Confirmando una vez más las teorías de Pavlov sobre las campanillas y los jugos gástricos de los cánidos, el Partido Popular ha puesto el grito en el cielo de Brunete a cuenta de la emisión en TVE de 14 de abril. La República. Un tal Ramón Moreno, diputado por Zaragoza y representante de la formación gaviotil en el consejo de administración del ente público español amenaza con ponerle las peras al cuarto al mandamás televisivo Alberto Oliart por la “caspa revisionista y el formol monotemático” que destila la serie. Añade en su blog el ofuscado culiparlante que el producto audiovisual pretende reabrir heridas, recrear la Historia a gusto del mensajero con un indudable sesgo monocolor y media docena de topicazos más. Es obvio que el gachó no ha visto más que un trailer o, como mucho, trozos aleatorios mientras hacía zapping durante los anuncios de Intereconomía TV.
Los malos, los anarquistas
A diferencia de él, gracias a la fantástica web de RTVE, yo sí me he tragado enteritos los dos capítulos de la telenovela que se han emitido hasta ahora. Doctores tiene la ciencia catódica, dejaré a mi compañera Estefanía Jiménez un despiece más enjundioso y autorizado, pero si algo se puede decir de ese par de episodios, es que pierden azúcar por todas las costuras. La cosa no va, como presume Moreno, de rojos beatíficos y derechosos despiadados. Para empezar, la trama se centra en una familia de terratenientes de muy buen rollito que tratan de nadar y guardar la ropa en medio de las turbulencias. Hay, cierto es, una socialista idílica, trasunto de Clara Campoamor, pero para compensar, los malos de verdad son un policía corrupto y, cómo no, un anarquista que azuza a los ignorantes jornaleros a atentar contra la propiedad privada de sus paternalistas señoritos. Si alguien se puede quejar es la CNT. Hasta el militarote golpista, encarnado por un actor que es la viva imagen del Aznar de hace quince años, aparece retratado con mayor nobleza de corazón que el ácrata, que encima le pone los cuernos a la íntegra socialista con una cabaretera que -me juego el cuello- pronto se revelará como una agente a sueldo de Moscú.
Un pastelón bienintencionado que se deja ver, con factura solvente e interpretaciones más que correctas. No hay más pies que buscarle a este gato. Pero claro, lleva por título La República, expresión maldita todavía ochenta años después para quienes no se avergüenzan en aparecer como herederos de los que la derribaron. Ahí le duele al Partido Popular, que se sospecha continuación de la CEDA.
Poco han tardado, Javi, en intentar ver lo que no hay en una serie que, como tú dices, más tiene que ver con la novela romántica que con la reconstrucción histórica. La recreación de la época es sobresaliente, y la ambientación, el vestuario y la caracterización de los personajes dejan a la altura del cartón piedra a otras producciones con ínfulas. Pero hasta ahí.
De momento, la trama ni explica, ni ataca ni defiende, ni a republicanos ni a golpistas, ni a rojos ni a uniformados de verde militar; es más, yo diría que se sitúa en una tibia equidistancia. Lo que realmente importa, y se lleva no sólo la mayoría del metraje sino todo el peso dramático es un nada sutil cuadrado amoroso que probablemente dé mucho juego… y poco más.
Más me preocuparía dejar en manos de la ficción la reinterpretación de la historia más reciente, que este recurso a una época que en el s.XXI ya resulta hasta exótica. Y que se ajusta como un guante a la historia eterna del chico-quiere-a-chica pero se casa con otra, o el rico-de-buen-corazón que se enfrenta a su familia. Nada que no se haya visto en cualquier culebrón que se precie.
Más peligrosos me parecen los prejucios de género, la mercantilización de la sexualidad, la infantilización de la audiencia, los lugares comunes, el maniqueísmo informativo o la espectacularización de la actualidad. Así que podrían ir cambiando el foco quienes ven fantasmas donde sólo hay tela.
Un abrazo, compañero.
Para vivir simplemente que con orden en una república -y más aún en España- es imrescindible que la ciudadanía tenga un mínimo de cultura, civismo, honradez, etc de lo contrario se convierte en un caos y en una dictadura del terror, ver las experiencias anteriores e incluso la francesa con su Robespierre (antecesor del Rubalgal actual) la que hubo de ser salvada por Napoleon (ejército) Con la democracia en Egipto, Tunez, etc ocurre lo mismo, la Democracia se alcanza, no puede ser impuesta.
Jo chachi. Y yo que pensaba que era sobre La Republica de Platon. No hay tu tía.
Gobierno del psoe (haber cuando quitan la o) y seguimos con la tele-educación para bobos que como no han llegado nunca en el sistema educativo a los temas del siglo xx en España, pues tenemos a la generacion de los 70 y 80 sin saber lo que fue la dictadura fascista. Pero tranquilos, tenemos la tele para bobos (series de television con trasfondo historico: esta y Cuéntame, etc) y para entretener al personal con productos televisivos y debates a huevo para el supuesto contrario político. Porque a veces no se sabe si son opuestos o tienen mas puntos de convergencia. Todo muy bien cocinado y puesto en el plato. Ala, mas cocidito, que la prole necesita sopa boba. Asi se va fraguando la memoria historica.