En Onda Vasca se habla de televisión.

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1. A debate

La tele que viene

¿Hacia dónde va la tele? Es lo que nos suelen preguntar muchas personas. Eso nadie lo sabe, porque la tele está en plena evolución tanto tecnológica como de oferta de contenidos. Lo que sí podemos decir es qué:

a) Vamos hacia una gran brecha entre las grandes y las pequeñas cadenas
b) Que la oferta cada vez será mayor, con una gran competencia en variedad y precios.
c) Y que seguirá creciendo el mercado de la televisión de pago, unida a otros productos de telecomunicaciones.

La brecha se hará mayor entre las cadenas de Telecinco y Antena 3 y todas las demás, por lo que las cadenas pequeñas irán perdiendo, lentamente, cuota de pantalla. La razón es puramente económica: el poder de inversión permite a las grandes hacer productos atractivos para la gente, lo que no pueden permitirse las pequeñas. Esto es como el fútbol: Real Madrid y Barça son cada vez más grandes y los demás, cada vez más pequeños. Los pobre más pobres, y los ricos, más ricos. El mundo actual. Los canales de los grupos de Telecinco y Antena3 no tienen la mitad de la audiencia, pero acaparan el 90% de los ingresos publicitarios.

La variedad de oferta y de precios va a ser descomunal. Recientemente ha entrado en el Estado español la cadena estadounidense Netflix, que ofrece películas y series bajo pedido a precios baratos. Este tipo de consumo crecerá exponencialmente, aquí como en todo el mundo. La televisión convencional apenas sobrevivirá. Por eso, ETB tiene que cambiar de modelo y ser la televisión de los vascos, lo que vivimos aquí y los que viven fuera  ETB debe ser cercanía y raíces.

Y en cuanto al mercado de la televisión de pago, solo digo una cosa: usted que asegura que nunca se suscribirá a una televisión de pago, pasará por el aro, como ha pasado por el móvil, las tabletas y demás artilugios. Unido a los demás productos de telecomunicaciones (internet, móvil y teléfono fijo), la tele de pago será lo normal en muy pocos años. A eso vamos, de cabeza.

 
2. El impacto

Periodista húngara agrede a refugiados

Hemos escogido unas imágenes realmente impactantes, de cómo una periodista húngara agrede a un refugiado sirio cuando escapaba con su hijo de la policía húngara. Es paradójico, porque sin la cercanía e información de la televisión y demás medios de comunicación, el drama de los refugiados sirios hubiera pasado desapercibido. Y sin embargo, aquí vemos cómo una informadora se pone del lado de la policía del país que peor está tratando a los refugiados. Afortunadamente, la periodista ha tenido su castigo y ha sido despedida. Mejor para todos.

 

3. Audiencias, lo que gusta y lo que no.

Un buen comienzo y lo contrario

Este es un ejemplo del éxito y fracaso. Sucedió el lunes pasado. En Telecinco reaparecía La Voz Kids, concurso de niños y niñas cantantes, un programa que venía con fuerza de temporadas anteriores, por aquello de que todo lo relacionado con los niños en programas para mayores tiene mucho tirón emocional, aunque son discutibles por el impulso competitivo a los que se somete a los menores. Y ha vuelto con mucha aceptación: 28.1% de cuota de pantalla y 4.464.000 espectadores.

La otra cara de la moneda es la serie histórica “Carlos Rey Emperador”, que se estrenaba en TVE y que se las prometía felices después del precedente de la serie sobre Isabel la Católica, que tuvo una alta aceptación. En este caso, ha sido un fracaso, con apenas 2.783.000 espectadores y 15,6%, mal resultado para una serie carísima en producción.

 

4. La buena publi

De nuevo, Ikea

Extraordinario anuncio de Ikea, la marca que, hoy por hoy, hace la mejor publicidad en la tele. En este caso, se trata de su famoso catálogo, tan apreciado por miles de consumidores. Su acierto creativo es haber tomado como protagonista a la humilde y castigada figura del cartero o repartidor de publicidad, a quienes se les cierran tantas puertas. ¡Ah, pero no este caso! Si lo que trae es el catálogo de Ikea, entonces no: todas las puertas se le abren. Y es que es verdad. Las comunidades de vecinos no quieren publicidad, porque no se fían de los repartidores y llenan los buzones de papel. Por alguna razón, el catálogo de Ikea es como sésamo: abre todas las puertas. Impresiona además lo bien contada que está la historia y la magnífica hechura del anuncio. ¡Superior!

http://youtu.be/5nvmGHkKJck

 

5. Recomendación fin de semana

Una peli sobre el 11-S

Como mañana viernes, es 11-S, TVE ofrece a la noche una de las mejores películas que se han rodado sobre aquel hecho que cambió la historia. Se trata de “Tan Fuerte, tan cerca”, protagonizada, entre otros, por Tom Hanks, Sandra Bullock y el enigmático Max von Sydow. La trama se desarrolla a partir de un niño, Oskar, que ha perdido a su padre en las torres gemelas. El hecho de haber encontrado entre las pertenencias de su padre una llave desatará una historia conmovedora y final sorprendente. No se la pierden, este viernes, a las 22:00, en TVE.

