Durante mucho tiempo me he despertado muy temprano ansiando estar en otra ciudad más cosmopolita, pensando que allí la vida me sería más propicia; o que con otra mujer, apenas entrevista en un bar mientras tomaba un café, mi erotismo se desbordaría; o también que dentro del libro intonso, recién comprado por muy recomendado, encontraría la sabiduría definitiva; que, en fin, bajo las palmeras de la playa caribeña que se veían en una fotografía, alcanzaría la felicidad verdadera.
Pero luego me he dado cuenta de que siguiendo estas imágenes se camina como un fantasma por la ciudad propia, que se olvida el color de los ojos de quien amamos, de que leemos como si corriéramos una prueba de cien metros y, por fin, que confiamos más en un fotolito que en el paisaje y el paisanaje que tenemos por delante. Nada de todo esto ocurriría si, en nuestra infancia, no nos hubieran hablado del Paraíso y de la Tierra Prometida , si no hubiéramos escuchado hasta el aburrimiento todos los lugares comunes que diluyen siempre el presente vivo en un pasado mítico o en un futuro mitificado ,y la aventura de cada uno y de cada una entre el supuesto origen y el destino irremediable de un pueblo o de una charca. Pero como ya es tarde para desprendernos de tanta morralla ( que sabemos que es, por otro lado, malgré-nous!, una de las condiciones de nuestra socialidad ) ¿ no podríamos, al menos, aprovecharnos de ella para ver las otras ciudades ocultas en nuestra ciudad cotidiana?, ¿ para intentar adivinar un incipiente beso en la persona amada? , ¿ para volver a leer despacio aquel libro que tanto nos gustó, o para, por fin, descubrir una vereda nueva en ese parque por el que pasamos insomnes todas las mañanas? |
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INTERMEZZO MEDITERRANEO
Cuando llego al Restaurante Itanos, Kostas me está esperando tomándose un ouzo –lo detecto de lejos por su color blanquecino. Le acompaña el comisario siciliano Salvo Montalbano –cincuentón avanzado, ya en “la edad de la duda”–, que ha venido a visitar a su colega y degusta un contundente y transparente raki. Me siento y, para ponerme a la altura de las circunstancias, me sumo al ouzo. Decidimos, de entrada, hacer del italiano nuestra lengua franca frente al inglés omnipresente.
Kostas pide la cena: ensalada cretense, tomates rellenos, pescado del día, souvlaki y yogur con sandía, todo regado con vino muy frío de Toplos. Me dice que Montalbano y él están por crear un a modo de frente mediterráneo –“Mare Nostrum” le llama– para combatir el avance universal y global de la cultura anglosajona. Pues, añade, todo el error de la superación de la ya casi olvidada crisis económica ha consistido en haber intentado volvernos yanquis o, aún peor, godos protestantes, abandonando los valores mediterráneos.
Kostas se da un respiro para comprobar el relleno de sus tomates, y Montalbano, terminándose de un trago el raki –¡vaya escalofrío!– le toma el relevo discursivo: Nosotros, los mediterráneos, dice, jamás podremos poner el trabajo por encima de la vida –eso que llaman la productividad–, como tampoco seremos capaces de renunciar a la buena comida y a la mejor bebida para pasarnos al fast-food y a las dietas maniaco-compulsivas. Y desde luego, añade abriendo los ojos ante la soberbia dorada que le acaban de poner delante, siempre desearemos un sexo romántico y, sin embargo, muy lujurioso, sin conformarnos con alternativas pseudo-pornográficas por mucho que se paseen en vivo en mini-shorts o camisetas muy ceñidas.
Asiente Kostas mordisqueando con delectación su souvlaki y yo no dejo de sentirme muy identificado con todo lo que he oído, mientras una suave brisa egea evapora de mi frente el leve sudor de los veintitantos grados.
Justo al lado, entre terrazas repletas , se oyen los correteos alegres de los niños y muchas risas. En medio de esta pequeña plaza hay esta noche un mercadillo de artesanía y, entre las tibias luces que lo iluminan, se atisban perfiles griegos, venecianos y judíos. Y también los cuerpos espigados de un grupo de libios que ofrecen pulseras multicolores y máscaras alargadas de madera pintada.
