Ver o no ver la tele y otras mentiras personales

VerlaleteEn el mundo solo hay tres categorías de personas: las que dicen que nunca ven la televisión, las que afirman consumirla poco y las que callan y la devoran con regularidad. Es como en las estadísticas sobre sexo pero al revés: mucho es poco, poco es nada y nada es bastante, con lo que nadie dice la verdad. Es un gran secreto. Y no se conoce individuo en el planeta que confiese ver mucho la tele, como no hay ser humano que proclame su virginidad latente, ni los curas ante el mismo Dios. Solo conozco a un hombre, un amigo adorable, que no miente en las encuestas y, efectivamente, no ve la televisión porque no tiene artefacto en casa, que es la condición mínima exigible para que se verifique la negación audiovisual. Es el último rebelde vasco. Soltero, claro.

Vamos por partes. Primero: las personas con inapetencia televisiva desprecian la realidad. Odian el espectáculo de la vida que transmiten los canales porque se sienten solos; pero para combatir la soledad necesitan la tele, sin la que no podrían comunicarse con vecinos y desesperados. La mitad de las conversaciones se vinculan con lo que ocurre en debates, realities y series, lo virtual. Segundo: los que falsifican en público su cuota de televisión tienen un problema de ocio insatisfecho, disfrutan de escasas amistades y amores o hace tiempo que agotaron sus últimos sueños. Y tercero: los que conectan con la tele sin complejos desconocen que el televisor es una máquina de normalizar. El dato final, irrebatible, es que entre unos y otros la dieta de pantalla es de cuatro horas diarias per cápita, una sexta parte de la existencia terrenal.

Si me permite la sugerencia, haga como yo: no tenga costumbres estables, sea caótico en sus placeres, desprográmese: hoy laico, mañana a misa y al otro un akelarre. Sea imprevisible, cambie de carril. Que le odien los sociólogos. Martirice a los de marketing. Vea la tele en blanco y negro. Haga lo que se le ponga cada día. Pero que no le normalicen. Todo se resume en transformar lo arbitrario en libertad y la rutina en entusiasmo.

Darín se declara ante Mejide

EN ONDA VASCA HABLAMOS DE TELEVISIÓN

26 noviembre 2015

 

inda-mar

1. A debate

El futuro de las tertulias políticas

Las elecciones del 20-D, más allá del resultado y las consecuencias políticas y económicas que se deriven del nuevo gobierno, van a marcar un antes y un después en la televisión y, en concreto, en las tertulias de contenido político. Se va a cerrar un ciclo que comenzó allá por el 2008, con el estallido de la crisis y sus efectos en el panorama político.

Aunque las tertulias políticas ya existían desde hacía años, no habían tenido hasta entonces un efervescencia como la actual y no habían dado lugar a la aparición de figuras y partidos nuevos que han cambiado el espectro político. Con el estallido de la crisis, en época de Zapatero, emergieron los movimientos como el 15-M y se produjo un gran debate social sobre la propia crisis democrática, el bipartidismo y la clase dirigente. Los fenómenos sociales como los desahucios, el paro y la corrupción convulsionaron la sociedad. La televisión entendió este fenómeno y lo transformó en numerosas tertulias que, a su vez, produjeron dos hechos significativos: la eclosión de líderes nuevos, como Pablo Iglesias, y la hiperpresencia de tertulianos fijos, muy marcados, como Marhuenda, Inda, Rojo y otros, que son consustanciales a la multiplicación de las tertulias políticas.

Pero este tiempo está a punto de acabar, y no porque se haya acabado la crisis, que continúa. Sino porque se termina su ciclo. El cambio del panorama político, sea el que sea, va zanjarse el 20-D. ¿Qué ocurrirá entonces con las tertulias políticas? Que también van a zanjarse y desaparecerán tal y como las conocemos hoy. Poco a poco, estas tertulias irán cayendo o cambiando. Habrá menos y serán más especializadas. Los tertulianos frikis, como los mencionados antes, irán desapareciendo. Emergerán tertulianos de más consistencia, más expertos en las diferentes materias. Y en todo caso, los políticos, de alto y medio nivel, serán muy protagonistas de la tele. Mariano Rajoy es la negación del nuevo político, que se mueve con soltura en los debates, que no los rehúye, y que no tiene empacho en acudir a los platós. El nuevo político está preparado para el debate mediático. Está recibiendo formación para ello.