 

Lo divertido que puede ser un Hormiguero

En un casting de presentadores Pablo Motos no cumpliría los requisitos mínimos. Los casting son un fraude. ¿Cómo intuir los recursos comunicativos y la pegada emocional de una persona en un examen rápido? Y sin embargo, ahí está, al frente de uno de los programas de entretenimiento de más éxito. El Hormiguero cumple su décima temporada con audiencias líderes, en dura pugna con Wyoming, de laSexta. Por cierto, alguien en Atresmedia debería pensar en cómo evitar la competencia entre dos espacios coincidentes en horario y emitidos por canales del mismo grupo. La disyuntiva parte el corazón de los fans de ambos productos. Motos ha demostrado ser un gigante de la tele y un profesional solvente, imaginativo en los contenidos, rompedor en sus tácticas y hasta temerario en la conformación de su equipo. Motos interpreta lo mejor de la gente, sin incurrir en la bajeza de la telebasura. Es una hormiguita tenaz, sabia y eficiente.

La cumbre creativa de Motos ha llegado con la promo (anuncio de programa) de la nueva edición de El Hormiguero. Se trata de una superproducción, de lo mejor que hayamos visto jamás, capaz de reunir a noventa famosos locales e internacionales, desde Isabel Preysler, Joaquín Sabina, Antonio Banderas, Chicote y Kim Basinger hasta Pedro Sánchez, Dani Rovira, Nicole Kidman, Melendi y, por supuesto, su entrañable amigo Will Smith. Un espectáculo absoluto, con versiones de uno y nueve minutos, cuya principal virtud es haber previsto con un año de anticipación esta recreación de «Aterriza como puedas», haciendo tomas específicas de cada uno de los invitados que iban desfilando por el plató para componer el montaje definitivo. Sencillamente genial.

A la suprema categoría de televisión total pertenece el reciente anuncio de Ikea, con su catálogo como protagonista, un prodigio del ingenio, divertido y portentoso, que evidencia que los liderazgos de las marcas se manifiestan en su publicidad. Puristas y liberticidas no entienden que el marketing es el arte del bien vender, no la industria del buen engaño.

Televisión local, televisión heroica.

TeleBilbao

¿Cómo es que una cadena local, precaria en recursos, se constituye en eje informativo de una ciudad? ¿Por qué los políticos de todos los colores su favor procuran? El fenómeno de TeleBilbao en la Aste Nagusia es para estudiarlo en cátedra. Puede tener mucho de heroico, por esa entrega apasionada que lleva el nombre de Joseba Solozábal; pero incluye un componente estratégico, de modelo de contenidos y una fusión calculada con el espíritu de una sociedad versátil que se resiste a ser aburrida y previsible. Llama la atención que un producto tan modesto alcance a convocar desde el alcalde a todos los artistas que concurren en la capital, incluso a una engolada ministra española, pasando por una fauna excéntrica de frikis y crápulas. Impresiona este éxito de la humildad, más allá de la estética barroca y el caos que lo envuelve todo, como el camarote de los hermanos Marx en un plató. Obviamente, TeleBilbao no tiene ningún complejo.

Creo que somos muy injustos, también yo, con las televisiones locales. Entre sus aportaciones están las noticias y el debate sobre el microcosmos de los barrios y sus conflictos, a lo que no llega la emisora autonómica y mucho menos las estatales, salvo que haya sangre. Son el soporte de marketing del pequeño negocio y el comercio que sobrevive y aunque sus anuncios son atroces, se insertan con más dignidad que los grandes canales con su publicidad opresiva y a veces subliminal. Para los ayuntamientos son la conexión directa con la gente. Y cumplen como escuela para formar comunicadores, como Iñaki López, y buenos técnicos. La galaxia de la tele empieza aquí abajo. Lo que las mata ocurre al caer la noche, cuando sus pantallas se invaden de porno, una oferta indecente, no por cutre, sino por machista.

Solozábal, con quien coincidí en los pupitres de la UPV, allá en los ochenta, cuando éramos catalanes, es un vendaval de la tele popular, escandaloso e indefinible. Es una imagen de Bilbao. Cada noche, ante las cámaras como en el sexo, se dice al empezar: si no lo haces divertido, no lo hagas.