Levanta de pronto la copa Montalbano y pide un brindis por Pepe Carvalho –“ese maestro de nosotros todos”–, que, si viviera, se sumaría sin duda a este «Mare Nostrum». Y yo levanto mi copa de vino de Toplos con el firme propósito, además, de visitar mañana con mis chicas (madre e hija: ¿cómo se puede querer a dos mujeres a la vez?) el monasterio del mismo nombre antes de ir a echar la siesta entre tamarindos en la deliciosa playa de Chionas (donde, por cierto, me dicen a coro mis dos amigos, hacen una sopa de pescado –kakavia– de chuparse los dedos
La burguesía vasca y el «palurdismo baserritarra»
Como era de esperar, mi columna anterior- » El indiscreto encanto de la burguesía vasca» – ha provocado reacciones varias ,mayormente vía email, cumplimentandose así el feed-back de aquel principio que en boca de Stendhal decía :» No basta con apuntar, hay que disparar «- relativo , por supuesto, a la escritura.
Y matizo esto último porque eso que llaman «la actualidad» nos
lleva estos días a lo político-militar mostrando no ya un desconocimiento absoluto del lejano Sun-zi y su Arte de la Guerra sino del más próximo y latino «Vae victis!» que proclama un contundente «¡Ay de los vencidos!»
Y acaso pueda relacionarse esta incultura básica y popular con aquella mención a lo tosco y aldeano de la burguesía vasca – que no era apreciación propia sino ajena. Una incultura por otro lado culposa y que, como tal, no deja de emerger una y otra vez en pretenciosas instituciones y proyectos con acrónimos en inglés o en la proliferación de aristocráticas Academias de eusquérico nombre que simulan a la más famosa y sueca de los Premios Nobel.
En fin, que con una combinación así no saldremos nunca de ese «palurdismo baserritarra » – que nada tiene que ver con la cultura del caserío sino con su simplificación largamente interesada – un aldeanismo ctónico que diría un Ortíz-Oses , que desde los think tanks bien pagados evita que se afronte de verdad lo que está pasando: un profundo cambio social en esta gran connurbación en la que estamos viviendo.
Un cambio que sólo será asumido y asumible en la medida en que sea autoconsciente y en el que, consecuentemente, la educación- y sobre todo la educación pública- ofrezca las herramientas críticas necesarias y potencie las capacidades individuales y colectivas.
Un cambio, al cabo, que no deja de ser soslayado, incluso estúpidamente negado, por quienes yendo de aladides de la innovación no son sino flautistas de Hamelin – como decía hace poco en una columna amiga Iñaki Murua- que, perdiéndose en la tecnocracia de los labeles de calidad , reproducen la división internacional del trabajo como si , además, fuera la panacea vernácula.
Así que ¿ tosca burguesía vasca? Ustedes mismos …
El indiscreto encanto de la burguesía vasca
A la vuelta del viaje a Berlín, en el que me quedé sorprendido por la cantidad de gente mayor que vi trabajando (y que por aquí se habría jubilado hace años), me he encontrado con una polémica que puede tener cierta relación.
Así, algunos empresarios se han quejado públicamente de que el sistema educativo vigente no se adecúa a las necesidades de las empresas y que, además, la mayor parte de los jóvenes que se inician en el trabajo que les ofrecen no muestra ningún entusiasmo.
Por supuesto, los empresarios pueden opinar lo que quieran, pero , tras casi cuarenta años como profesor universitario ,puedo afirmar que el paradigma en que se basan las afirmaciones anteriores es un poco anticuado, algo así como de finales del siglo XIX,periodo en el que los Estados debieron hacer un gigantesco esfuerzo de adaptación de las grandes masas de población ( con la creación , por ejemplo, de la enseñanza primaria obligatoria) a la incipiente pero muy dinámica industria. Pero hoy en día, basta con asomarse a internet para darse cuenta de que el paradigma educativo ha cambiado ( como la sociedad , of course) y que de lo que se trata es de combinar las cualidades de cada persona ( y en esto a veces padres y madres patinan , pues piensa que les va a salir un Messi o una Madame Curie) con un puesto de trabajo en el que pueda desarrollar sus capacidades y además disfrute de ello. Con lo cual queda , así mismo, resuelta la respuesta a la cuestión del escaso entusiasmo.