Si durante este período histórico 2008-2015 varios millones de personas han consumido tertulias políticas para encontrar en ellas respuestas a la crisis económica y la crisis del sistema democrático, ahora tiene menos apetitito de debate, menos cantidad, pero quiere un debate menos crispado, más profundo y con expertos, de más calidad. Los Inda, Marhuenda y Carmona van a pasar a mejor vida. Se pide demás sustancia a las tertulias. Yo creo que las cadenas de televisión, no ya solo la Sexta, que es la que mejor ha entendido este fenómeno durante este tiempo, van a reaccionar ante los cambios sociológicos que vienen y proporcionarán espacios de debate menos frecuentes pero mejores. Habrá que estar atentos.

 

2. El impacto

Pura declaración de amor

Esta es una de las cosas que más nos gusta de la tele: ser testigos de lo sublime, porque alguien, de corazón y de forma espontánea proyecta lo mejor del ser humano ante las cámaras. Sucedió el pasado lunes, en el programa de entrevistas Risto Mejide, “Al rincón”, en Antena3. El invitado era el actor argentino Ricardo Darín, uno de los mejores de habla hispana. A la pregunta de cuál era el secreto de que su esposa y él llevaran juntos 27 años, cosa rarísima en el agitado mundo del cine, el intérprete respondió: «No hay un solo día en que mire a mi mujer y no sienta el inmenso privilegio, que he tenido en esta de vida, de que esta mujer se cruzara con la mía». Risto, impresionado, le respondió que esas palabras le habían puesto los pelos de punta. Y no era para menos.

Pese a emitirse más allá de la una de la mañana, el programa de Risto tiene muy buenas audiencias. Esta entrevista obtuvo un 7.7% y 523.000 espectadores, que es mucho. Risto demuestra lo perfectamente posible que es hacer una televisión de calidad.

http://www.atresplayer.com/television/programas/al-rincon/temporada-1/capitulo-10-ricardo-darn-david-guapo_2015112300424.html

http://www.vertele.com/noticias/la-declaracion-romantica-de-ricardo-darin-que-puso-la-piel-de-gallina-a-risto/
3. Audiencias. Lo que nos gusta y lo que no

La precampaña electoral continúa con el asalto de los principales candidatos estatales a todos los programas que les pueden proporcionar contacto con los electores. Hay una verdadera obsesión de los partidos por las entrevistas más o menos distendidas de sus cabezas de lista. Todos creen, y se equivocan, que la tele es el remedio, y no un medio, para ganar las elecciones. Y así, ayer, en El Hormiguero, estuvo Albert Rivera, candidato de Ciudadanos. El resultado en audiencia fue bueno para el político catalán, con un 17.1% y 3.026.000 espectadores. Eso sí, algo menos de lo que obtuvo Pablo Iglesias hace poco. En este punto, cabe decir que ayer en el programa de Bertín Osborne, “En la tuya o la mía”, que tuvo como invitado a Pedro Sánchez, obtuvo un 20.4% y 3.733.000 espectadores, un ligero descenso sobre lo habitual.

También esta semana se ha producido un resultado histórico de un espacio que cumplía 500 programas. Se trata de Zapeando, en La Sexta. Se emite a partir de las 16:00, es decir, en sobremesa. Éste es un producto híbrido, mitad informativo y mitad humor, humor informativo en definitiva, cuya característica principal es que exige al presentador y colaboradores un perfil de actores cómicos. En su día estrella, el programa obtuvo su récor histórico, con un 9.4% y 1.196.000 espectadores.

El programa se nutre de la burla o comentario humorístico de lo que se puede ver en otros programas de la televisión. Esto lo convierte en un producto económico que exige, naturalmente una capacidad cómica y ocurrente muy alta a los copresentadores, cuatro, que acompañan al presentador. Viene a ser algo así como un “Caiga quien caiga”, pero en plató. Cristina Pedroche ha saltado a la fama desde este programa.

 

4. La buena publi

¿Las burbujas de Freixenet pierden fuerza?

Ayer se estrenó el anuncio del cava Freixenet, uno de los clásicos de la Navidad. Sus famosas burbujas doradas han marcado uno de los productos publicitarios más populares, por lo que siempre se espera mucho de este anuncio.

El anuncio de este año está protagonizado por las seis chicas componente del equipo español de gimnasia rítmica, que ejecutan una coreografía con ayuda de cintas, aros y mazas. La verdad es que no aporta nada nuevo, ni tampoco desmerece lo que hemos visto en anteriores campañas. Buenísima estética y mucha, muchísima purpurina. En mi opinión, la magia de las burbujas se ha agotado y le ha llegado la hora de la renovación y el cambio. Son muchas décadas con esta idea y ha perdido su fuerza, porque nada dura para siempre. Freixenet tiene que reinventarse. Supongo que los jefes se resisten a dejar morir sus burbujas, pero estoy seguro que los directores de marketing están pensando en qué brillante idea puede tomar el relevo de las burbujas.

