Un partido gris e intrascendente sirvió para despedir la historia europea de la vieja ‘Catedral’ , el legendario y casi centenario San Mamés. La cita reunió a muchísimos espectadores con el corazón en un mismo latido recordando las grandes noches europeas. Para el que no hubo mucho corazón fue para Llorente; la afición, como en la canción, le demostró que tiene el «corazón partío».