Presagios de un futuro inapelable

TV Fútbol

¿No era usted de los que juraban y perjuraban que nunca usarían teléfono móvil, que no leerían libros en soporte electrónico o que no comprarían por internet? Le imagino ahora maldiciendo que jamás se suscribirá a la televisión de pago. Y también esto pasará, dicho con permiso de Milena Busquets, autora de una novela con este título, que gira en torno a la dualidad ligereza-densidad en nuestro contradictorio mundo. Todo está diseñado para que usted y otros cinco millones de personas pasemos por taquilla de los canales digitales en los próximos años. Ocurrirá, no lo dude. De momento, es el fútbol el que actúa de tractor. Con la oferta de apenas diez euros al mes que ha lanzado Movistar+, los abonados podrán ver toda la competición estatal y la Champions, además de lo que nos provean, gratis, TVE (partido en abierto) y Antena 3 (liga de campeones). Ya se ha anunciado la creación por Telefónica y Mediapro del canal beIN Sports, que transmitirá los choques de la Europa League.

¿No queríamos ser europeos? Pues en esto consiste, en una inapelable homologación de gustos y gastos, decidida por corporaciones para las que no somos ciudadanos, sino anónimos clientes satisfechos. Y la igualdad de derechos con alemanes o ingleses se traduce en disfrutar de la misma condición de paganos. Pocos se salvaran de suscribirse a las emisoras de pago, salvo los pobres de solemnidad o los ricos de conciencia de libertad. El fútbol conspirará en este proyecto.

El martes ETB nos regaló un empacho de socialización futbolística tras la hazaña del Athletic. En Sin ir más lejos se debatió sobre si los campeones deberían haber arribado a Bilbao en gabarra. A nadie se le ocurrió señalar la verdad: esa embarcación está tan deteriorada que no soportaría el peso de una veintena de personas a bordo y zozobraría antes de llegar a Zorroza. El naufragio en directo de la gabarra, ¡qué gran argumento para la iconoclasia vasca y qué maravillosa escena para la impugnación de la ligereza! Aviso: cuando digas la verdad no lo hagas como tirando piedras.

Gobiernos de coalición: manual de instrucciones

Uxue Barkos

Paradójicamente, la suma de dos magnitudes puede resultar una resta, incluso una división; pero la vida comunitaria, el desarrollo humano y la economía nos empujan, por pura necesidad, a la búsqueda de acuerdos. En democracia la clave es hacer compatible la suma de ideas heterogéneas con las contradicciones que encierran sus diferencias programáticas en una unión determinada. Y así el gobierno menos imperfecto sería el formado por dos o más partidos cuyos objetivos comunes fueran más exigentes que su natural discrepancia. Los pactos forzosos, salvo en circunstancias de grave emergencia, nos aproximan al totalitarismo, porque la libertad lleva implícita en su propia naturaleza el alto valor del pluralismo, que la engrandece. En todo caso, y bajando a la estricta realidad, en política como en casi todos los aconteceres sociales, las alianzas, con sus cesiones y concesiones, no se suscriben por amor, sino por mutuo provecho y radical interés. Y sería bueno que, por fidelidad a la verdad y respeto a la ciudadanía, no se presenten las coaliciones envueltas en el celofán de la generosidad pública y la heroica renuncia de las partes. El territorio político más cercano al amor es el patriotismo defensivo, y con matices.

La experiencia de coaliciones en España es nula, más allá de ayuntamientos y comunidades autónomas. Los gobiernos centrales no saben, o no han necesitado, coaligarse, de manera que la izquierda (21 años) y la derecha (17 años) se han repartido el poder desde 1977 y siempre por separado, de lo que cabe deducir que la ausencia de gobiernos mixtos es una de las causas, quizás la más significativa, de la baja calidad democrática del Estado. El previsible derrumbe del bipartidismo, motivado por la corrupción del sistema vigente desde el fin del franquismo, y su probable fragmentación en un tetrapartidismo desigual, apuntan a un horizonte de inéditas coaliciones en Madrid, donde se vive con incertidumbre lo que debería celebrarse y es práctica normal en Europa y, por supuesto, en Euskadi.

¿Quién teme los gobiernos mixtos?

La primera crisis a la que tiene que enfrentarse todo gobierno ideológicamente mixto es la superación de las parcelas estancas sobre las que tiende a organizarse: yo administro mis áreas, tú gestiona las tuyas y no nos interfiramos. Mal asunto. Olvidan que el gobierno es un todo inseparable y la responsabilidad política, como la existencia misma, no es divisible. Por tanto, y más allá de las diferencias cualitativas y cuantitativas de los coaligados, el éxito de su proyecto común depende de la capacidad de integración de sus equipos, métodos y discursos, un valor mucho más importante que la preservación de la identidad de cada fuerza integrada en la coalición. Se supone que en una causa conjunta, como las parejas humanas, 1+1 suma más que 2. Los resultados de las grandes uniones son exponenciales. E insisto en este punto: los gobiernos transversales son tanto más positivos cuanto menos aritméticas y más sustanciales sean sus motivaciones de unidad programática.

