LA PANDEMIA ( y la juventud)

Las protestas contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél están siendo protagonizadas por gente joven,incluso por menores de edad.

Independientemente de la discusión sobre la libertad de expresión o sobre la calidad de la música que se ha condenado, el aspecto generacional puede llegar a tener gran importancia a la hora de intentar comprender este fenómeno contestatario en ocasiones tan violento.

Y en este punto, se deberían considerar las condiciones generales en las que se están desarrollando las protestas que son las circunscritas por la pandemia y las decisiones políticas concurrentes.

Santiago Cambero, profesor de Sociología de la Universidad de Extremadura, decía recientemente que aunque el hartazgo social que se ha desarrollado en estas circunstancias es intergeneracional, la juventud es uno de los sectores más afectados «porque la pandemia se ha gestionado desde el adultocentrismo«, añadiendo a las dificultades estructurales para encontrar un trabajo digno o una vivienda, «una castración sexual y afectiva que puede degenerar en secuelas psicosociales».

Y, si como se ha repetido una y otra vez ante los doctrinarismos autistas corporativos , la pandemia del COVID-19 no es una cuestión tan solo sanitaria , sino también psicológica y social, a fuer de jurídica y económica, tener en cuenta las consecuencias que la política anti-pandémica está teniendo entre la juventud , debería ser tan relevante como para hacerla presente en los pertinentes órganos consultivos.

Así, de paso, se podrán explicar algunos comportamientos de violencia explícita tan aireados por los medios de comunicación y acaso también aquella pancarta en la que se podía leer: «Nos habéis enseñado que ser pacíficos es inútil” …

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

7 comentarios en «LA PANDEMIA ( y la juventud)»

  1. Vaya por delante que pienso que el tal Hasél es bastante maleducado y poco inteligente, y que los causantes de los destrozos deberían ser obligados a pagarlos mediante multas…quizá dos veces.
    Pero también conviene recordar la chispa que prendió este fuego. Un juez que emitió una sentencia que, si los altos tribunales europeos anulan por injusta como otras veces han hecho,….nos debería dar bastante que pensar.
    A un servidor, por ejemplo, le haría pensar que quizá, solamente quizá, el tal juez sabía cuál iba a ser la reacción en la calle de los seguidores del rapero, y decidió provocarla.
    Si la sentencia es estimada injusta por los tribunales europeos, ¿habrá algún castigo para el juez? ¿Qué tal si paga él la mitad de los daños? ¿O qué tal si se le castiga con unos añitos de inhabilitación y sin sueldo?

  2. Uno tiene edad suficiente para haber vivido experiencias parecidas a estas protestas callejeras. La verdad es que numéricamente son muy pocos los participantes. No fijemos la atención, como hace la TV, en hechos concretos y de ello saquemos la conclusión de que «todos los jóvenes» participan. Recuerdo mi residencia en Rentería por los convulsos 1975-1980. Media docena de jóvenes cortaban la N-1, entonces pasaba por el centro de la población, paraban un camión, lo prendían fuego y se armaba la de San Quintín mientras la gente seguía tomándose la cervecita en la terraza correspondiente. En otras partes de España había más paro juvenil y no ocurrían esas cosas.

  3. En efecto, la dinámica callejera siempre ha sido así, pero no solo en el caso de las manifestaciones juveniles: por lo general las manifestaciones siempre son minoritarias si nos atenemos al padrón. Pero mi valoración tendía más a un punto de vista cualitativo que cuantitativo. Gracias por el comentario.

  4. Son distintos momentos, pero ninguno deberíamos olvidar que «el Cojo Manteca» no era estudiante…. y se convirtió en icono de las protestas estudiantiles… y de otro tipo.
    ¿Razones? No sé, pero cuando los tribunales dicen que una pelea en Altsasu es delito de odio y un grupo de whatsapp que pide «fusilar a 26 millones de hijos de puta» no lo es… a lo mejor la pancarta (y el Cojo Manteca) tienen razón. Cuando se puede decir en público que los judíos no sé qué y un rapero (¿estúpido?, quizás) está en la cárcel, quizás la pancarta (y el Cojo Manteca) tienen razón.
    Un saludo

  5. Creo que este tipo de valoraciones cualitativas es muy importante para evaluar acontecimientos como los que mencionan, pues ayuda a perfilar mejor la discusión. Y, desde mi punto de vista, de eso se trata: de debatir para intentar comprender, en una larga sesión de pensamiento colectivo. Gracias por el comentario.

  6. Gracias por citarme en el post. Hay que seguir dialogando sobre este asunto actual relacionado con la población juvenil…

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