Pero, en fin , la burguesía vasca parece no haber cambiado mucho. Ya en su momento historiadores como Manuel Tuñón de Lara demostraron cuan tosca y aldeana era, siempre haciendo la cuenta de la vieja del pan para hoy y hambre para mañana: les costó veinticinco años darse cuenta de que aquel mineral de hierro que exportaban a mansalva tras haber conseguido la abolición foral, podían tratarlo in situ y fomentar una nueva industria basada en el acero y la construcción naval.
Lo curioso de esta queja empresarial, además, es que ha salido a la luz pública en el mismo momento en que el Gobierno Vasco ha mostrado su decidida actitud por fomentar la Formación Profesional incluyendo además, » un toque de género» al hacer un llamamiento particular a las jóvenes….Pero este es tema de otro cantar porque apunta a un específico modelo socio-económico de país… Como la cuestión de la tercera edad activa propiciada por frau Merkel que comentaba al principio…
La música de los años que (algunxs) vivimos ( un poco) peligrosamente
«Smoke on the water» es quizás el más conocido de los temas del grupo británico Deep Purple. En su letra se narran los comienzos del grupo y las dificultades para grabar su primer vinilo : ellos contaron con la ayuda de Franz Zappa & The Mothers of Invention, y de los Rolling Stones, lo cual no era moco de pavo.
De este tema hay muchas versiones, pero las más distanciadas en el tiempo son una de 1973 de su gira americana (1) y otra en la Arena de Verona, en 2014 acompañados de orquesta (2). De una a la otra se mantiene la voz vigorosa de Ian Gillan aunque su aspecto ha cambiado rotundamente y de aquel melenudo con barba florida hoy queda un fornido sesentón avanzado.
Para quienes a finales de los años setenta escuchábamos canciones como ésta su significado era más proteico que el meramente musical. Pues con ella – con todas aquellas- nos sentíamos inundados de una frescura naciente en la que sin mucho orden, quizá con bastante desorden, se mezclaba el «sex, drugs and rock´roll » con todas las variantes de comunismo discrepantes desde el espatarquismo hasta el trotskismo pasando por el maoísmo y , por supuesto, el nacionalismo en sus diferentes variables: todo servía para combatir la murria sangrante de aquel franquismo tan decadente como asesino.
La música ,así, nos puso en contacto con el mundo y con nuevos valores y maneras de vivir , asistiéndonos también en la resistencia y en el resistencialismo ,bajo la nómina de la Revolución. Por todo ello, y a pesar de que la Transición fue una Reforma y su derivación una Democracia ( burguesa), un mensaje ha quedado grabado en el fondo de muchos corazones : «lo importante no fue lo que nosotros hicimos por la Revolución sino lo que la Revolución hizo por nosotros…», incluso en la música que escuchábamos y que algunxs seguimos escuchando, cuarenta años después…
(1) https://www.youtube.com/watch?v=OBcJfLVvS-o
(2) https://www.youtube.com/watch?v=_rSrrgwYGjo&index=10&list=PLtQGRstBTL1KRLjrC2xpiWajsrkm-8kVP&t=0s
¿Feminismo político?
Chicago, 8 de marzo de 2018
He recibido un sugerente artículo (1) escrito por dos conocidas colegas en el que se habla de las perspectivas abiertas por la exitosa jornada feminista del pasado 8 de marzo.
He respondido a vuelta de correo felicitándolas y añadiendo dos temas que, me parece, en algún momento se habrán de abordar: la definición de mujer a la vista del género y no del sexo , y la pregunta por el rol de los varones » concienciados» en este proceso.
Pero aún así , la postulación explícita del artículo de convertir el malestar cotidiano en articulación política me ha sorprendido a pesar de que las autoras han tomado muchas e incluso delicadas precauciones .