No obstante, te guste o no el champán, sigue siendo un anuncio muy relevante. Y se agradece su alta estética.

Quiero añadir una cuña algo triste: anteayer murió el publicitario, Luis Fuigerola Ferretti, artífice entre otras muchas de campañas publicitarias emblemáticas como Famosa (“Las muñecas de Famosa se dirigen al portal”). Fue un gran creativo y estuvo en la cumbre de la publicidad en los años 70 y 80, aunque luego derivó hacia el humor y la imitación burlesca de personajes políticos en la radio y la televisión. Un abrazo a la familia.


5. Recomendaciones para el fin de semana

Dos propuestas diferentes, y las dos de cine:

Este viernes, a las 22:30 en La 1, de TVE, y para el final del black friday de compras y gastos, os recomiendo una película clásica: Todos a la cárcel, una comedia de sátira política de Luis García Berlanga, hecha en los años 90. Una pantomima sobra la inmoralidad de la vida pública española, pero sobre todo una película para reírse sin parar.

Sábado, a las 22:10, en Antena 3. Sin salida. Película entretenida, un thriller sobre la identidad y las conspiraciones de las agencias secretas. Está protagonizada por el guapo Taylor Lautner, famosos por las películas vampirescas de la saga Crepúsculo. También interviene la incomparable Sigourney Weaver, pedazo de actriz y de señora.

¡Feliz semana!

¿Qué les das, Bertín?

bertin-arturo-fernandez

Que un señorito andaluz, pijo y algo facha, finalmente reconvertido a ser humano tras una cruel experiencia personal, sea hoy el triunfador de la televisión en España es muy llamativo y señala el espíritu volátil de nuestro sector audiovisual y las arbitrarias preferencias de los espectadores en la pantalla. Para los periodistas tiene que resultar insoportable este nuevo episodio de intrusismo profesional, de un cantante mediocre metido a reportero de élite; pero es el pueblo soberano quien otorga su favor a Bertín Osborne, que firma medias superiores a cuatro millones de seguidores en su espacio de entrevistas En la tuya o en la mía y rompe los audímetros allí donde va. ¿Qué les das, Bertín, que no pueden dejar de mirarte? ¿Qué tienes, viejo crápula, que tu amistad procuran?

La gente ha despojado de su etiqueta de personaje frívolo a Osborne y le percibe como un tipo cordial, natural y ocurrente que acude al diálogo sin pose intelectual ni pretensiones trascendentes. Bertín se sienta con sus invitados a hablar como lo hacen los amigos comúnmente y tira de la fibra emocional, los recuerdos, la familia, los hechos felices y desdichados y las curiosidades del alma. El espectador se siente a gusto en el clima sosegado y cálido que se establece en ese cara a cara. Cierta tranquilidad, bastante corazón y mucha ligereza hacen que la charla fluya como en casa y ahí quiera quedarse a descansar del día malogrado o malvivido.

Bertín se ha aproximado al arte de la buena conversación, ese punto mágico donde nos despojamos del yo y nos volcamos en escuchar por completo. Para aprovechar su éxito en el diálogo público le van a meter en casa a unos intrusos, Rajoy y Pedro Sánchez y también a Iglesias y Rivera, las cuatro esquinitas de la política española. Cuando un país vive un vacío de densidad cultural y radicalidad democrática aparece un Bertín que complace a las masas con solo una pizca de afecto. Hay demasiada tibieza, incluso para las pequeñas heroicidades cotidianas, como llorar sin sentirse ridículo, hablar sin temor y confiar ciegamente.

 

Atracón informativo en París.

Hablamos de televisión en Onda Vasca.
19 noviembre 2015

1. A debate

La tele y los sucesos extraordinarios. ¿Qué hacer?

A raíz de los atentados de París del pasado viernes, 13 de noviembre, se ha debatido en los ámbitos profesionales de la televisión sobre qué tipo de reacción -llamémosle protocolo- se debe seguir cuando, de repente, se producen sucesos de carácter realmente extraordinario. Los sucesos de París tenían, sin duda, ese carácter.

Lo que aconteció fue que solo las cadenas puramente informativas o las que estaban en directo con programas de debate hicieron un seguimiento en directo de lo que estaba ocurriendo, mientras que las demás, públicas o privadas, siguieron con su programación habitual o se limitaron a insertar un pequeño espacio informativo, de minutos, para luego seguir con los espacios que tenían programados.

