El Athletic puso fin a una racha de once partidos oficiales sin ganar como visitante y de dos derrotas seguidas en Liga venciendo en un choque que quedó sentenciado con los dos goles de Aritz Aduriz, quien se convirtió una vez más en el lazarillo de los leones. El doblete del guipuzcoano fue lo mas recatable de un Athletic que sigue sin fútbol.
El Athletic necesita reencontrarse consigo mismo en Granada y dar con una terapia que le saque de su actual depresión para salir de la neurosis colectiva. El fútbol es un estado anímico y los de Bielsa se encuentran en delirium tremens futbolístico. ¡¡¡Ánimo Athletic!!!
En el Gran Premio de Fórmula 1 que es la temporada futbolística, el otrora Ferrari de Bielsa se ha convertido en el troncomóvil de Los Picapiedra. El Athletic no acaba de salir de la pesadilla que le está suponiendo una temporada en la que había puesto muchas ilusiones pero en la que no acaba de remontar el vuelo. Ni en Europa ni en la Liga.
El Athletic recibe al equipo azulón, enrabietado por los duros mazazos recibidos en los dos últimos partidos y en los erráticos minutos finales, en Valencia en Liga y en Lyon en la Liga Europa, y con el objetivo de sumar una victoria que alivie su delicada situación clasificatoria. Un test que pondrá a prueba la capacidad de reanimación anímica rojiblanca.
Dos goles en el último suspiro del partido propiciaron una remontada para los de Pellegrino, que perdían por 1-2 en el minuto 88 de un choque intenso, con opciones ante ambas porterías, jugado de poder a poder, con doblete de Aduriz. El resultado alivia la crisis del Valencia y acrecienta la del Athletic.
El Athletic necesita certificar las buenas sensaciones que dejó su victoria ante el Osasuna y aprobar la asignatura pendiente de ganar fuera de casa. Los leones tienen que hacer un voto de enmienda en un campo maldito. Que la portería valencianista se convierta en una urna en la que los votos sean los goles bilbainos.
Vibrante derbi en San Mamés, con dos equipos muy necesitados que se dejaron el alma hasta el pitido final. Fue un partido trepidante, sin pausa, lleno de paradones del portero rojillo y con tres postes de Osasuna. Decidió Aduriz con un balazo de esos que guarda en su revólver. Ya lleva cuatro en Liga. El Athletic recuperó su identidad…y la alegría.