Pues esta orientación puede tener el inconveniente colateral de que , al menos hasta ahora, la política y en mayor medida la supuestamente tangencial o alternativa, ha contribuido más bien a abducir la capacidad de cambio de los movimientos sociales, desviándolos hacia la generación de plusvalías insólitas: así la politización del movimiento estudiantil y juvenil del mayo del 68 , la radicalización del movimiento obrero durante los años setenta con el fin de debilitar al PCE y fortalecer a un emergente PSOE o , más recientemente, la resolución partidista del 15- M.
Y , al respecto, no estaría de más recordar que frente a la politización del malestar cotidiano siempre existe la posibilidad de manifestar cotidianamente el malestar de una política enrrocada y autosatisfecha …y hacerlo fomentando desde la escuela una base crítica con una perspectiva estratégica y no meramente táctica, algo que también aparece esbozado en el artículo mencionado.
Pero para ello habría que suscribir acaso más explícitamente esa pauta micro-física del poder que propuso en muchas de sus obras Michel Foucault, siendo como es la escuela uno de los lugares claves de la reproducción social.
(1) http://www.pikaramagazine.com/2018/04/8m_politizar_el_malestar/
Biclicletas rigurosamente vigiladas
Unter den Linden ( Berlín)
Por la gran avenida de Unter den Linden las bicicletas circulan por los carril- bici rigurosamente vigiladas. Se respetan los pasos de cebra milimétricamente y a ningún conductor se le ocurre hacer sonar el claxon salvo peligro grave e inminente.
Dice E.T Hall en su célebre obra La dimensión oculta, que en la cultura alemana se muestra un gran aprecio por el espacio personal generando una rígida proxemia, a diferencia por ejemplo de lo que ocurre en las culturas mediterráneas que lo son del amontonamiento. El problema , quizás ,haya surgido siempre que esa pauta socio-cultural se ha politizado y ha recurrido a las armas para su consecución inmediata.
Pero aún así estos comportamientos tan » cívicos » y ordenados llegan a hacerse extraños al viajero meridional, sobre todo si procede de una ciudad en la que a pesar de haber tenido » el mejor alcalde del mundo» puede llegar a conseguir también el título de «el peor teniente de alcalde de movilidad del mundo » a la vista de la contaminación de ciclistas que invaden aceras y zonas peatonales ante la indiferencia sonriente de la policía municipal .
Al parecer un juez ya ha puesto una primera y generosa multa ( 7.692 euros ) a uno de estos ciclistas desalmados, así que, por lo menos en este ámbito, debe funcionar la separación de poderes.
Pero la imagen de un bicicletero con casco,rodilleras y pinganillo circulando a toda pastilla por la acera en Unter den Linden hubiera sido foto de portada en Die Welt…por lo exótico del acontecimiento…
BERLINALE 4: Breves meditaciones reactivas y paradójicas ante las tumbas de los Hohenzoller
Ayer estuvimos visitando la cripta de la Catedral de Berlín, en la que se agolpan los féretros de la familia Hohenzoller en una sucesión obsesiva de Federicos y Guillermos. Y por la tarde, en el hotel, escribí estas líneas, sin saber muy bien porqué:
«Ya sé que admitir el tiempo cronológico es admitir ese “ser-para-la-muerte” heideggeriano.Y que lo más puro, como un animal cualquiera , sería abjurar de nuestra capacidad de abstracción y sobrevivir a la caza de la ocasión, del kairós, utilizando las vías de escape al uso, bien por un «camino interno» – como la meditación, el deporte o el arte- o bien por una implosión generada desde el exterior- del alcohol hasta el LSD, pasando por la hiperactividad guerrera…en cualquier guerra. Además, teorías científicas y éticas, no faltan a la hora de legitimar estas opciones que, últimamente, se resumen a sí mismas en un narcisismo muy operativo y ya muy comercializado.