En mi opinión, el debate es un poco apresurado y algo injusto con los profesionales. Lo cierto es que la televisión se ha especializado en diferentes cadenas lo que le permite responder con inmediatez a los acontecimientos y al mismo tiempo dar satisfacción a los gustos de la gente. ¿Dónde está la clave del debate? En que los criterios de interés de las personas (y dentro de las personas hay un amplísimo abanico) en lo referente a la actualidad es muy distinta de los criterios de la información periodística. Dicho de manera más clara: mucha gente prefiere que no le interrumpan su película o su programa favorito por una información de alcance, más aún cuando la noticia aún está sin aclarar en sus extremos. Hay personas con alto interés informativo y otras con un bajo interés informativo, y la televisión lo sabe y trata de interpretar con el mejor estilo qué hacer en momentos graves como el viernes pasado.

La cadena de TVE “24 h” hizo un excelente trabajo y adaptó sus contenidos a los acontecimientos. Lo mismo hizo 13 TV, que a esas horas estaba en pleno debate político. Las demás cadenas siguieron a los suyo. Antena 3 interrumpió el concurso ‘Tu cara me suena’ para ofrecer un avance informativo de ocho minutos que vieron más de 4 millones de espectadores. En Telecinco siguió con su ‘Sálvame deluxe’ (2,1 millones de audiencia) y el sábado pidió disculpas por no haber actuado de urgencia.

En lo que no podemos caer es en la histeria informativa. Algo de eso hemos vivido. Ha existido mucha ansiedad, una exagerada exposición para estar ahí, en París, aunque los contenidos de la información fueran nulos y no se hiciera otra cosa que llenar horas y horas con debates sin contenido y sin ofrecer, porque nada había, ninguna novedad al espectador. La tele es mejor cuanto más cerca y más rápido está de la realidad; pero de ahí a hacer espectáculo de los acontecimientos hay un trecho. Y, en todo caso, dígase que la mayoría social, aun siendo más o menos sensibles a hechos tan graves como los de París, no necesita que se le ofrezca un atracón informativo. Lo más interesante de todo esto es, para mí, la explosión emocional generada a nivel de calle y sus manifestaciones espontáneas o contagiadas. Eso es lo que no se ve en televisión.

 

2. El impacto

Charlie Sheen sorprende con su noticia personal

Al margen de los sucesos de París, que lo han acaparado todo, la TV se ha convulsionado estos días con el anuncio, hecho por él mismo, de que el actor Charlie Sheen tiene el virus VIH desde hace unos años. Siguiendo el patrón de hacerlo público, Sheen hizo público este hecho personal a través de la televisión. Y lo hizo de forma valiente y tratando de desdramatizar. Creo que es un gesto que le honra y ayuda a la causa de normalizar la vida de los afectados por el virus del SIDA.

Sheen es actor de una sola película buena, “Platoon”, pero también es actor de televisión. Aquí le conocemos por la serie “Dos hombres y medio”. Y se le conoce por una vida de excesos que no le ha ayudado en su carrera en la tele y en la gran pantalla. Lo mejor que puede ocurrir es que siga con su carrera como si nada hubiera dicho. >De eso se trataba. De normalizar. De no dramatizar.

 

3. Audiencias. Lo que nos gusta y lo que no

Sigue el fenómeno Bertín

Sigo sin entender el fenómeno de Bertín Osborne y su éxito en televisión con su espacio de entrevistas en TVE, “En la tuya o en la mía”, que se emite los miércoles. Ayer volvió a subir de los 4 millones de espectadores y una cuota del 21.3%. Aparte de esto, dos cosas más: el lunes en El Hormiguero, de Pablo Motos, con la visita de Osborne el programa obtuvo récord histórico de espectadores, con 4.172.000. Impresionante.

Y por si esto fuera poco, Osborne va a poder entrevistar, de cara a la campaña electoral, a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, los líderes del PP y del PSOE, respectivamente, lo cual, aparte de que sea electoralmente una apuesta ilegal por el bipartidismo, habla claro de hasta qué punto Bertín se ha convertido en un referente, probablemente pasajero, de la televisión y por eso la política acude al panal.

¿Qué es lo que ocurre con Bertín, qué les da a los espectadores? Es difícil explicar, porque Bertín sigue siendo, pese a todos los cambios en su vida, algunos muy traumáticos, sigue siendo un personaje frívolo y poco sustancial. Seguramente, hay un vacío de referentes, aparte de Évole y Risto. Y ese vacío, en el contexto de una sociedad muy light, ha sido llenado con este hombre, cuyo factor de éxito es una canalización emocional muy adecuada, con una estética agradable y muy alejada de lo político puro, muy de andar por casa.

