Los de Bielsa al fin sellaron la permanencia con una victoria afortunada. Una temporada en la que el Athletic cometió la gran necedad de estar desunido, de ser un club desalineado; directiva, cuerpo técnico y afición cada uno fue por su lado y rozó el abismo del descenso y el esperpento como institución. Esperemos que el Athletic haya aprendido de sus errores, porque como decía Cervantes «sobre el cimiento de la necedad no asienta ningún discreto edificio».