciones ajenas (también electorales) para provocar. Ahora, hasta a él le ha salido competencia: Hugo Pereira y Cristina Seguí (del canal en YouTube de Javier Negre) también acudieron ayer a la Diada a ver si encontraban la bronca que tanto buscan. Minuesa, Negre, Pereira o Seguí son las mejores muestras y, a la vez, los peores exponentes de cómo algunos manosean el “periodismo” o la “información”. Dos conceptos, dos elementos tan importantes hoy y, al mismo tiempo, más maltratados que nunca por aprovechados como ellos y sus secuaces.

La mentira vuela

Un usuario de Twitter que se hace llamar Sheldon (nunca he entendido cómo la distribuidora no ha parado la utilización del personaje) y acumula más de 89.500 seguidores ha difundido la mentira de que Igor González, el preso de ETA que se ha suicidado, ampliando la historia de tragedias que nos deja la banda, fue quien secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco. Una búsqueda en Twitter de 10 segundos permite comprobar que no es cierto, pero su falsedad ya tiene más de 13.000 retuits. El tuit de Diego Barros desmintiéndolo con contundencia, solo 16. Así va esto. Así lo manejan los difamadores. Así de mal nos va todo.

Ellos lo hicieron una cuestión de Estado

La supuesta financiación ilegal de uno de los principales partidos políticos españoles y que esta fuera posible por mordidas a receptores de obra pública es, evidentemente, una cuestión de Estado. Por eso la moción de censura no solo fue posible, también fue correctamente inevitable. Pero fue el PP quien elevó el asunto antes que nadie tirando de fondos reservados para pagar a soplones, como el chófer de Bárcenas. Lo hacían por su propio interés, para lograr la voladura controlada que buscaba Cospedal, pero el volumen de lo que estaba pasando era tan grande que todavía seguimos asombrándonos.

El gobierno más de izquierdas

La entrada de Podemos en el gobierno ha podido suponer algún cambio menor, como la futura prohibición de las líneas 902, pero en las cuestiones grandes siguen resbalando hacia la derecha. Javier Vizcaíno recopilaba varios titulares en pocas horas bastante sorprendentes: la congelación del sueldo a los funcionarios, que los ERTE consuman tiempo de paro, ampliación de la edad de jubilación o que las universidades públicas busquen empresas privadas que las patrocinen. Si estas medidas las proponen otros gobiernos ya tendríamos a los sindicatos convocando paros. La “izquierda” se dice, pero no se hace.

Sí, es importante

La expectación que ha levantado solo el tráiler de la nueva versión de Dune es la última muestra de la relevancia creciente de la ciencia ficción. Un género que siempre ha sido tratado como menor, como producto de entretenimiento sin capacidad de analizarnos a nosotros mismos, como mercado (no solo cultural, también de merchandising o hasta videojuegos) para frikis. Pero no lo es: la ciencia ficción hace tiempo ya que reclama su espacio cultural, que retrata sociedades y comportamientos humanos tan bien como cualquier otra expresión artística, y que es capaz de alcanzar a grandes públicos. Sí, importa.