La columna de ayer sobre la utilización de nick o pseudónimo electrónico a la hora de hacer comentarios ha suscitado reacciones varias.
Aún así, y antes de nada, he de decir que la inclusión de esta cuestión en un régimen de horizontalidad social no era algo opcional sino necesario desde mi punto de vista y que al hacerlo tan sólo quería contextualizar un fenómeno sin grandes connotaciones morales , tal y como lo he llevado a cabo en un ámbito más académico al proponer la figura del » zoon elektronikón » (1).
Consiguientemente, estaría dispuesto a reproducir y responder comentarios escritos bajo pseudónimo si fueran relacionados con el tema en el sentido de matizarlo o de discrepar educadamente, pero no si directamente van hacia la grosería o el insulto.
Comprendo que como ayer decía uno de estos interlocutores pseudónimos «si diera mi identidad implicaría el acceso a indeseables, en otros foros en los que si me identifico» y hasta podría ubicar este argumento en la linea de aquel » qué importa quién habla» de Michel Foucault en pleno furor estructuralista.
Pero ¿acaso el estructuralismo con su disolución de los individuos en pro de hipotéticos sujetos no fue la legitimación avant la lettre de este mundo reticular en el que nos movemos?
(1) http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/50776