Pero la negación de la capacidad de abstracción por cualquier vía no responde sino a una sumisión directa o indirecta a la naturaleza y, correspondientemente a la consideración de la sociedad como una forma más de la naturaleza, es decir, a su jerarquía: esto es evidente en todas las visiones del ser humano de matriz oriental que en desorientada traducción han servido en nuestros lares para desengancharse supuestamente de la presión individual y colectiva ejercida por el poder occidental,y , al cabo, para someterse a un poder todavía mayor y más arbitrario, carente de cualquier control garantista…
Pues , en efecto, dejarse llevar con docilidad de la mano del acontecer, es mucho más fácil y sencillo que pretender ir a algún nuevo lugar asumiendo además la caducidad del viaje. De manera que la conciencia de la muerte puede llegar a ser paradójicamente una plena conciencia de la vida…»
Leído lo cual a un colega turista de ciertas ínfulas eruditas pero que va de rapidillo, me ha dicho: » Vamos, Peli, que tú también te apuntas a lo de < a follar, a follar…que el mundo se va a acabar> …». Y yo: » Bueno, no exactamente…»
BERLINALE 3: La II República y Weimar
Nada hay más desprestigiado en los libros de Historia , en las páginas web y en las charlas de los guías turísticos de Berlín que la República de Weimar que entre 1918 y 1933 recogió la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial y acogió los primeros signos del nacional-socialismo .
Tildada de » República sin repúblicanos» por el supuesto carácter monárquico cuando no imperial alemán, o «República débil» argumentando la inarticulación de la cultura alemana con la civilización occidental; o, incluso, «República imposible » intentando mostrar la incompatibilidad del feudalismo agregacionista prusiano con el centralismo federal…
Y todo esto acaso por no aceptar que se había perdido la Gran Guerra, aceptacion de necesidad imperiosa para la reconstrucción según indicó Max Weber poco antes de morir, y por anhelar una revancha probablemente muy sentida que devolviera las tierras ocupadas y revirtiera las multas millonarias impuestas ,bajo la égida de un nuevo emperador …
Y este repaso rápido y esquemático se me ha ocurrido hoy, 14 de abril, aniversario de la proclamación de la II República Española, mientras nuestro guía nos enseñaba el parking anodino bajo el que sin indicación alguna se oculta el bunker donde se suicidaron Adolf Hitler y Eva Braun… ¿ Fue también aquella II República una República sin republicanos, débil, imposible …?
LAS VÍCTIMAS Y LOS «VICTIMARIOS»
La cita de Ernst Jünger con que finalizaba mi anterior columna ha provocado algunos comentarios polémicos tanto por su autor como por su contenido.
Sobre el autor poco más de lo mucho que ya se ha dicho se puede decir: a pesar de sus ambigüedades Jünger fue un pensador de la importancia de Nietzsche o de Heidegger por no citar al mismo Hegel.
En cuanto a la cita ,ha molestado su glosa y sobre todo este comentario: » Y no sólo el dolor de las víctimas, sino también el de los asimilados por defecto a los victimarios». Y supongo que ha molestado por el eco que puede suscitar por aquí .
Recuerdo al respecto que, en los años de plomo cuando nadie se solidarizaba contra el » todo es ETA», al comienzo de una visita institucional a un cargo del PP, se nos sugirió que los escoltas fueran a determinado bar a tomar un café …Y cuando se evidenció que no teníamos escolta, las miradas que recibimos nos colocaron inmediatamente y por defecto en el «eje del mal»…
Y es que de las víctimas se habla y se ha hablado mucho- y con razón- pero no haber sido víctima no implica haber sido victimario por defecto y sometido a una supuesta «omertá» que simplemente era una apuesta por la mera supervivencia.
Tener en cuenta lo anterior puede llegar a ser importante para retornar a la convivencia sin dejarse llevar por peticiones demasiado urgentes o por ficciones pretendidamente realistas que, por su exceso e intención ,acaban volviéndose convencionalmente esquemáticas .
Pues aquí nunca nadie ha tenido el monopolio del dolor por mucho que en algunos casos haya sido más explícito…Ni aquí ni en el «aquí-que-ahora-me -rodea» que es Berlín…