La lealtad es, pues, indispensable en la gestión de los acuerdos estratégicos que sobrepasan el alcance de los objetivos particulares. A lo largo de una legislatura se producen innumerables incidentes y conflictos que desafían la frágil cohesión de los gobiernos plurales. Si ya es difícil gobernar con personas de un mismo partido, imaginen los obstáculos de relación en un tripartito. Si no se superan las desconfianzas y no se asumen los riesgos de las cesiones en aras de un proyecto superior, su horizonte es el fracaso y la frustración.

Los enemigos de las coaliciones son tres: el miedo a perder el perfil propio en la mezcla, la amenaza de fagocitación de los partidos minoritarios por el grande y la dificultad de la comunicación del quehacer gubernamental, es decir, el justo y ponderado reparto de la notoriedad, los réditos y las culpas. Lo clásico es que el partido mayor piense: hemos decidido demasiado poder. Y que las fuerzas menores se lamenten de que la alianza pueda ser tomada como traición por sus votantes. ¿Cómo saber a priori si se gana o se pierde con los pacto? Esta es la cuestión y el punto de la grandeza de todo acuerdo.

Personalmente, me han disgustado los recientes acuerdos de coalición entre PNV y PSE. Considero que la estabilidad institucional vale menos que la aportación política de los socialistas a los gobiernos nacionalistas en minoría; pero acepto de antemano que la cuenta de resultados de la suma PNV+PSE pueda ser favorable para el país, más a medio y largo plazo que a corto, en el contexto de cambio de estatus en Euskadi y de reforma del marco constitucional, mientras la izquierda abertzale, parsimoniosamente, hace la digestión de su pasado y acepta de palabra y hecho la compleja pluralidad vasca.

La experiencia vasca

De1987 a 2009 la CAV tuvo gobiernos de coalición, de muy diferentes colores. ¿Que hemos aprendido de aquello? Obviamente, a hacer de la necesidad virtud y a aplazar objetivos irrenunciables mediante un útil pragmatismo. El pactismo de entonces enriqueció a la sociedad vasca en convivencia y reconocimiento de todos los proyectos políticos. Aquellas sumas superaron la razón aritmética y facilitaron la recuperación económica y la puesta en marcha de las instituciones. Euskadi dio una lección de concordia interna, aun a pesar de que la violencia de ETA y también del Estado la dificultaba sin piedad.

Los sucesivos gabinetes vascos experimentaron lo que ahora los gobiernos del Estado deberán aprender aceleradamente: que ceder no es debilidad, que sumar es multiplicar y que las contradicciones ideológicas y tácticas son algo tan saludables como estimulantes. En efecto, el riesgo a perder la identidad de marca fue un tormento para los socialistas de la década de los ochenta y noventa. Recuerdo los afanes del entonces vicelehendakari Ramón Jáuregui y su equipo para no diluirse en la primacía nacionalista. Lo pasaron tan mal que llegaron a retocar algunos símbolos institucionales (yo estaba en aquel equipo de comunicación) para que la ciudadanía se percatase de la participación socialista en el Gobierno vasco.

Los socialistas, como años después EA, se quejaban de que el PNV fagocitaba el trabajo y la gestión de sus consejeros, porque empeoraron sucesivamente sus resultados electorales a su paso por Lakua. El análisis era incorrecto, porque el PSE pagaba por entonces el deterioro de su marca española y Eusko Alkartasuna sus propias debilidades al margen de su estimable trabajo en el Gobierno. Tal era la dificultad comunicativa de la coalición que se llegó al disparate de nombrar dos portavoces: José Ramón Rekalde, por el PSE, y Joseba Arregi, por el PNV, lo que lejos de ayudar a una equilibrada visualización bipartidista acentuó la esquizofrenia con que el PSE vivía aquellos acuerdos. La fagocitación del PNV es una leyenda.

El más interesante de los nuevos gabinetes de coalición es el presidido por Uxue Barkos en Navarra. En realidad, rebasa el modelo clásico de alianza para constituirse en un ensayo histórico, por cuanto su proyecto se inscribe en un cambio de régimen, un reestreno de todo. La señora Barkos y sus consejeros deberán tener en cuenta que la valorización social de un gobierno se realiza en razón de la gestión de las cosas concretas, por lo que no será suficiente la renovación de las actitudes básicas (de la crispación a la integración, de lo ultra a lo democrático, de la corrupción a la honradez). Además de lo emocional está lo terrenal. Tienen que mejorarlo todo. Navarra es el escaparate máximo de una nueva política. Y se esperan resultados óptimos. Más que suerte, necesita sublimación. Primera decisión de gobierno: “Queda abolida la mediocridad para que de todo lo bueno haya siempre en abundancia”.

JOSÉ RAMÓN BLAZ