 

4. La buena publi

Anuncio de la Lotería de Navidad: lo mismo, pero en animación y más mágico

Este anuncio no puede “verse” en la radio. Porque no tiene diálogos. Es todo imagen, en animación o dibujos animados en 3D, al estilo de la película Up! Sigue los derroteros del año pasado, la generosidad de los compañeros para que todos participen de la suerte, más allá de las circunstancias. Por así decirlo, hay que participar de la suerte con aquellos que lo merecen. Y esto es lo que se refleja en Justino, un buen hombre, que trabaja como guardia de seguridad nocturno de una fábrica de maniquíes en alguna ciudad cualquiera, que cumple con sus obligaciones y, además, y esto es lo importante, trata de hacer mejor la vida a los demás, con sus bromas, con sus detalles de humanidad, con su compañerismo y bondad. Total, que este hombre, que es todo corazón y cordialidad, se olvida accidentalmente de pedir su décimo en la fábrica. Y toca, toca el Gordo allí. Y aceptando su desgracia, al día siguiente cuando vuelve a la fábrica a hacer su trabajo, le esperan sus compañeros con un décimo de regalo y su agradecimiento.

El anuncio es una obra de arte en el relato y en el uso de la animación. Es sencillamente magnífico y su hechura es fantástica. ¿Un relato demasiado sensiblero? Yo creo que no, en el contexto de la magia -y la irrealidad aceptada de la Navidad-, pero a los que no les gusta la Navidad no les va a gustar. Y es posible que guste menos que el anuncio del pasado año, que iba de lo mismo. Es más mágico y un poco más ingenuo. ¿Los dibujos animados son la mejor opción? Tal vez no, pero es un cambio que hay que valorar. En todo caso, se deja ver y está en la línea de la alta calidad de los anuncios de Navidad.

 

5. Recomendaciones para el fin de semana

Dos propuestas bien distintas. Como no hay buen cine y quizás procesa ir este fin de semana a ver “8 apellidos catalanes”, mis recomendaciones se salen del cine:

– Mañana viernes. En Cuatro, a las 21.30. Uno de los mejores programas de TV. Hermano Mayor. EL programa lo lleva ahora Jero García, un coach joven pero con mucho carácter. La vida real y de cómo es posible resolver problemas graves en el interior de las familias.

– Domingo, a las 21:30, en Discovery Max. El aventurero Frank Cuesta nos lleva a México para descifrar la profecía del fin del mundo e intentará descubrir los misterios del mundo Maya.

¡Feliz semana!

Románticos, a Catalunya

 

declaracion-independencia-catalunaLos soberanistas catalanes, al menos la mitad de Cataluña, han elegido el ecléctico -y televisivo- término de desconexión para definir el proceso hacia la independencia de España. No es una palabra muy atractiva que digamos, ni creo que recoja el sentido de lo que históricamente se está viviendo. Se desconectan los aparatos, las señales electrónicas, las emisiones de la tele. Por pérdida de afecto las personas se separan, se rechazan o se ignoran: no se desconectan, por favor. Poco o nada tiene que ver ese deslucido concepto con la estación romántica a la que se asoma la nación catalana con todos sus factores de rebeldía, inmolación, radicalidad, confusión, atrevimiento, paroxismo emocional y heroísmo frente a un adversario superior. Aquella es una causa sublime, la de un pueblo contra el imperio (el imperio de la ley contra la democracia) y las contradicciones de una sociedad entre sí. Es grande lo que está aconteciendo, no es una refriega política efímera, es mucho más.

Todas las sediciones comienzan con los desprecios recibidos y prenden por la injusticia largamente acreditada. Es así como va germinando el derecho al desacato, fruto del agravio acumulado y la dignidad de su respuesta. Llegados a este punto, se debe adoptar una estética que combine alegría y sacrificio y eleve la desobediencia de categoría, de la inestable algarada a la insumisión pacífica, de la ira a la ilusión y de lo imposible a lo probable. Ganar la libertad es todo un arte.

Lo mejor que podría ocurrirle a Cataluña es que España encadenase una sucesión de inhabilitaciones, multas y sentencias de cárcel para Artur Mas y su gobierno, cuyo testigo sería recogido por otros rebeldes que igualmente serían sustituidos y castigados. Y así durante meses y con miles de insurrectos esperando turno para relevar a los caídos por la acción de un ejército de abogados del Estado. Derogada la autonomía, Madrid tendría que ponerla en manos de traidores. No veremos esta épica apasionante por la tele. Los románticos nos vamos a Cataluña, a las barricadas.